◾1◾"Impresiones"

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En la friolenta noche mientras flotan en expresiones tranquilas y ánimos de gozo, una afianzada pareja camina resuelta y abrazada retozando uno contra otro mientras a lo lejos se percibe como lentamente van decayendo los sonidos típicos de las tabernas y alguna que otra algarabía del nocturno pueblerino.

Ambos perdidos entre los límites sobrepasados de una que otra copa durante la duración del novel cortejo, acción por lo visto que no influyó a tomar real conciencia del peligro que supone transitar libremente las tinieblas.

Solo con una cosa en mente, entregarse uno al cuerpo del otro ardiendo en carnal fuego y escondidos de los ojos de la acomodada parentela de la joven.

Mientras se desplazan entre arrumacos y besos robados, un extenso mantón de baches sombríos enmarcan el paisaje a sus costados, y aunque decidieron emprender marcha a paso firme, ya que el destino de fusión no quedaba demasiado alejado, en un momento dado sienten que desde la profundidad del abismo circundante una aura frío y solemne los cautiva a cada paso.

Las manos le sudan al masculino de este impertinente dúo y no sabe si es por la ventolera de la fresca madrugada o por la apreciación de sentirse incapaz de sopesar alguna cuestión que ose invocar a aquellos dichos que en el pueblo se reparten boca a boca.

"No se atreva a exponer ante las aversiones de la noche a su joven amada" habría dicho el tabernero al verlos pasados de copas y resueltos a enfrentar el camino así sin más, sin esperar el carruaje que habría ido a buscar el cochero de la dama unas cuadras abajo.

Es que la espera de tener más de esa delicada piel entre los brazos del rubio zagal se le hacía eterna, así que contra todo pronóstico y en un modo de escapar de lo que digan las malas lenguas habría decidido dejarse llevar por sus más bajos instintos. Aunque percibiéndose como lo hace en este instante, cree que fue una de las únicas veces en que quizás realmente tomó la decisión equivocada.

—¡Qué aversión tu mano querido! ¿Por qué sudas tanto? —cuestiona la joven cautivada por la amielada mirada que le otorga aquel masculino preso del miedo sin dejar de avanzar ni siquiera un metro y aún así logra sacarlo de sus desafortunados pensamientos.

—Es porque te llevo apresada a mi mano querida y al caminar veloz, simplemente me transpiro —responde lo más creíble posible y dándole un sonoro beso al dorso de su mano. Con una sola cosa en mente, aparte de su pavor, poder profanar de una buena vez las barreras impuestas de la joven a la que tanto cuida su familia... Si tan solo se enteraran aquellos que bebieron hasta casi el agua de los floreros de las adornadas mesas, posiblemente no vería más el asome de la luz del día.

Aunque asome es un modo de decir, ya que luz en demasía no se vislumbra por estos opacos lares. Noches escalofriantes para las impresiones de algunos y días demasiados grises para el pleno disfrute de otros.

Entonces retoma nuevamente su andar sintiéndose impúdico y a la vez honesto consigo mismo por prima vez en su vida. Viviendo bajo el mandato de mantener el celibato hasta dar el sí en la capilla y mostrando, ante la sociedad, el exorbitante anillo colocado en el dedo de su querida según sus afamados suegros. Artilugio para el cual deberá trabajar sin desgano alguno, mañana, tarde y noche, si es que quiere conservar la futura moral de la noble familia.

Moral que le importa poco en cuanto observa a esos pecaminosos pechos apresados en el firme corset, resaltando sobre la primera hilera desatada, la turgente y nívea piel que se expone para explorar con sus romas uñas y dientes.

Pero entonces, un efímero ruido lo reclama desde las sombras de un determinado sitio y ni el bello tono de la risa de la dispuesta joven a su lado logra cautivarlo como aquel par de puntos rojos que se difuminan entre las tinieblas propias de la friolera noche.

Quedando pillada la saliva en su garganta, ya que no es la primera vez que se siente observado en diferentes situaciones y a divergentes horas, pero sobre todo cuando recae el cansancio absoluto en la obscuridad de sus últimas horas y cuando apoya finalmente la cabeza en sus aposentos.

Algo que se mete entre sus sueños profanando cada recoveco de sus rememores dormitados y degenerando todo a su inconsciente paso... Percepción que posee de su cuerpo ya que aunque no recuerde en detallado sus ensueños, despierta completamente agitado, sumamente ruborizado y con su miembro doliente de tan erecto.

¿Cuál es la verdadera naturaleza de ese ente obscuro sediento de su todo? ¿Por qué provoca que trague grueso y pierda repentino interés en la esbelta fémina que tiene a su lado?

Un llamado referente a su persona que asoma desde los confines de su obnubilada mente...

El destello incesante de un aroma que percibe pero que no reconoce del todo. Aunque bien podría ser algún tipo de mineral terroso o el mismísimo ocre de los lienzos de notables artistas pero que escasamente conoce.

Entonces se pierde en lo que tratan de dar forma sus orbes, dejándose llevar entre susurros imposibles de interpretar de un dialecto que cree que reconoce y deseando ir más allá de lo que le facilitan sus extremidades inmóviles.

Escucha como nunca antes el retumbe de su sangre en su sistema venoso y el extraño y estruendoso palpitar del órgano sentimental apostado entre medio de sus costillas, junto al reiterado llamado a perecer en la absoluta negrura de sus fauces... Hasta que un agite, veloz en demasía, de su brazo lo devuelve al preciso instante en donde la joven cuestiona visiblemente preocupada.

—¡Te has quedado completamente ido y no me respondías! ¿Acaso sucede algo mi querido Jimin?

Y despejando su mente de otras cosas se recompone aferrando el cuerpo de su joven amante hacia su firme torso. Con la esperanza de sentir aunque sea una efímera chispa de lo que le genera la profundidad de las sombras.

Dejándose llevar por esos labios que saben a gloria ajena y por los eróticos toques de sus pequeños dedos que le resultan exiguo sobre que toma real consciencia del poder de las penumbras sobre su soma...







































¿Por qué no puedo ser yo la que reciba esos mimos?😏🤣

Gracias por leer, votar y comentar🥰

Los amito mucho♥️

"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora