Capítulo 26

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El público no dejaba de gritar, frenético ante la imagen de Marc arrodillado frete a Summer, quien lo contemplaba con lágrimas en los ojos. Por un momento, temí que su respuesta fuera negativa. Sin embargo, al cabo de unos segundos vi cómo se posicionaba a su altura y dejaba que él le pusiera el anillo en el dedo.

Seguían en el centro del escenario cuando comenzaron a besarse. Decidí apartar la mirada y divisé a Abby en un rincón. Estaba observando la escena con evidente fascinación, totalmente embelesada por el momento. Emma yacía medio dormida su silla de paseo. Seguía sin entender como conseguía conciliar el sueño con tanto ruido a su alrededor. Se notaba que era hija de músicos.

No pude evitar desplazarme en su dirección y agacharme a la altura de la pequeña. Le acaricié la mejilla con sumo cuidado, ganándome una sonrisa por su parte y leyendo la palabra "enana" en sus labios cuando habló. 

Al alzar la mirada, vi como Abby me dedicaba un gesto con el mentón, instándome a que la siguiera en dirección a la zona de los camerinos.

— Es la propuesta de matrimonio más bonita que he presenciado en la vida — masculló cuando estuvimos a solas y lejos del ruido del concierto. Sus ojos azules estaban encharcados en lágrimas de emoción.

—Sí — contesté en tono ausente. 

Las palabras de Ben seguían frescas en mi mente. 

Siento que tú podrías ser ella. La indicada. 

Solté un bufido de exasperación y me crucé de brazos, cansada de tanta palabrería.

—¿Estás bien? 

Por un instante creí que sincerarme con Abby sería una buena idea, pero descarté esa posibilidad de inmediato. Era una buena amiga, pero también era parte de la familia Hardwicke. La había involucrado demasiadas veces en esa historia y la había puesto en una situación comprometida.

—Sí — me apresuré a contestar, agachándome de nuevo frente a la silla de paseo de Emma y cogiéndola en brazos —. Solo estoy un poco cansada.

—Pues ya puedes espabilar — dijo con la mirada clavada en su reloj de mano —. Estoy segura de que Summer querrá salir esta noche para celebrar su compromiso.

El sonido de llamada de su móvil interrumpió su discurso. Tras hacerme atender que volvería en un minuto con un gesto de mano, se dirigió a la puerta y abandonó la estancia.

Me dejé caer sobre el sofá con Emma entre los brazos. La pequeña se acomodó sobre mi pecho y cerró los ojos, quedándose dormida a los pocos minutos.

La puerta se abrió de nuevo e intenté ignorar los chispazos en la base de mi vientre al ver de quien se trataba. Mantuve la expresión serena mientras le indicaba a Ben que no hiciera ruido y le señalaba a Emma. Este asintió y se acercó hacia nosotras con una sonrisa repleta de ternura grabada en los labios. Tomó asiento a nuestro lado y se echó el pelo para atrás de forma inconsciente. Se me puso la piel de gallina al sentir el calor que desprendía su cuerpo, su fragancia flotando en el ambiente. 

—No va a despertarse — murmuró, apoyándose en el respaldo del sofá y poniéndose cómodo. Su rodilla rozó la mía y tragué saliva —. Es como Roger en ese aspecto. Puede dormirse en cualquier sitio.

La ternura que transmitía su voz al hablar evidenciaba el amor incondicional que sentía por la pequeña.

—Summer ha dicho que sí — comenté, solo con la intención de menguar la tensión que había comenzado a envolvernos.

— Claro— replicó él tras carraspear —. Están hechos el uno para el otro —. Despegó la espalda del sofá y volteó su cuerpo hacia el mío, apoyando un brazo en el respaldo antes de clavar en mí sus electrizantes pupilas —. Su historia no fue fácil al principio, ¿sabes?

Efectos secundarios [2.5].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora