◾5◾"Poseído"

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La efímera esencia que rodea las fosas nasales del no muerto, lo cautivan a cada segundo que transcurre. En tanto trata de, finalmente, reabsorber gran parte del aroma circundante que le pega de lleno en una clara invitación a la insania.

Entonces, percibe como si fuera un regalo divino, la manera en que la sangre bombea con fuerza desde el músculo cardíaco de aquel que lo embelesa, llamándolo a ser la bestia que puede ser si se deja y jugando con su parva cordura hasta el punto de casi perder la condenada consciencia.

Trazando así, una línea cada vez más delicada y fina entre el querer y no poder. Y debatiendo entre el seguir las reglas del hogar o las de su maldita codicia.

Y finalmente, poseído como en un trance afrodisíaco, se deja llevar por el fresco aroma de la sangre humana ya conocida solo por su fosas nasales. Sin limpiar siquiera su rostro que denota manchones del más feo carmín admitido en su garganta hace tan solo unos momentos.

Se aferra con creces a la percepción que recibe como una imponente y adictiva droga narcótica, provocando el asome de sus filosos colmillos junto a la rojez de sus ojos. Poseído por sus más primitivos instintos y una marcada necesidad de hacerlo suyo.

El retumbante sonido que enloquece sus sensibles oídos, no es ni más ni menos que la dulce sangre recorriendo el sistema venoso de aquel que sus nervios no domina. Porque puede advertir como la adrenalina va en continuo aumento a medida que el humano ahonda en el interior de la lúgubre mansión.

Arrastrado por la endemoniada necesidad de dejarse llevar, se sujeta a una columna mientras recrudece su audición para flotar dopado entre las exquisitas notas del timbre de su voz.

A lo lejos, su hermano del medio es alertado al verlo agazapado y visiblemente afectado al menor contra un rincón de la mansión. Y llamando su atención, decide cambiar el rumbo de sus pasos.

A medida que se acerca, comprueba que no haya gente indeseada cerca por si debe actuar en pos de la contención de su menor hasta que una dulce y melodiosa voz retumba en su pabellón auditivo llamando en creces su atención. Entonces, observa hacia donde la melodiosa y trémula voz aparece atando cabos de la cuestión.

Su hermano menor, últimamente, se ha servido de sangre fresca afuera. Y supone un problema que un humano que se olfatea tan dulce como una flor de estación, se encuentre en el interior de la mansión al momento de más necesidad del no muerto menor.

—¿Hermanito? —susurra pausado buscando la atención del nombrado sin lograr su cometido. Aquel pálido menor está agitado y en completa conmoción sin lograr contenerse de dejarse llevar por sus exacerbados instintos.

Alertando así al artista porque debe velar, por un lado, por el bienestar de Jung Kook dejándolo alimentar pero a la vez, si llega a dar rienda suelta a que el menor consuma a diestra y siniestra de la sangre de aquel humano fragante, el dilema será de mayores dimensiones. Y solo quiere que su nombre sea pronunciado por la boca de su anhelado mayor en situaciones no caóticas, más bien de afección.

Entonces, se acerca paulatino hacia el desbocado menor, pero sobre que lo va a sujetar de su soma éste se incorpora como en cámara lenta para el tiempo terrenal pero haciendo uso de su percepción extrasensorial; se desplaza simultáneo a la velocidad del sonido de la tímida risa del humano.

Tomando desprevenido a Seok Jin que intenta en vano apresar alguna parte del cuerpo de su menor. Quedando en su mano, los lienzos rasgados de sus vestimentas.

Entonces, se apura a súper velocidad para llegar hasta él. Sabiendo a conciencia que es en vano apurarse porque al modo que reaccionó el menor, de acá a que llegue lo encuentra con el balsámico humano ladeando su cabeza y éste, consumiendo hasta la última gota de él bajo el malhumorado rostro del hermano mayor.

"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora