La resaca de una desenfrenada noche suele dejarlo a uno preso de un incontenible dolor de cabeza acompañado de alguna que otra náusea mañanera, si es que mañanera puede clasificarse a despertarse pasado el medio día y arropado tal cual estabas la anterior noche y con un condenado recuerdo de un posible monstruo come hombres agazapando cada uno de sus puntos incorrectos.
Incorrectos por lo que el burbujeante remanente de pensamiento le genera y traumado en gran parte al percibir su hombría dura como la más firme madera resistente a las distintas fuerzas de la naturaleza tras el intento fallido de abrir lentamente sus lagañosos ojos.
Así que retorciéndose en la cama al darle vuelta la cabeza por cada rincón de su desfragmentada mente y sintiendo el desagradable escozor de su sedienta garganta, se ubica boca abajo antes que el repentino vómito lo ataña, dejando escapar un sentido gemido ante el roce de las cobijas sobre su sensible dureza.
No acostumbrado a la posición en que se encuentra y sin pensarlo siquiera, comienza con un pequeño vaivén de sus caderas, aferrándose con sus manos a las diferentes tramas de la tela. Descubriéndose en el íntimo acto de auto provocarse placer sin ayuda de sus manos, solo con el firme roce de la caliente cobija sobre las telas que recubren su prominente hombría.
Extraña postura pero no menos excitante para una manual de desahogo por frustradas experiencias devenidas anteriormente.
Entonces percibe el incrementado elevar de su temperatura corporal hasta casi al punto de sofocarle su garganta a causa de la ceñidura de su camisa y por ende aumenta la velocidad de su pecaminoso roce corporal sintiéndose estallar en diferentes destellos de luces aún con sus orbes privadas de visión hacia el entorno que lo rodea, ahogando en la almohada un prolongado gemido que bien podría malinterpretarse si lo escuchan desde afuera.
Así, de esa manera despierta el joven rubio, cuando los sonidos propios del lavado de las ollas de la residencia de al lado hicieron lo suyo sobre la pequeña ventana que da sobre el cabecero de su lecho.
Avergonzado en parte por haberse masturbado en una posición comprometida ante la vista de cualquiera, y más todavía si le hace caso a la bendita voz de su conciencia, que recaía en obscuridad absoluta y él siendo presa de unas grandes manos frías.
Se incorpora sobre su espalda lentamente y observa por su pequeña ventana suspirando... "Un día nublado más de tantos..." Emite un sonido ahogado mientras abre lentamente sus ojos, agarrando sus cortos cabellos para sacarse la imagen que se le rememora como flashes de aquello aparentemente imposible visto ante la obscuridad de la noche.
¿Será alguna especie de demonio aquel ser sediento de su todo? ¿Y por qué debe hacerse cargo enseguida él, de ser el promotor de los más bajos instintos de esa bestia?
Sacudiendo su cabeza para aclarar sus pensamientos, se eleva veloz para refrescar tanto su cuerpo como su cabeza... Nada mejor que un baño helado para predisponer el cuerpo hacia la nueva entrevista laboral y adormecer erróneas ideas que se le ocurren a su cabeza.
Porque el rubio debería estar velando por aclarar lo sucedido con su bella prometida, en vez de perder el tiempo en pensamientos completamente innecesarios y sin fundamento alguno.
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Por otro lado, en la mansión de los pálidos hermanos. El mayor de ellos se inmiscuye entre lienzos y afines con tal de hacerle ver a su pariente que también hay vida afuera de las cuatro paredes que rodean al colorido estudio que se encuentra en completo contraste con sus lúgubres formas de vida.
Y al interiorizarse más en el sagrado recinto de aquél con cual comparte lazos sanguíneos se percata de que las nuevas pinturas osan de un trazo demasiado realista en cuanto a las escenas de desnudez se refiere. Difuminados cuerpos envueltos en situaciones bastantes comprometidas donde no se distingue género alguno y algún que otro trazo que denota exceso de puro erotismo para la percepción del sentido de la vista, logran situarlo algo incómodo.
—¿Disfrutando de las vistas, hermano? — comenta una característica voz a sus espaldas que reconocería en cualquier lado —¿No te había visto tan interesado en mi arte últimamente?-
Comenta el esbelto pariente del medio llevando encima unas finas telas que apenas recubren la blanquecina piel de su cuerpo y de lo cual no se percata su mayor, al estar observando de frente y detenidamente un lienzo por sobre el resto.
