Inconmensurable calor recorre el recinto por completo, sobre que la impronta del joven rubio toma posesión sobre la mano del no muerto.
Haciendo escasear el aire circundante a medida que el pseudo humano se arrima y el vampiro puede observar con claridad, la actitud vampírica del hambriento joven enfrente suyo.
Logrando situar nervioso, de algún modo, al pálido morocho y activando las alarmas de la bestia dentro suyo. Creyendo que en algún momento, todo esto tendrá sus fatídicas consecuencias.
Y el joven rubio, dopado en el aroma de la presa frente suyo, no logra discernir si está bien o mal lo que nace dentro suyo, como un deseo irrefrenable de embeber de aquella sangre.
Sangre que lo llama como la droga al adicto. Incapaz de frenar su codicioso deseo que se trasmuta en una insana necesidad de consumirlo por completo.
—¿Es normal que tenga ganas de tragarte por completo? —suelta el rubio, preso del momento.
Y el vampiro, que no puede despegar los ojos de la erótica visión de verlo ansiando parte de su cuerpo, le suelta: —Es nuestra propia naturaleza incrementada en sus comienzos. Las primeras hambrunas, parecen una necesidad absoluta que solo deja que veas con los ojos del irrefrenable deseo que promueve lo más recóndito de tu cuerpo.
—Te deseo... —suelta el pseudo humano a centímetros de la boca del contrario y dejando trazos de abundante saliva a medida que degusta con su lengua, la muñeca del no muerto.
—Lo sé, es puro instinto también —dice el no muerto a medida que cierra sus ojos cuando el joven frente a su porte, muerde con fuerza las frías carnes de su muñeca.
Y el joven rubio, que solo tiene deseos para con él y dándose cuenta de que esto va más allá de su propio instinto de supervivencia, apresa con fuerzas las carnes del erótico vampiro. Desgarrando un gran pedazo, ya que sus colmillos no son, aún todavía, lo suficientemente fuertes.
Dejando una expuesta herida en donde posa, con sumo fervor, sus menesterosos labios. Tragando una buena cantidad de deliciosa linfa para luego separarse y dirigirse hasta los fríos labios de su presa.
—Prueba la delicia de tu plasma.
Posando, sin dudas, sus labios sobre los trémulos del embelesado vampiro mientras crea una sugestiva fricción, a medida que el joven rubio se menea sobre la cadera del no muerto.
Momentos en donde no importa nada más, que sentir la urgente necesidad de ser dos seres fusionados en la misma pieza de un prohibido y erótico juego.
Y a medida que el beso se intensifica, el pecho del pseudo humano comienza a latir a sobremanera, logrando dejar al vampiro más enloquecido... Si aún se pudiera.
Anhelando pasar una vida eterna a su lado...
Y como si tan solo pudiera sentirlo, lo piensa. Y de inmediato, es sorprendido cuando el rubio reacciona ante sus palabras internas: —Deja de pensar un futuro conmigo... Eso aterra.
—¿P-puedes? —cuestiona sorprendido el pálido en ofrenda —. ¿Me sientes? —finaliza.
Y el rubio, perdido en su burbuja de éxtasis, responde con una lujuriosa sonrisa: —Todavía no, pero eso, se podría cambiar ¿no lo crees?
Intensificando el húmedo beso a medida que la temperatura quema por cada parte de sus cuerpos. Rodeados de la lujuria que supone alimentarse de esta fresca sangre que amplifica sus efectos.
Entonces el rubio, jadeando entre besos, arrima la mano sangrante del anonadado no muerto. Lamiendo el camino trazado en rojos de su brazo mientras el pálido morocho, con sus ojos en rojo, observa con sumo deleite como lo vuelve loco ser su objeto de deseo.
Pero antes de que el vampiro emita un nuevo sonido, el rubio succiona con extremada fuerza la lacerada muñeca haciendo a su presa jadear de la impresión que le profesa tamaña fuerza.
La situación se repite como un espiral de tiempo estancado, en cuanto el pseudo humano chupa codicioso de su caliente presa.
Y a medida que el afectado a ser devorado por todos lados, toma conciencia de los eternos segundos succionado. Siente aumentar la intrínseca conexión con aquél que lo está chupando controlado y a la misma vez, desesperado.
Aumentando su tensión y por consiguiente su calor, al sentir las manos del rubio amasar sin un ápice de duda, sus estremecidos glúteos.
"Te deseo..." Se repite en su cabeza a medida que los segundos transcurren y el joven rubio abandona su muñeca para dirigirse hacia sus labios, dándole de probar del pernicioso carmín que brotó de sus muñecas.
"Yo también" retumba en ambas cabezas sin poder distinguir bien, si son sus propios rememores o los rememores del contrario.
Pero con una sola idea fija en ambas cabezas... Calmar a cómo de lugar, la sed de lujuria que se intensifica como hoguera.
Entonces, el pseudo humano arrastra al morocho hasta un resguardo de los otros. Alzándolo desde sus rodillas y enredando las mismas a su inquieta cadera. Prosiguiendo con el descenso de la cremallera de su presa y sin dejar de atacar sus labios con suma fiereza.
Las manos del jadeante no muerto, se enredan en los cortos y rubios cabellos. Y sin dudar ni un segundo permite que el objeto de su afecto, manipule su chorreante falo a su antojo.
Entregándose a la ola de exuberante placer que lo abarca por completo en cuando el rubio, humedeciendo sus dedos, se mete en lo profundo de su pálido cuerpo.
—Voy a follarte hasta quedar satisfecho... ¿Me escuchaste?
Suelta entre jadeos, el autor de los deseos del no muerto, preso de su exacerbado deseo y con un increíble control de su alimentación. Ya que ha embebido lo suficiente y ahora solo quiere dejarse llevar por lo que siente de parte de ambos.
Una intensa sensación de locura junto a un apego desconocido que para su gusto, le está gustando demasiado. Entonces, raudo desciende las ropas del blancuzco para volver a tomarlo entre sus brazos.
—Fóllame rudo, déjame sentir la furia que te nace por no poder controlarte...
Suelta el no muerto, con sus ocelos rubí y sus colmillos picando por asomar presto.
Envueltos en una nube de afrodisíaco placer que los nubla, por completo, el juicio de ambos. Porque cuando el rubio humedece con saliva teñida de sangre su mano, no puede percatarse de lo insano que puede verse todo esto ante los ojos de la sociedad en donde está inmerso.
Solo deseando entrar rápido y ser envuelto entre las exquisitas paredes que lo aprietan como un fabuloso guante de seda.
Y el vampiro, poseído en sus más bajos instintos y sin poder creer del todo en cómo se deja ser ante su impronta, permite que el ansioso rubio se hunda en él; de una sola y ruda estocada.
Omaigad😱😈
Gracias por leer, comentar y votar 🥰
Los amito mucho♥️
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Fanfiction◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...