El joven zagal naufraga en el limbo del incrementado libido que lo posesa a comerse de todas formas la boca del hombre bestia. Dejando un reguero de brillosa saliva como residual de la fusión de sus bocas y tratando de respirar, lo menos posible, para no perderse ni un segundo del remedio de la cura de la otra.
Intensa necesidad que se refleja en el vicioso toque que comparten donde no solo se besan sus bocas, sino que recorren con ímpetu todas sus trepidas partes como tratando de guardar cada rudo toque en sus memorias.
Y mientras el deshuesado humano deja que sus pensamientos tomen la dirección que irradia como radiación hacia su candente entre pierna y hacia su ostensible entrada, sensible orificio que se aprieta como un guante a la ardorosa dureza de aquel ser que lo puso en aprietos y del cual se está embebiendo como si nunca antes hubiera conocido del sexo, el no muerto aprovecha para variar la jugada. Dando la vuelta a su cuerpo y apoyándolo en el suelo para luego abrirse camino -nuevamente- mientras el joven rubio gime letras en lenguas extrañas.
Acercándose al abismo de dejarse ser con el otro hasta la cúspide del infinito y entregando el último aliento ante un inminente orgasmo divino.
Y luego de interminables minutos en donde la bestial arremetida de aquel que no muestra el reflejo hizo mella en lo profundo del joven rubio. Cayó como un balde de agua fría hacia la consciencia del mismo, el coexistir aceptando todo aquello a lo que considera que fue arrastrado por la inhumana bestia.
—¡Vete! —grita el humano sofocado y sonrojado hacia la vista que le devuelve el espejo.
Mientras su cuerpo sudado deja a la vista el disfrute y la pasión de los hechos, su cabeza da mil vueltas. Maldiciendo hacia la bestia, hacia su escasa cordura y hacia la poca fuerza de sus desacertadas decisiones. Creyendo erróneo que si cierra con fuerza sus ojos, despertará siendo el mismo Jimin caballeroso de época donde tiene una supuesta prometida y en donde él, haría lo que fuera por ella.
Y maldice al tratar de armar ese falaz cuento en su cabeza y que nada devuelva un sentimiento tan intenso como el darse cuenta de que a sus espaldas sigue aquel que lo marcó de todas formas y maneras.
—¡Vete! ¡Maldita sea! —exasperado vuelve a anunciar sin elevar su cabeza, tratando de buscar algún grado de conexión o cordura entre lo que percibe y las decisiones que debe tomar con presura.
Por otro lado... Mientras el menor de los no muertos, que bufa bajo una bruma de intenso deseo arraigado en lo profundo de su ser, se apoya con todo el peso de su cuerpo sobre el cansino soma del rubio; abre lentamente sus ojos. Encontrándose, nada más ni nada menos, que con su brazo ensangrentado producto de su auto mutilación. Y ahí se da cuenta que en la cúspide de sus clímax, en donde la bestia en su interior exasperada clamaba que tomara todo sin importarle una mierda nada, él pudo controlar la perniciosa situación.
Así que verlo al rubio ahora, todo exasperado luego de haber aceptado esto que les pasa y de que él hubiera velado por no dañarlo más de lo que anteriormente lo dañó, lo pone en un modo de rudimentaria irritación.
—¿Pero qué demonios? ¿A qué mierda estás jugando? —el vampiro eleva la voz en un claro gruñido de no aceptación a sus dichos mientras empieza a sacar su cuerpo de encima del acalorado rubio —¡Tú también querías esto! ¡Ahora no me vengas con tus mierdas! —sentencia en evidencia de clara irritación al asunto.
Saliendo de encima del joven y acomodando sus prendas sin importarle siquiera el destrozo de su brazo, el no muerto trata de controlar su inminente cólera. Bien podría haberse servido de su ofrenda como la maldita alimaña que es (según lo que el rubio profesa) y aún así, prefirió hacerse daño.
Entonces, el joven humano enojado más con él mismo que con el vil profanador a sus espaldas, gira para enfrentar a la bestia tratando de darle pelea como en algún modo de auto preservación de lo que era... Como si el negar la realidad de las cosas cambiara el designio del destino y uno pudiera dejar todo atrás para volver a empezar como si nada ocurriera.
Pero sobre que trata de increpar con reproches a la agitada figura que presume ser un hombre a sus espaldas, se frena de lleno al ser consciente del choque afrodisíaco que le genera la pútrida sangre que emana de éste.
Oscuro carmín que chorrea pesado sobre el gélido suelo llamándolo a apoderarse de chuparlo como si fuera un irrefrenable deseo nacido desde sus adentros.
Entonces, el vampiro se da cuenta del asunto, al percibir la profunda mirada del rubio sobre su olvidado brazo. Y sin poder hacer caso omiso, se encuentra apresado de repentina manera contra la pared frente al espejo. Logrando que el rubio le saque un jadeo al golpear su cabeza contra la dura mampostería y sin poder escapar del atrape irreconocible del humano.
—¿J-Jimin? —dubitativo cuestiona al sentir la caliente lengua del joven recorrer donde la sangre ha dejado una anterior huella.
Pero aquél, empecinado en saborear de su plasma como si fuera una pócima divina, no hace caso al ser llamado por estar sofocado con las incrementadas sensaciones que le provoca el hediondo sabor de esa linfa.
Poseído en el frenesí que le genera y chupando como si su condenada vida dependiera de ello. El joven rubio, acrecentado en sus sentidos y delirando otro poco más de por medio, no puede dejar de tomar lo que cree que es suyo por derecho.
Mientras el jadeante vampiro trata de no perder el hilo de sus conscientes pensamientos, intenta aclarar las ideas del joven humano con acciones y palabras que buscan sacarlo de su trance afrodisíaco.
—No te emborraches de miel, mi bello humano, que el despertar puede ser cruel —anuncia aturdido y blanqueando sus ojos cuando comprueba en su delirio que solo logra que el joven humano se prenda chupando con más avidez de su herida...
Herida en el brazo que daña a una arteria y a la cual, el poseído rubio tiene acceso directo a embeber tiránico desde esa malsana linfa.
Convirtiendo segundos de viveza en desvaríos que trascienden al no muerto menor hacia otro plano de su efímera existencia, trayendo consigo tortuosos recuerdos de sus comienzos en esta vesánica vida y mostrando en el proceso, la maldad con la que actúo con aquellos humanos para seguir subsistiendo ya bajo la condenada piel de la bestia.
Logrando tener solo un último pensamiento que ronda en su adormilada cabeza...
Y es el rememoro de saberse conocedor del inicio del ser libre, por fin, de toda esta fatídica mierda.
Omaigad😱
Gracias por leer, comentar y votar 🥰
Los amito mucho♥️
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Fanfiction◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...