Capítulo 47

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Summer- sáb. 6 nov. 15.17: Soy Ben. Siento haberme marchado sin avisar. Ha surgido un problema y necesitaba regresar a Londres cuanto antes. Me he quedado sin batería, pero prometo llamarte en cuanto encuentre la manera de cargar el móvil.

Releí el mensaje por enésima vez antes de guardar el dispositivo en el bolsillo de mis pantalones. Había llamado a Summer sin éxito. También lo había intentado con Mia y Abby. Ambas habían insistido con que volara a Londres lo antes posible.

Por una parte, quería estar enfadada. De hecho, estaba furiosa por la situación. Sin embargo, a su vez sentía que, si aún no había recibido respuestas, si Ben había abandonado la isla de una forma tan poco propia en él, era porque el contratiempo que había surgido era realmente grave. Todo aquello era muy confuso.

Durante las horas previas, había revisado cualquier medio tradicional y virtual que pudiera haberme brindado una pista acerca de aquello que había ocurrido. Había sido en vano. Fuera lo que fuera, la prensa no se había hecho eco del asunto en cuestión.

Tras cruzar la puerta de "llegadas", me recoloqué la gorra sobre la cabeza y alcé la vista por primera vez. Agradecí que a esas horas hubiera poca gente en el aeropuerto. Lo último que me apetecía era tener un encontronazo con uno de esos pesados periodistas de programas del corazón.

Entonces, lo divisé por el rabillo del ojo. Me observaba desde el extremo opuesto de la sala. Como era de esperar, iba perfectamente peinado y enfundado en su típico traje negro y corbata. La sonrisa en su gesto fue casi impredecible al cerciorarse de que lo había visto. A continuación, levantó la mano en forma de saludo. En ese momento, toda la tensión que había estado acumulando durante horas se apoderó de mis extremidades y corrí a su encuentro, ávida de respuestas.

Me abalancé sobre su cuerpo sin pensarlo demasiado, enroscando los brazos en su cuello y las piernas en sus caderas.

— Maldita sea, Gala — se quejó, tenso como un palo y dejando las formalidades de lado —. Me vas a arrugar el uniforme.

—No quiero escuchar ni una palabra, Bestie —. Además —. Me separé de su cuerpo y agradecí que me ayudara a tenderme en pie. Mi nivel de nerviosismo había logrado que un temblor desconcertante se hubiera adueñado de mis piernas — tendrías que agradecerme que esta vez no esté mojada.

Intenté disimular mi estado de ánimo rememorando aquella vez que había hecho lo mismo en la piscina de casa de Ben en Los Ángeles. Al recordar la escena de meses atrás, no pudo disimular la sonrisa. Parecía que había pasado una eternidad desde entonces, pero solo habían sido un par de meses.

—Eres peor que un grano en el culo — respondió finalmente, disfrazando su expresión de resignación.

—Pero has venido a por mí a las tantas de la noche —. Le saqué la lengua y tiré de las puntas de mi pelo, incapaz de frenar el impulso —. Eso solo quiere decir que me quieres —. Negó con la cabeza y alzó la mirada momentáneamente al cielo. Al enfrentarme de nuevo, su atención se centró en mi pelo y lo solté de forma apresurada —. Me vas a decir ahora mismo que demonios está pasando.

Me crucé de brazos para enfatizar que no me podía negar aquello. No me lo debía. Peter no me debía nada. Pero sentía que me estaba ahogando y la única forma de respirar ere obtener una respuesta.

—He venido a buscarte cumpliendo órdenes— contestó entrecerrando los ojos. No me pasó por alto la burla que adornó sus facciones y le propiné un golpe juguetón en el brazo.

—No te he ordenado que vinieras, te lo he pedido por favor.

—Sí, pero mi jefe no. Él me lo ha ordenado.

Efectos secundarios [2.5].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora