◾23◾"Absoluta necesidad"

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—¿Y quién te frena bestia?

Salió desde los codiciosos labios del joven bajo el pálido morocho. Alentando a que la bestia recurra a juntar todas sus fuerzas para no desgarrar por completo sus prendas y profanar rudo y sucio, bien adentro de su cuerpo.

Y mientras una creciente y enfermiza necesidad de poseerlo en cada centímetro de la nívea dermis del joven rubio acosa azotando el sistema nervioso del no muerto, y sin poder finalmente frenarlo, libera sus garras filosas rompiendo raudo la pronunciada cremallera del de abajo.

Logrando que un suspiro entrecortado se atore en la garganta del que parece menos humano, ya que sus sentidos enloquecidos y exacerbados de tal manera aumentan por demasiado su libido.

Pero la bestia, con sus ojos enrojecidos y ciego en el placer que le genera la entrega de su increíble ofrenda, no puede percatarse del continuo olfateo en el pelo que le otorga su condenada presa. En cuanto libera su tieso falo y se dedica a barrer áspero y sin ningún reparo, sobre la gorda cabeza.

El rubio, poseído en el ardoroso momento, quiebra su cuerpo al máximo como si quisiera embeber y drogarse del aroma de su ávida bestia. Jalando sin pena sus obscuros cabellos y rasguñando sin piedad alguna los omóplatos del hacedor de su desaforado deseo.

—Eres la maldita droga más adictiva, mi sexi humano —suelta ronco y profundo el no muerto mientras traga profundo su duro miembro, dejando caminos empapados de fluidos que se dispersan por sobre los bellos de la pelvis del joven rubio.

Jimin, por su lado, no puede imaginarse mejor nombramiento para este condenado momento, que el de su condición de hombre perteneciente a la descendencia de la familia de los homo sapiens... Tal malditamente sensual le resuena la denominación de "humano" salida de esos fríos y a la misma vez cálidos y finos labios. Que para nada lo asusta dejarse pisotear y usar como un animal de menor jerarquía en la cadena alimentaria del pálido morocho.

Un fuerte y doloroso roce sobre la cabeza de su falo lo extrae de su caliente ensueño, mientras entierra sus uñas con extremada fuerza sobre la piel de la espalda del no muerto, logrando que imperceptibles gotas rojizas se asoman luego despacio.

Pero con lo que no contaba el joven, es que al observar los trazos marcados en carmín en la espalda de aquel que se dedica a idolatrarlo con sus labios, su sentido del olfato se exacerbe a sobremanera que casi enloquece por consumir de ese afrodisíaco narcótico para calmar su demencia.

Y haciendo acopio de toda sus fuerzas y tomando enteramente desprevenido al vampiro, lo levanta veloz ubicándolo boca abajo, con una fuerza extraordinaria para su pequeña contextura.

—¿Pero qué caraj..?

—¡Shh! Calla y disfruta —suelta Jimin preso del momento, mientras masajea la espalda alta de un confundido Jung Kook.

En eso, el no muerto retiene abruptamente una exhalación que estuvo a punto de escaparse desde la profundidad de su garganta, en cuanto percibe lamidas seguidas de una fuerte succión en su espalda. Acción que lo toma desprevenido y lo descoloca al darse cuenta del significado.

El humano está sirviéndose a su gusto y parecer de la linfa de un profundo rojo que brota desde la espalda alta del no muerto, y eso, calienta a sobremanera a la bestia pero a la misma vez, lo alerta. Ya que ahí toma conciencia de que no era por gusto propio que no invadía la mente del descarado encima suyo, sino que el residual de su intoxicada mezcla más el no haberle borrado sus recuerdos, reflotaron los dejes de su incipiente naturaleza.

—Jimin... —llama en vano el pálido morocho ahogando un gemido cuando la mano del rubio amasa sin un ápice de duda las telas por encima de sus glúteos.

—Humano bestia... Humano —suelta irreconocible Jimin sobre la roja espalda del que está boca abajo. Y éste, no puede hacer otra cosa más que boquear como pez afuera del agua ante la interminable espera de oxígeno que lo ayude a sobrellevar la extrema situación de locura.

Mientras que las intensas succiones a sus abiertas heridas provocan que el no muerto gima sin reparo alguno restregando su adolorida dureza contra las mantas del lecho de su consanguíneo del medio, y rasgando en el ardoroso proceso la colcha con sus filosas garras, el joven pierde a cada succión y lamida un pequeño fragmento de su endeble humanidad. Dejándose expuesto que puede ser tan bestia como lo que supuestamente detesta.

Y luego de agónicos segundos en dónde se sirve a su gusto dejando un camino trazado de rojo sobre la nívea piel de su rostro, el rubio se paraliza cuando se observa difuso su reflejo en el vidrio de un cuadro puesto sobre el cabecero del lecho.

—¿¡Q-qué d-demonios me has hecho!? —anuncia a los gritos y completamente sobrepasado, agarrando con fuerza sus blondos cabellos mientras rápido se aleja cayendo finalmente hacia el frío suelo.

Jung Kook reacciona incorporándose de inmediato, sin percatarse en el apuro del asome de sus filosas garras y de sus acentuados colmillos y mucho menos dándose cuenta de sus enrojecidos ocelos... Situación que alerta y asusta en cierto modo aún más al joven rubio, que al ser en parte consciente del consumo que fue para ésta condenada bestia del infierno. Solo piensa en recular su cuerpo y escapar finalmente de sus garras.

El menor de los vampiros se frena de lleno cuando se da cuenta de que Jimin está huyendo de su lado, y que lo que sea que le generaba el aumento descontrolado de su libido está luchando con creces contra la propia humanidad que el rubio profesa.

"Bestia" dictamina la voz retorcida de su malsana conciencia y puede jurar que se ve reflejado como eso mismo en los brillosos y empanados ocelos del temeroso humano.

—No me tengas miedo —articula el no muerto tratando de acercarse, pero de inmediato observa que a cada paso que otorga, el cuerpo de Jimin se tensa negando una y otra vez con su cabeza.

—Bueno dormilón tienes visi... ¿¡Pero qué carajos, Jung Kook!? —ingresa de mal humor y azotando la puerta, el hermano del medio —. ¡Más vale que tengas una maldita explicación o te rebano en mil pedazos! Está tu hermano mayor con la prometida de Jimin al otro lado del pasillo ¿qué demonios te sucede? —finaliza Jin su reprimenda acercándose hasta el joven acurrucado en el piso y con su cara escondida entre medio de sus rodillas.

Pero nada grata sorpresa se lleva el consanguíneo del medio cuando al nombrarlo, el joven rubio eleva su cabeza y puede distinguir su conmocionado rostro completamente manchado de rojo.

—No debería recordar... —susurra más para sus adentros el excéntrico hermano, pero llegando al fin y al cabo hacia los canales auditivos de ambos amantes desencontrados.

Y por prima vez luego del pseudo ataque de pánico, el joven rubio observa furioso y directo a los renegridos ocelos de Jung kook _Tú, tú me has transformado en una maldita bestia sedienta de sangre y de malos hábitos, maldito demonio del infierno —escupe para nada agradable —. Tu hermano es una maldita alimaña Jin, debes contarle a Nam, debes deshacerse de él, debes hacer algo...

El vampiro menor lo observa receloso mientras se prepara para escupir su venenosa verborragia, pero es interrumpido por las certeras palabras de su hermano del medio —Somos Jimin, somos una familia de antigua descendencia cariño. Algunos nos llaman bestias, seres obscuros, muertos en vida o como tú, malditas alimañas. Yo prefiero el término refinado de vampiro o el de la media del pueblo: chupa sangre... Aunque -últimamente- lo que menos chupo es linfa pero ese es otro tema. El problema aquí es... ¿por qué tú sabes eso? No deberías haber recordado nada.

—Yo no borré sus recuerdos —suelta cabizbajo el menor de los hermanos mientras se acomoda la ropa, alertando de que están próximos en abrir el acceso al dormitorio —. Deberías recostarte, taparte y limpiarte si no quieres darle parte a tu prometida, de porqué estás en pelotas. 






























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Los amito mucho♥️

"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora