Un inhóspito ser que observa resguardado entre penumbras, el acto sin culpas de aquel par que se restriega sin miramiento alguno del afuera, hora del día o desafortunado lugar. Así mismo no puede dejar de vislumbrar aquel insolente dúo mientras se desplaza la sangre fresca que escapa por el agarre de la casi inerte contextura que semi desnuda se montaba en su sólido falo, tan sólo unos minutos atrás.
Rodea con sus garras su delgado cuello mientras desgarra nuevamente las carnes de la trabajadora que quizás verá por una dádiva divina una última vez más la luz del día, si es que se decide dejarla vivir para tomarla en cuanto se le dé la reverenda gana de vuelta.
Él, no suele ser tan desprolijo para la consumación de su menester y mucho menos para el momento de alimentarse. Pero es que seguir al infame rubio con culo de infarto que custodia a esa belleza de atributos anormales para esta época, lo pone como un maldito desquiciado.
Ya hace un tiempo que viene observando a esta pareja y aunque no duda que la sedosa piel de la joven debe sentirse demasiado bien bajo la fría yema de sus dedos, es el masculino quien provoca a sus más bajos instintos... Con esa cara de niñato creído y facciones sumamente delicadas.
Y no es que él haga diferencia alguna entre los géneros, pero generalmente los masculinos a su ofrenda han sido pobres sirvientes o meras piezas de juego que por una simple moneda intercambian su agujero como depósito de fluidos. Así mismo no puede controlar la exacerbación de su desquiciado libido al verlo apretarle los senos con tal descaro bajo el pequeño resguardo que se encuentran.
Están a solo unas cuadras del lugar donde mora el condenado rubio pero se ve que la caliente situación los supera, porque la voluptuosa mujer boquea como pez fuera del agua ante los arrebatos de las manos del incitante dorado... Unas manos que se pierden entre lo pliegues de las telas que recubren seguramente unas esbeltas piernas y una húmeda vagina.
Pero lo más retorcido de toda está situación. Es que el no muerto, como el mayor señor del todo lo puedo y si lo quiero lo tengo, lo observa cautivo desde las obscuridad de las sombras, anhelando ser tocado por sus pequeñas manos o ser él al que toca como a la fémina que jadea como el casi inerte cuerpo encima suyo hace unos momentos.
Entonces se da cuenta que había dejado de lado lo que estaba haciendo con la mujer encima suyo por estar observando demasiado extasiado al rubio y al percatarse del estado de la misma, mientras hilos de rojo profundo le surcan por los hombros, se percata de su entero estado de éxtasis. En parte por la afrodisíaca y dañina mordida pero más por el nivel de toxicidad etílica que presentaba la trabajadora al momento de tomarla.
Y al pasar la lengua por sus labios recogiendo los restos del intoxicado plasma de la fémina, se asquea a sobremanera con su asqueroso sabor. Se ve que en su candente momento de fervor ni se percató de su rancio gusto y aunque es verdad que él no es ningún santo de la devoción por no ser ser casto, tampoco es que le sea necesario tomar cualquier linfa entregada y mucho menos en descomposición. Porque aunque él sea de piel pálida y fría, a la susodicha en cuestión le faltan varias palanganas encima.
—Hoy te salvas, mi querida. —Le dice acercándose al cuerpo drogado de la trabajadora para sondear su lengua en la amoratonada herida. Herida que a causa del contacto con su saliva se regenerara más rápida y casi sin dejar huellas. Aunque viendo el cuerpo semi desnudo desde arriba, una mancha más al tigre realmente nada le haría. Cicatrices y colores que se desplazaban entre la paletas de los verdes y violetas adornan su magullada dermis.
Y solo puede sentir si se puede llamar "empatía" aunque él no conoce realmente ese sentimiento, ya que él asesina a sangre fría si su necesidad lo supera pero nunca marcaría un cuerpo a tal punto solo por mero gusto.
Así que acomodando sus ropas se acerca hasta el oído de la fémina para susurrarle como en un encantamiento —De ahora en más no dejarás que nadie te ponga una mano encima sin tu consentimiento, tu cuerpo es tu herramienta así que guárdalo como tú más bella joya.
Y dejando unas monedas encima procede a retirarse no sin antes observar hacia donde estaba el ardiente dúo. Ni la sombra de lo que acontecía le queda, solo el residual del aroma de excitación propia del rubio, como una estela de glorioso aroma para absorber con sus heladas fosas nasales.
Acomoda su saco y su sombrero para dirigirse hacia la majestuosa residencia que comparte con sus hermanos, rezongando ya que no quiere tener que aguantar los reproches del mayor por mostrarse en sociedad haciendo, según él, lo que puede hacer puertas adentros. Pero lo que su mayor no sabe, el que él desea al que no tiene.
Fácil sería encantarle y si le he visto no me acuerdo, pero la verdad es que ese infame rubio de infarto tiene un no se qué para el presuntuoso vampiro, que lo trae embelesado. Y por más que quiera no hay modo que sus caminos se crucen a menos que él se dedique a acosarlo.
Y pensar que todo comenzó con la bella joven emblema a su lado, pero rápidamente su interés se trasladó por el zagal dorado de carnosos labios y culo empinado, que muerde su labio inferior si se encuentra preocupado y con una genuina sonrisa que ilumina los pálidos días que acompañan el retrato de la diaria vida.
La gélida noche supone las calles más desiertas, así que con el fin de hacer más amena su caminata, ya que prefiere hacer tiempo que avanzar a su súper velocidad, se enciende un puro de aquellos que son para cierta clase de la sociedad.
Un par de cuadras más y es gratamente sorprendido por dos bandidos de poca monta que creyeron que esta era su hora de gloria. Ya que él no muerto lleva consigo las más finas ropas y abrigo, sin contar con su exquisito calzado de diseñador y el detalle de su dorado y reluciente reloj de bolsillo. Péndulo que sacó a relucir en cuando fue increpado solo por darse el gusto de verles las caras bañadas en creciente avaricia.
—Les suplico, no me hagan daño...— articula el no muerto con sus dotes de artista mientras el par de malolientes sujetos se aproximan despacio hacia su cuerpo.
Unas vesanias risas y saliva esparcida en escupitajos van dejando un asqueroso camino que el vampiro se encargará de adornar con el más bello carmín.
—¡Por favor! —nuevamente suplica, pero de inmediato es apresado desde atrás por el más bajo de ambos.
Dos segundos... Tan solo esa efímera fracción de tiempo le costó oler al vampiro hasta enloquecer, a causa del plasma de desprendía una putrefacta herida en alguna parte de su piel.
Y en cuestión de segundos ambos fueron reducidos a inertes cuerpos desparramados en el bermellón de los adoquines. Y uno por mero gusto propio al lanzarle un navajazo hacia su vientre, se dio el lujo de enterrarle sus afiladas garras provocando la efervescencia de sus calientes entrañas mientras disfrutaba de tragar largos centímetros cúbicos de sangre del contrario.
Pero de repente un sonido de exaltación ahogada llama su atención y al darse media vuelta con su porte entero cubierto de fresco plasma, observa con sus redondos rojos en una esquina del callejón, a aquel rubio atractivo tapar su boca con sus pequeñas manos y su cuerpo en trémulos movimientos sin control.
Omaigad... Así 😱o así 😏
Yo me ofrezco pa alimentarlo 😏
Gracias por leer, votar y comentar😍
Los amito mucho❤️
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Fanfiction◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...