—¿De verdad no prefieres alimentarte primero? Yo tomaré una de esas mierdas riquísimas de mis hermanos, porque siento que desfallezco y no pienso dejarte para ir de caza y que debas retirarte solo.
Anuncia el vampiro menor ante un joven rubio de más entretenido con sus uñas mientras van de camino a la cocina.
—Estoy bien así, creo —contesta preso de la creciente necesidad del aroma de su compañero de retorno a casa.
"¿Por qué debe olerse tan bien, hasta el punto de hacerlo enloquecer como si fuera una condenada bestia que no puede frenar sus instintos?" Piensa el joven rubio en constante conmoción y alarmado por el choque de otros aromas aún más intensos.
Ya adentro del recinto donde se encuentra parte de la servidumbre, Jimin cae cautivo ante una de las mujeres que se encuentra haciendo la limpieza. Siente que explota su cabeza al percibir, de repente y dentro de su mente, el trayecto que realiza la sangre sobre la condenada vena del cuello de la fémina. Y sin poder frenar la aumentada necesidad de alimento como si fuera un bebé de pecho, se deja llevar por las sombras de los hilos que tiran de la endeble humanidad que profesa.
—¿¡Qué haces!? ¡Espera! —grita el consanguíneo menor al darse cuenta del asunto, y antes de que se alarme la empleada que se encuentra muy concentrada en lo suyo, lo jala del brazo sin tener ni una pizca de cuidado. —¡Hey! ¡Reacciona! —articula sobre que tiene la atención absoluta del rubio que lo observa con cierta hambruna, dando a entender la clara necesidad de prenderse de alguna vena que aparezca sobre su periferia —. Será mejor que tú tomes una ración también, ven conmigo antes de que hagas alguna locura.
El rubio es arrastrado de la muñeca por un largo pasillo que da a unos grandes contenedores repletos de gigantes bloques de hielo. "El gélido ambiente contrasta perfecto con el acompañante que lo tira" medita el susodicho que tiene una clara necesidad de linfa, perdido en sus cinco sentidos ya que todo a su alrededor se le aumenta.
Entonces, nota los sonidos elevados cómo si fuera una corneta en sí mismo, percibe como su olfato se agudiza hasta el punto de sentir como se desliza la sangre sobre una vena o arteria y dicha sensación lo amilana, así como también le da cólera. Porque no quiere sentirse preso de los designios de convertirse, tarde o temprano en vampiro. Pero tampoco puede controlar -del todo- lo que aparece en su cuerpo por puro instinto.
—Escucha Jimin ¿estás conmigo? —cuestiona el menor de los vampiros ante unos desorbitados ojos mieles que tardan en enfocar su mirada —. Yo sé que puedes. Tú eres mejor que esto. Por ahora, consume ésto... Abre tu boca.
El no muerto empuja el contenido procesado por la garganta del joven rubio, provocando el atore ante el brusco movimiento de zampar de lleno dicho líquido y que náuseas lo invadan ante el horrible sabor de ese pseudo plasma.
Y sin saber que hacer para traerlo consigo a este mundo de los vivos, desliza sus labios sobre las líneas rojas que salieron de la boca del conmocionado rubio, limpiando con su lengua todo rastro de carmín hasta finalizar sobre sus manchados belfos.
Haciendo que los ojos del conmocionado rubio se abran de repentina manera a causa del impacto de todo lo que sucede, más la intromisión en lo profundo de la lengua del menor de los no muertos.
Y lejos de amedrentarse, el rubio atrapa la nuca del seductor vampiro poseso profundizando aún más el toque y mordiendo sus labios en el proceso del húmedo beso. Provocando que varias gotas de sangre se fusionen con la saliva de ambos y los restos del horrendo plasma sintetizado.
Minutos eternos se suceden hasta que se separan del ocaso que supone morar en la boca del contrario. Y mientras el no muerto trata de contener sus instintos de ir aún más lejos si pudiera, recuerda el por qué de llegar hasta la reserva. Y alejándose del rubio, abre una nueva reserva y la bebe de una. Tratando de contener la cara de asco inminente que aparece cada vez que tiene que embeber de la misma.
—¿Esa mierda me tenías que dar a mí? Con solo mirar tu cara me dan náuseas —suelta el medio humano algo saciado por el momento.
—Es esto, o andar prendido de algún cuello... Y tú, justamente, no deberías andar cuestionando. Toma, llévate unas para después. ¿Tienes algo en dónde conservarlo? ¿Me imagino que sí, no?
—No quiero esto, es un asco —suelta asqueado el pseudo humano.
—Es mejor esto a andar por ahí matando, ¿no lo crees? —cuestiona el no muerto ante sus asombrados ocelos y de inmediato se percata, de su débil sonrojo.
Quizás, Jimin a perdido parte de su humanidad en el proceso de vivir a flor de piel la malsana necesidad de convertirse en una bestia, pero no deja de ser un hermoso espécimen humano ante los ojos de aquel que solo lo desea con todas sus fuerzas.
Guardando en su saco un par de reservas, lo toma de la muñeca al asombrado rubio para dar salida en dirección hacia su hogar. Ya ha caído la noche por completo así que puede salir sin problema alguno.
—Vamos, deberías descansar.
—No es necesaria la toma en mi muñeca, me incomodas —cuestiona Jimin ante un vampiro que hace caso omiso de sus palabras.
Pero luego de unos metros escucha: —Cuando sienta que estás seguro de tu propio instinto, te soltaré. Por ahora, quiero conservar cada uno de mis empleados. Así que si no es mucha molestia, toma mi maldita mano —separa su gélida toma de la muñeca dándole a entender que necesita que tome de su mano.
Y ese pequeño acto, supone que el pseudo humano realmente está confiando en la bestia a su lado. Ya que luego de unos instantes, estrecha con firmeza su extremidad y le anuncia: —Está bien, llévame a casa alimaña.
Y el no muerto menor, no puedo ocultar su creciente emoción por las migajas de amor que proliferan de aquel que quiere cuidar de todas formas y maneras, más allá de haberlo hecho sucumbir en las sombras.
Al trayecto lo hicieron en carruaje por estricto pedido del no muerto, ya que demasiadas emociones ha tenido el joven rubio a lo largo de estos días. Y cuando llegan a destino, al consanguíneo menor, algo le llama la atención.
—¿Tú, has dejado algún tipo de iluminación encendida? —Curioso cuestiona.
Recibiendo por respuesta, un movimiento despreocupado de hombros de aquel que lo trae de cabeza. Y activando su instinto de protección, le suelta: —Debería verificar primero.
—Te recuerdo que sigo siendo un hombre al igual que tú, y no una damisela en apuros. Así que si no es mucha molestia JungKook, solo regresa.
Sin rodeos, el joven rubio despacha desde su puerta a aquel que fue su captor y ahora se siente -finalmente- como presa, sin poder creer haber aceptado el plasma procesado que tiene entre sus manos.
Y sin dudarlo, ingresa a su vivienda totalmente despreocupado llamándole la atención, de inmediato, la oscuridad que lo rodea.
Pero un leve movimiento activa el incremento innato de sus instintos, dándose cuenta de que hay más de uno al acecho de su cuerpo.
—¿Creías que te salvabas de ésta?
Escucha claro como el agua y seguido de una tremenda patada que, finalmente, lo voltea.
👀😬
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Los amito mucho ♥️
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Fanfiction◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...