—Agradable visión ¿No crees? — comenta el artista posando su cincelada mandíbula sobre el hombro de su mayor y envolviendo sus delicados brazos al contorno de su cintura.
—Es una interesante pintura Seok Jin... Retratando ¿Una parte íntima? Es que no logro distinguir del todo tus formas de plasmar los óleos en la tela. —Comenta el mayor tensando cada fibra de su cuerpo al darse de la cercanía de sus somas.
—Esa es la idea del arte que plasmo querido hermano, —susurra sobre el lóbulo de la oreja del mayor provocando continuos escalofríos en el mismo —que haga volar tu imaginación sin prejuicio alguno y sin necesidad alguna de limitación. Puede ser lo que tus retinas dispongan de ver o lo que tu mente risueña quiera recrear en tu memoria —finaliza el del medio exhalando su gélido aliento sobre el cuello del mayor.
La bizarra situación que se viene repitiendo a lo largo de los últimos años entre el par de hermanos y a la cual trata el mayor de escapar de la mejor manera posible, viene siendo prácticamente imposible. Sobre todo para un hermano que cada vez que su mente se pierde divagando en algún lado, en sus escasos momentos libres, se encuentra deseando sucumbir entre las piernas de aquel otro que comparte su misma sangre.
—Recordé que debo hacer algo en la oficina- comenta ligero Nam con su respiración acelerada —Deberías salir de estás cuatro paredes y aprovechar el nublado día —finaliza.
Y sobre que hace el amago de dirigirse hacia otro lado, su consanguíneo apresa con firmeza su muñeca, acercándose apaciguado hasta depositar el efímero roce de sus labios sobre los trémulos de su mayor que queda automáticamente hipnotizado no solo con la acción, sino con verlo con las escasas prendas que recubren su esbelto cuerpo.
Entonces, el que llevó y lleva las riendas de la familia manteniendo el orden por extensas anualidades, se ve preso por completo de su codicia. Dejándose llevar por prima vez en su longeva vida, por las ansias de tocar la blanquecina piel que asoma entre las finas telas.
—¿Se puede saber qué demonios están haciendo? —comenta un inoportuno y pálido azabache, cruzado de brazos, en la entrada del santuario del hermano que le sigue. Encontrándose sin pensarlo a sus dos hermanos en una situación nada correcta, más bien todo lo contrario.
De inmediato, el par se separa como asustado aunque el artista conserva cierto brillo en sus oscurecidos orbes y bajo ningún aspecto deja de observar a su mayor a los ojos. Acción que no pasa nada desapercibida por el vampiro menor de todos.
Nam sale diciéndole al menor que lo espera en su oficina cuanto antes, que deben organizar unos asuntos y escapa rápido sin mirar nuevamente hacia atrás.
Y cuando la presencia del que todo lo ordena se desaparece del radar, Jung Kook se acerca hasta su hermano artista y le suelta —¡Joder! ¿De verdad? ¿Se comen ustedes dos?
—¿Y a vos enano, qué te importa? Pero para tu información y para que te quedes tranquilo, te comento que solo estábamos debatiendo sobre un pequeño asunto familiar. —Suelta Jin mientras se recompone de sus acrecentadas sensaciones.
—Primero, te recuerdo que no soy enano solo por ser el menor, porque soy unos centímetros más alto que tú querido hermano y segundo, ¿un pequeño asunto familiar algo incestuoso?
—¡Sal mocoso de mi vista si no quieres que te arroje a la venidera luz del sol!—
suelta a los gritos el hermano del medio a medida que le arroja unos pinceles al menor, que sale disparado esquivando los elementos y decidido a molestar a su otro mayor.Pero la hambruna lo reclama de repente así que decide pasar por el ala de la cocina, antes de proceder con su plan, para degustar una bolsa del horrendo plasma que suelen acopiar para consumo propio. No se quiere ni imaginar la dudosa procedencia de la linfa esa pero antes que nada es lo mejor para saciar.
Pero a medida que sorbe asqueado del pastoso líquido carmín, sus sentidos se agudizan ante un acreditado aroma que lo paraliza...
Este Jung Kook no come ni deja comer 😏😜🤣
Gracias por leer, votar y comentar🥰
Los amito mucho❤️
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Hayran Kurgu◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...