El galante rubio se encamina a su flamante trabajo repleto de un entusiasmo que reflota por cada poro de su sistema.
Es que nunca imaginó tener en su corta vida la posibilidad de demostrar sus aptitudes en cuestión de finanzas, y mucho menos en la firma en la que va a desempeñarse después de todo.
Los poderosos hermanos Kim y asociados, son los dueños y señores de casi toda la industria de mayor producción de la zona. Y laborar para ellos le dará cierto renombre que sonará como cotilleo entre el gentío de los pueblos aledaños. El sueña con ser reconocido como el señor Park en algo que valga la pena serlo.
Tan así, que su humor no puede estar mas pleno aunque varios le han planteado el porqué debe trabajar desde la inmensidad de esa solitaria mansión, que no sería más fácil tener una oficina y no se que más. Una de las tantas personas es aquella fémina que tiene por prometida, y la que últimamente solo le trae recurrentes dolores de cabeza.
¡Es que todavía recuerda como se meneaba ante la impronta de otro tipo en aquella barra! ¡Y vamos! ¿Es que acaso pensará que a él no lo dejará tomarla como se debe y él se quedará muy casto a mirar como otro la degusta?
Aunque pensándolo bien... Ese cuerpo robusto con cara de penumbra logro que él active más de una alarma silenciosa adentro de su soma. Y no quiere por nada del mundo dar rienda suelta a sus putrefactos pensamientos porque teme que su cuerpo lo traicione.
Observa hacia el cielo nublado, como tantas otras veces, emitiendo un largo suspiro porque pareciera que nunca va a dignarse a dar presencia aquel astro que logra templar los corazones de la gente. Es que no recuerda con exactitud cuando fue la última vez que tuvo la dicha de sentir los rayos del mismo penetrando lentamente por cada poro de su dermis.
Luego se deja guiar por el paisaje a sus alrededores. Casas maltrechas y calles desiertas. Adoquines salidos del camino cada tanto, que causan que se sienten más intensos los traqueteos del viaje en el carruaje. Un digno paisaje lúgubre para un merecido cielo inerte...
A pocas cuadras divisa el gran portón que separa la mansión del resto de la humilde villa.
Y no puede dejar de pensar en que ojalá le valla bien con el trabajo así deja de arrendar una pocilga y se hace merecedor de un digno aposento aunque sea éste de pequeño tamaño.
Es que a decir verdad, cada vez tiene menos ganas de formalizar con la susodicha así que pondrá lo mejor de si para hacerse de renombre y no necesitar del supuesto poder de su familia.
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Dentro del majestuoso hogar dos hermanos intercambian algo más que palabras mientras el mayor de ellos espera paciente, dentro de lo que puede, la llegada del humano.
—¿Puedes dejar de prestar atención al sonido de la reja y besarme más despacio y con total adoración? —suelta meloso y entre mohines el del medio a medida que delimita con su lengua, la mandíbula del mayor.
—Como que tu tacto me entusiasma demasiado y luego me pides retracción... ¿No es un poco injusto de tu parte cariño? Yo tratando de trabajar y tu poniéndomelo duro... Y me refiero a la situación —anuncia Nam indeciso de lo que dijo.
—Como duro quién dice duro, le falta tan solo un poquitito —suelta descarado el consanguíneo de medio mientras abarca apretando con su mano hábil, las partes íntimas del mayor —¡Qué buena brocha para dibujar sobre mi lienzo!
—¡Pero será posible! Está bien que no tenga problemas con que restregen como animales en celo, pero aunque sea ¿Podrían cerrar la puerta? ¡Ah! Y te aviso hermano que tu infeliz trabajador está el el recibidor según la servidumbre... Deja que tome una de esas hermosas copitas del "delicioso" plasma que tienes ahí atrás así me pongo a tono con mi hermosa cara de nada —emite con las pocas ganas que le nacen al vampiro menor, la situación de ponerse a trabajar cuando detesta lo que tenga que ver con asuntos de la empresa.
Jin no pierde tiempo y antes que el mayor se de la vuelta, apresa nuevamente los fríos labios de su presa. Porque así lo mira últimamente, como la más perfecta pieza de museo para devorar lentamente a base de succiones —D-debería p-pintarte en pelotas —resuelto dictamina sobre el final del intenso roce.
—Demasiada información hermanitos —dice el menor poniendo cara de asco para luego anunciar decidido mientras observa risueño al mayor —Y te aviso hermano que si no te apuras, me desayuno al nuevito.
Las piernas del vampiro mayor se movieron a tal velocidad que le fue imposible al hermano del medio seguir degustando de su delicioso caramelo. —Eres un corta mambo enano, a ver si te gusta que te corte luego la faena.
El vampiro menor mientras traga con la mayor cara de asco, la mierda que simula buena linfa, no deja de observar al hermano que le sigue preguntándose mentalmente a que se refiere realmente con sus dichos.
Él bien sabe que no suele degustar adentro del hogar últimamente. Nutriéndose del entorno de las afueras, mujer u hombre o lo que fuera, porque la maldita sociedad tendrá pensamientos de antaño pero conocerlo desde su perspectiva le dió la certeza de hombres que simulaban femeninas bellezas. Y agujero al fin al cabo es simplemente eso... Algunos más apretados y otros...
El sonido de las escaleras, acarreó una regeneradora brisa acompañada del más exquisito néctar, mezcla del aroma propio de aquella belleza que pausadamente se acerca y algún producto del cuidado de su sedosa cabellera.
Y cuando el vampiro menor, preso del momento en que aumenta su sentido de olfato y la audición, no se percata de que su hermano del medio se acerca por detrás y hacia el lóbulo de su oreja. Escucha nada disimulado pero en voz baja —De nada hermanito... Y conste que para convencerlo a tu mayor, solo me hicieron falta un par de mamadas.
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Fanfiction◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...