Después de comer nos fuimos a la habitación de Bárbara a echar la siesta. Mi cerebro estaba frito después de hoy, necesitaba un respiro.
Cuando me desperté ya era de noche y mi amiga seguía durmiendo, no quise despertarla, así que me fui silenciosamente a mi habitación. Caminé con cuidado hasta la puerta y cuando estaba buscando la llave en mi bolsillo una voz hizo que casi me muriera allí mismo.
- Beth.
Di un salto y me giré para ver una figura sentada en el poyete de la ventana.
- Joder Mark, casi me da algo.
Me miró con esos ojos desorbitados y yo me acerqué con cautela.
- ¿Qué haces aquí?
- Han cambiado la cerradura de mi habitación porque mis padres ya no me pagan la residencia.
- Ah.
No sabía qué decirle, no parecía enfadado conmigo, pero tampoco sabía qué hacía aquí.
- ¿Porqué no lo hemos arreglado? - dijo.
Me miró con la expresión relajada. Cuando digo que los hombres no ven las cosas por mucho que las tengan delante de sus narices, es real.
- Porque tú no te has disculpado.
- ¿Una disculpa serviría?
- No, ya que lo dices, no.
- Pues entonces para qué.
Desvío la mirada y volvió la vista al cristal.
- Sería un buen comienzo, pero no voy a decirte cómo tienes que recuperar mi amistad, eso es caer muy bajo, si quisieras recuperarme, ya lo habrías hecho, así que.
- No quiero recuperar tu amistad.
- Pues gracias por avisarme, me voy a dormir, que ya es tarde.
Me giré para irme, pero su mano me cogió de la muñeca que por su culpa me hice daño. Había olvidado ese detalle tan importante.
- No te vayas, deja que me explique.
- No creo que nada de lo que digas cambie algo.
- Hablé con mi madre ¿sabes qué me dijo?
- ¿Qué?
Me soté de su agarre y di un paso atrás, escuchándole.
- Que me hiciera un favor a mi mismo y me enamorase de ti.
Cassidy, de verdad, no es el momento para darle esas ideas a su hijo.
- Vaya ¿qué le dijiste?
- Que tu ya estabas enamorada de otro.
Enamorada. Una palabra demasiado fuerte para mí y que no sé si en algún momento podré pronunciasela a alguien y que sea verdad.
- Y qué te dijo.
- Que si tenías un anillo en el dedo.
Solté una carcajada y negué con la cabeza, no quería tener que rechazar a Mark. Dos meses atrás, estaría saltando de alegría con sus palabras, pero ahora me daban pánico que estuviera intentando algo conmigo.
Yo ya no le quería de forma romántica, después de humillarme y tirarme por las escaleras, es normal que sintiera de todo por él menos simpatía.
- Deberías irte a casa.
- No quiero ir para que me recuerden el desastre que soy.
- Sus críticas no deben afectarte, mírate al espejo y mejora tu vida.
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Los Secretos De Nate
Roman d'amour*contenido +18, corres el peligro de enamorarte de personajes literarios* Si conocieras a Nate, el chico más popular de la universidad y por alguna razón él se interesara por ti ¿qué harías? Elisabeth no tiene una vida demasiado interesante, te aseg...