Bárbara en medios gráficos.
Los pisos de la residencia iban así: las plantas par son de chicas y las impares de chicos, salvo la planta uno, donde había sitios como salas comunes, baños, cafetería, biblioteca... La cero era la que estábamos, zona de aulas y secretaría, donde nos dieron las llaves de nuestra habitación.
Eso solo era la zona norte, por lo que costaba la universidad, obviamente era mucho más grande. Tenía forma cuadrada, era un campus cerrado con jardines alrededor y en su interior, podías perderte allí días si querías.
Mark y yo nos separamos en la planta dos, la mía. La suya era la tres.
- ¿Nos vemos luego? - pregunté.
- Por supuesto.
Me guiñó un ojo y yo sonreí como una tonta. Subió a la tercera planta con sus cosas y yo me encaminé a buscar mi habitación, en los pasillos todas estábamos igual, buscando los números, la diferencia era que yo estaba sola y los demás iban acompañados de sus padres.
Encontré mi habitación, la 649, había muchísimas. Entré empujando la puerta al girar la llave, estaba atascada y tenías que pegar un empujón. Cuando entré, aún no había nadie, mi compañera no había llegado y la habitación estaba sin luz, la única ventana que había estaba con las cortinas puestas.
Sonreí a la nada, viendo dónde dormiría todo el curso. Había una cama en cada esquina, con un armario enfrente y un pequeño escritorio al lado, se parecía a mi habitación: todo de madera y antiguo. El colchón no tenía sábanas, cosa que apunté mentalmente que debía comprar, ya que solo traía un juego de cama del Snoopy.
Cerré la puerta, ahogando el barbullo de la gente en el pasillo y retiré las cortinas, mi ventana daba a unas escaleras de incendios que daban al parking.
- Vida universitaria.
Abrí la ventana y saqué de mi mochila el juego de cama que llevaba, lo puse y también aproveché la mesita de noche para guardar allí mi colonia y desodorante, junto al neceser de la ducha.
Cuando ya puse todo en su sitio, que la verdad es que no era demasiada cosa, me permití tumbarme en mi cama y entonces me di cuenta del póster que tenía en el techo. Una chica dibujada en formato digital, con unas tetas que duplicaban el tamaño de su cabeza y un biquini rojo que solo le tapaba los pezones me devolvía la mirada.
Giré mi cabeza y vi que en el techo de la otra cama no había nada. Igual escoger la cama de la izquierda no había sido la mejor opción.
- Mierda.
Me levanté a toda prisa para cambiarme de cama, pero la puerta se agitó hasta abrirse y entró una chica de pelo rojo.
- Hola. - me dijo sonriente.
- Hola, soy Elisabeth, me puedes llamar Beth.
- Hola Beth, soy Cintia ¿hace mucho que has llegado?
- Un rato, no demasiado ¿eres de primer curso?
- Sí, he echado a mis padres, son demasiado protectores y no me quería arriesgar a que no les gustase mi compañera de habitación ¿tu has venido con los tuyos?
- No, yo he venido con mi mejor amigo.
- Oh, guay.
- ¿Qué estudias?
- Derecho.
De acuerdo, el pequeño detalle de que no me haya preguntado qué estudio me da a entender de que no quiere hablar conmigo. Cojo mi móvil y me vuelvo a tumbar en mi cama mientras ella se sienta a mirar su móvil.
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Los Secretos De Nate
Roman d'amour*contenido +18, corres el peligro de enamorarte de personajes literarios* Si conocieras a Nate, el chico más popular de la universidad y por alguna razón él se interesara por ti ¿qué harías? Elisabeth no tiene una vida demasiado interesante, te aseg...