Me gustaría decir que fue fácil de asimilar, que asumí que era parte de la vida y que acabé por estar bien.
Desgraciadamente no fue así.
Era incapaz de estar contenta, quería llorar a todas horas. Ya no iba al gimnasio por las mañanas, ya no le veía por el campus, Bárbara preguntaba por él y yo simplemente me encogía de hombros. Su coche dejó de aparecer en el parking y siempre estaba buscándole, donde fuese, buscaba esos ojos verdes.
No me separaba apenas de la sudadera que me había dado esa última noche, era gris oscura, con capucha y tenía algo escrito en ella, junto con algunas florituras en las letras. Me venía enorme y solía usarla de pijama aunque la llevaba siempre puesta en el tren cuando iba a casa.
Pasó un mes hasta que pude volver a hacer vida normal, ya me sentía mejor, aunque la pregunta de mi hermano cada vez que le veía era como un puñal en mi corazón.
- ¿Ya te has enamorado de Nate?
- No. - contestaba siempre, sangrando por dentro.
Pero era mejor verle a él cada fin de semana, era mejor saber que yo estaba siempre allí.
Mis notas llegaron poco a poco, sacaba todo con notas envidiables, era de las mejores de la clase. Noa ya no estaba, no sabía nadie donde estabs y yo no quise preguntar. Me enamoré del móvil que Bárbara me había prestado, igual que Isaac, quien no paraba de recordarme que si me compraba otro este se iría a la basura. Me estaba replanteando el quedármelo, Bárbara ya me había dicho que si no lo usaba ya podía tirarlo, no lo quería para nada, pero me daba tanta pena... Además, estaría tirando un móvil para tener uno peor.
Pasaron unos dos meses y al fin hubo dos semanas de vacaciones. Los trabajos de la universidad estaban empezando a ser el pan de cada día, nos estaban llenando los dias y las tardes, por lo que me fue imposible coger un trabajo de tardes, ya tenía ocupados los fines de semana, no había tantas horas en el día.
Ya estaba de nuevo en el tren, camino de casa. Me gustaba poder alejarme de los cuchicheos del campus, porque obviamente cuando la gente dejó de verme con Nate empezaron de nuevo las suposiciones. Llevaba su sudadera puesta mientras escribía en una libreta mi hirario de estas vacaciones. Trabajaba la mayoría de días, pero los que tenía libres debía adelantar cosas, no iba mal en lad clases, pero podía ir mejor.
En un momento me pareció que alguien me observaba. Bajé los pies del asiento de delante por si alguien quería sentarse, aunque casi todo estaba libre. Seguí con mis cosas hasta que llegué a mi parada. Guardé todo y llegué a mi casa con una sonrisa, todo estaba como siempre. Biancs salió de la habitación de mi madre para saludarme.
- ¡Hola Beth! Al fin vacaciones. - me dijo dándome un abrazo.
En estos meses había hecho buenas migas con ella, me atrevería a decir que rozaba la amistad.
- Bueno, he de trabajar, pero sí, alejarme de tanta gente estudiando me viene bien.
- Ya me imagino, cuando iba a la universidad eso era un descontrol.
- Lo es ¿dónde está Isaac?
- Durmiendo, quería estar preparado para vuestra noche de maratón de Harry Potter.
Asentí y sonreí, caminando hasta la habitación cerrada de mi hermano. Abrí con sigilo y sonreí la verle dormido encima de una almohada. Me senté en su cama y acaricié su pelo mientras abría los ojos poco a poco de forma parezosa.
- Veo que alguien está preparándose.
- Hola, sí, necesitaba dormir un poco.
- Sigue durmiendo si quieres.
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Los Secretos De Nate
Roman d'amour*contenido +18, corres el peligro de enamorarte de personajes literarios* Si conocieras a Nate, el chico más popular de la universidad y por alguna razón él se interesara por ti ¿qué harías? Elisabeth no tiene una vida demasiado interesante, te aseg...