—Pero... ¡Con un demonio Kook! ¿¡Y eso a qué se debe!? —cuestiona enardecido el hermano del medio tratando de comprender alguna de las cuestiones que pudo visualizar en este par y acomodando parte de las sábanas del lecho para que no parezca lo que finalmente era.
El vampiro menor, lejos de responder, simplemente se arropa con su ceño fruncido y su semblante abatido. Nada de lo sucedido debería de haber sido. Si tan solo se hubiera aguantado. Si hubiera borrado los recuerdos del joven que tomó posesión sobre su pecho tan veloz como una ráfaga de viento, no tendría que estar lamentando el asco que visualizo en sus ojos cuando sucumbió en el miedo Y -finalmente- cruzaron miradas.
Jimin, por su lado, anonadado con las palabras liberadas con total liviandad de hermano que arregla -en partes- la desordenada habitación. No puede dejar de pensar que está metido en la boca del diablo. La mayor de las guaridas para los monstruos que acechan en las frías y obscuras noches. Seres repugnantes, chupas sangres que se alimentan de la linfa de otros sin un ápice de duda o perdón alguno.
Pero de inmediato, sale de su trance asombrado cuando siente un tibio paño repasar despacio cada una de sus manchadas mejillas. Y en un momento se sobresalta, al observar totalmente consciente y tan cerca de su rostro al pálido morocho. Pero contra todo pronóstico, su tacto cuidado posteriormente lo relaja.
—Déjame limpiar tu rostro mientras te acomodas -nuevamente- en el lecho —suelta el no muerto menor mirándolo directo a sus ojos, en tanto Jimin obedece sin ninguna objeción a las palabras susurradas por el hombre frente suyo —. Se que nada de lo que diga o haga hará que me observes de otra manera, pero realmente nunca fue mi intención dañarte —articula Jung Kook a medida que moja nuevamente el retazo de tela frunciendo su rostro cuando una pequeña gota inquieta rebota y lo moja.
El hermano del medio, con algo más de color y decidido a seguir con la pantomina, se dirige hacia el acceso de la habitación en donde se encuentran próximos a arribar, su acalorado amante con la fémina visitante en cuestión.
Y mientras un nuevo paño humedecido se arrima hacia el rostro del joven rubio, este suelta dubitativo y entre susurros —¿P-por qué? —sin sacar sus ojos de los renegridos del vampiro. Cómo buscando algunas respuestas a sus desordenados cuestionamientos.
Y cuando JungKook palidece aún más bajo el intenso escrutinio del joven rubio tratando de formular vocablos que de algún modo lo ayuden a mermar con las consecuencias de lo sucedido, la puerta se abra raudo dando paso a un tormentosa y esbelta figura femenina que para nada dicta de sufrida al estar tan arreglada como para una imprevista visita.
Avasallante como pocas y otro poco más entrometida, se deja caer al otro lado del rubio exagerando sus quejidos y lamentos de haberse enterado tarde sobre lo sucedido.
Jimin, recibe de pocas ganas el intenso abrazo mientras escucha el retumbe de palabras agudas emitidas entre mohines, como si fuera una pequeña niña la que habla y no la mujer adulta como la cuál está arropada. Aún así, no deja de escudriñar con su mirada al hombre bestia que con suaves toques a su rostro proporcionó una quietud que no logra percibir con el cobijo de los brazos de la fémina.
Entonces, el no muerto menor, distraído y a la vez dolido de observar como ella puede interactuar libremente como los amantes que son, intenta escapar velozmente de la habitación. Pero la firme y decidida voz del doliente joven lo deja estancado en su función.
—No te preocupes cariño, si no fuera por el buen hombre aquí presente que me ayudó en todo momento, no sé si hubiera contado el cuento.
El menor de los vampiros creyendo que se refería a su hermano que le sigue, emprende nuevamente su huida pero, una vez más, la voz del joven recubierto de los brazos de otra que no son los suyos, lo detiene —¿No es así, joven JungKook? ¿No qué usted evitó una catástrofe, ayudándome desmedido?
Pares de ojos se posan recorriendo una línea imaginaria entre el no muerto menor (que palidece aún más en sus tonos) y el joven rubio altivo y abrazando totalmente indiferente a su novia.
—Cuéntele a mi bella prometida ¿cómo logró tamaña hazaña? —escupe venenoso el joven rubio, acción que no escapa para nada al par de hermanos vampiros externos y observadores de la cuestión.
—Bueno, bueno... creo que ha tenido demasiadas emociones por el día de hoy señor Park, debería descansar y mañana o cuando pueda retomar la cuestión a la que vino en primer lugar. Desde ya señorita, quédese tranquila que yo velaré por el bienestar de su pareja, como jefe responsable me hago cargo. Ahora sí me permite, la acompaño o... ¿prefieren unos minutos a solas?
JungKook no demuestra realmente lo roto que la situación lo coloca, él ha dañado lo que tanto ha anhelado y encima, recibe cuidados en brazos de otras. Así que sin querer escuchar más de lo estrictamente necesario, saluda con un asentimiento de cabeza hacia el joven que no pierde detalle alguna de su pisada.
—¡Vete! —se escucha proveniente de los labios resecos del rubio, que de inmediato parece darse cuenta de sus formas al modificar sus vocablos —Deberías irte cariño, y dejarme descansar. No es necesario que vengas, yo estaré comunicándome contigo.
A todo esto, el no muerto menor ha escapado sintiéndose asfixiado por la intensidad de la mirada del rubio. Sin poder creer ser capaz de retener las inmensas ganas de acercarse y tocarlo, sintiendo un fuerte cosquilleo recorriendo su sistema y que nada tiene que ver con sexo. Y eso... es lo que más lo aterra.
¿Cómo puede ser capaz de enamorarse como un maldito desquiciado si el rubio siquiera ha dado parte de sentirse aunque sea levemente atraído hacia su soma?
Porque estar metiéndose mano desesperado con parte de su sangre intoxicada recorriendo las venas del joven rubio no es sinónimo de ser amantes.
Es la maldita naturaleza que lo rebasa, exigiendo a gritos que den rienda suelta a sus más bajos instintos. Nada más superficial que fornicar por el simple deseo de añorar la piel del otro.
Es más... ¿Su jodido y marchito corazón será capaz de amar y ser amado alguna vez? ¿Será capaz de no hacer daño?
Así que reteniendo en su cabeza pensamientos que no deberían estar o definitivamente alejarlos, se aleja los más que puede del lugar.
Por otro lado, la esbelta mujer que observa sin poder creer el ser echada luego de tardar largo rato acomodando sus prendas para dar la mejor impresión al trío de hermanos, se acerca a robar un efímero beso de su amado y nada grata sorpresa se lleva, cuando el supuesto amante en cuestión esquiva sus labios y deposita un sonoro toque -más bien frío- sobre su cabeza.
Ambos hermanos no pierden detalle alguno del suceso y Jin, sin poder retener sus incipientes risas, acota —Es que le duele la boca porque se la marcaron a...
Nam, totalmente sorprendido con lo que Jin acota, codea sacándole la respiración a su amante hermano para decir luego bajo la atónita mirada del rubio y la confundida de su supuesta novia: —Se pego sobre su boca, cuando cayo, cayó sobre su boca, eso...
Este Jin 🤣
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Los amito mucho♥️
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Fanfiction◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...