Bueno, al menos ya tenía mi respuesta, ya sabía lo que él quería y la realidad. No iba a ser su esposa, ni ahora ni nunca.
Los guardias me llevaron hasta una habitación, donde al fin me soltaron.
- Qué daño. - me quejé.
- El príncipe nos ha dicho que ahora viene, espere aquí.
- Ya no quiero verle.
Quise salir, pero me cerraron la puerta en la cara y gruñí ¿por qué siempre tenían que hacerlo a su manera?
Me giré para ver dónde me habían metido, al menos no hacía frío. Había una espécie de lámpara hecha con luces de navidad que iban des del centro de la sala hasta las paredes, donde descendían hasta el suelo, dejando un aire romántico. El centro estaba despejado, pero en los laterales había un par de mesas con sillas. Caminé por el salón bajo la luz de las luces y dejé el papel de mi invitación en una de las mesas. Mi móvil se mantenía embutido en mi sujetador.
Una música de fondo empezó a sonar, no reconocía la canción y las voces de gente chillando y aplaudiendo sonó. Apreté los labios y conseguí no llorar. Aunque dolía muchísimo.
Poco después la puerta se abrió, pero yo no me giré a mirar, ya sabía que era él. Me quedé mirando el fondo de la sala hasta que noté su mano acariciar mi hombro.
- No me toques. - pedí.
- ¿Por qué?
- Eres un hombre casado, no me toques.
- Los dos sabemos que en esta boda la novia deberías haber sido tú.
Me giré a encararle y sus ojos brillaron al verme. Cerré mi puño y le pegué en el pecho.
- Cabron.
- Lo siento, lo entenderás algún día.
- ¿Entenderlo? Joder...
- Pronto, lo juro.
- ¿Otra vez con tus mierdas? Podrías ser sincero, en serio, nadie se va a morir.
- ¿Bailas conmigo?
- ¿Qué?
Su mano desapareció en su bolsillo y sacó un mando, donde al pulsar un botón, las luces se atenuaron y la música inundó el lugar. Miré a mi alrededor mientras veía cómo todo se transformaba en algo espectacular. Me tendió su mano.
- Tu, yo y el resto del mundo sabemos que la verdadera novia eres tu.
La canción de I wanna be yours inundaba mi cabeza con recuerdos preciosos de nosotros y no me pude negar.
- A mi me hubiera quedado mejor ese vestido.
Él rió mientras me cogía la mano y me acercaba a él, le seguí los pasos todo lo bien que pude mientras me empapaba de él, de su olor, su tacto y sus ojos, solo mirándome a mí.
- No tengo ninguna duda de ello.
Me acercó más a su cuerpo mientras dábamos vueltas por la habitación como en esas películas de princesas. Fue un momento mágico, él y yo, íntimo. Mis dedos se aferraron a su hombro y mi pelo rozó su cuello mientras bailabamos.
- No te olvides de mí. - le pedí.
- Mi amor, eso es totalmente imposible.
Me apartó de él y di dos vueltas sobre mí misma, mi vestido voló en el proceso, volvió a tirar de mí y volví con él.
- No desaparezcas. - seguí pidiendo.
- No lo haré, esto no es un adiós.
- ¿Y qué es? Por que lo parece.
ESTÁS LEYENDO
Los Secretos De Nate
Romantizm*contenido +18, corres el peligro de enamorarte de personajes literarios* Si conocieras a Nate, el chico más popular de la universidad y por alguna razón él se interesara por ti ¿qué harías? Elisabeth no tiene una vida demasiado interesante, te aseg...