De un veloz e increíble movimiento el trémulo cuerpo del rubio es apresado entre dos fuertes brazos que condicionan su mente, junto a un profundo carraspeo maloliente que pone de punta los vellos de su dermis, ante el afile de sus largas garras ensangrentadas contra la pared posterior de su tembloroso cuerpo.
Quiere gritar y no puede...
Quiere llorar y se aguanta como el hombre que supuestamente debe ser y se hace el fuerte...
Pero el inaudito momento aunque parece irreal o salido de algún cuento de terror de esos de ultratumba, lo supera con creces a cada instante. Y percibe como su dichosa garganta se cierne ante cada profunda exhalación del sanguinario ser que lo tiene acorralado.
Cierra con fuerza sus ojos rememorando como su mente dictaba que no debía salir, que debía resguardarse. Una voz que va más allá de su entendimiento lo frenaba.
Pero es que cuando su prometida salió despavorida por qué el dolor de la prima vez le resultó francamente insoportable, no le quedó más remedio que vestir a medias y salir detrás de ella pidiendo cuanto perdón a su alcance hubiera. Claro que no pensaba que se encontraría con el panorama del cochero recogiendo a su dama en el carruaje a plena calle sin dejarle dar una mísera explicación sincera del desafortunado suceso.
Entonces... Una profunda respiración sobre el lóbulo de su oreja lo regresa de inmediato al terrorífico momento, sacándolo de anteriores rememores en el instante y abriendo con apremio sus orbes.
Aún así, mantiene inclinada su cabeza sin ser capaz de observar siquiera al maldito ser frente a sus ojos. Provocando que su respiración entrecortada muera en cada grito que intenta sacar, sin lograrlo, desde lo más profundo de su garganta en cuanto se ve aterrorizado...
Voz que se opaca por la impronta de este obscuro y helado cuerpo que se posa encima suyo.
Cierra sus manos en un fuerte puño, percibiendo enterrar sus uñas romas en su blanquecina piel hasta el punto de doler mientras mantiene nuevamente privada de la visión a sus ojos.
En una de esas, si tiene suerte y el alcohol cede, luego de forzar a su apertura nuevamente, se dará cuenta de que simplemente todo fue una desafortunada pesadilla.
Pero entonces, la sensación de haber vivido un momento parecido lo invade a sobremanera, ya que el fuerte y frío cuerpo que lo acorrala le devuelve reminiscencias de a momentos en donde su cuerpo se dejaba ser a la merced de las sombras.
Cómo si fuera un vil titiritero jugando con los fugases hilos de su vida...
Un demonio capaz de consumirlo de mil maneras y del cual cree no poder resistir si llegase a reclamarle que le vendiese su alma en partes.
¿Cuál es la verdadera naturaleza de este ser sediento de su todo?
¿Qué logra extraerle incontenibles jadeos que mueren en la profundidad de su boca?
Y al darse cuenta de lo que le provoca... Al percibir la pulsión libidinosa que fluye como cúmulo entre ambos, como un empuje psíquico totalmente narcisista que brota desde su pálido soma.
Se asusta...
—Puedo percibir como bombea con fuerza tu sangre, aunque ahora mismo estés aterrado —susurra con una grave voz terrorífica mientras sus garras recogen mechones dorados a su alcance para finalmente cortarlos en un solo movimiento.
El deseo de probar de su elixir manjar descontrola con creces a la bestia, olfateando desesperado y gustoso sobre su cuello mientras se guarda disimuladamente el mechón de cabello.
—Hueles realmente delicioso... — pronuncia ronco sobre el lóbulo de la oreja del trémulo rubio —Deseo probarte como no te das una idea... — Finalmente le suelta.
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Hayran Kurgu◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...