◾29◾"Exacerbación"

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Cruciales segundos se suceden a medida que el vampiro menor cierra con suma pesadez sus ocelos. Dejándose vencer por la carga emocional que conlleva recordar todo el daño que ha malogrado a lo largo de los cuantiosos años.

Percibir como se reproduce en su mente los aterradores ecos de los gritos desgarradores de aquellos hombres y mujeres que han sido su presa fácil a lo largo de su sanguinaria casería, lo repleta de inmensas culpas que nunca antes había tenido oportunidad de expiar. Y aunque su actualidad sea otra, carga con el peso del recuerdo de los horrores añejos.

Mujeres, hombres o cualquiera que esté dispuesto por unas míseras monedas a dejarse consumir, profanar y vejar. Ha sido moneda corriente ésta última centuria cuando el vampiro menor trató pero luego notó, que no lo complacía consumir el plasma que adecuaron sus consanguíneos como forma de alimento permanente para el resto de sus días.

Así que ahora, entregado hacia aquel que él mismo convirtió en un pseudo bestia, espera su designio en el efímero instante en donde definitivamente cierra sus párpados por la fatiga reinante... Dejando que lo cubra, lentamente, un renegrido abismo que apacigua las voces intrusivas que lo sucumben.

En eso y contra todo pronóstico, aparece el mayor de los hermanos que puesto al tanto de lo ocurrido en el pasillo por uno de sus propios empleados; logra detener el asunto antes de que pase a ser un asunto mucho más cauto.

—¿¡Pero qué demonios!? —advierte el mayor de los pálidos consanguíneos tirándose encima del rubio, quién con una extremada fuerza logra quitarse -como si nada- su cuerpo de encima. Dando comienzo a una redada por sacar del frenético trance a su incipiente empleado, logrando que de algún modo recobre su cordura.

Gritos que retumban en llamados, quejas con tintes de sobrehumana fuerza y un joven rubio sacado de sus cabales, se promulgan como un pedido desesperado de que alguien haga algo. Ya que la gran fuerza impuesta por el mayor de los hermanos, no llega a ser suficiente para quitar el pseudo humano. Y debe recurrir como última instancia, al abanico de posibilidades de que el rubio pueda salir dañado.

Así que asomando sus aterradores filos (los cuales por siglos no ha utilizado más que para marcar "eróticamente" a su otro hermano) desgarra una pequeña porción del brazo del medio humano, haciendo que reaccione ante la crisis aguda del dolor repentino que lo aqueja y aprovechando justo en ese instante para arrojarlo bien lejos por el pasillo. Golpeando éste su cabeza durante el proceso de aterrizaje y quedando profundamente dormido como en trance. 

En eso, asoman el consanguíneo del medio y algunos empleados. Trayendo consigo algunas antorchas encendidas y otros, alguna especie de palo, completamente dispuestos a dar batalla de ser absolutamente necesario. Es que es de público conocimiento para ellos, que las primeras transformaciones o las casi transformaciones, suelen ser agresivas y con total perdida del conocimiento... Quedando solo un cuerpo manejado por la temerosa oscuridad que lo repleta.

Segundos luego y sobre uno de los laterales del pasillo, cae como un costal de papas arrojado al vacío del abismo, el menor de los vampiros. Quién está sufriendo un colapso por ser casi drenado desde sus adentros... Muriendo lentamente por dentro, mientras purga por cada uno de sus pecados.

—¡Jungkook! —grita desesperado el mayor mientras no pierde detalle del rubio a lo lejos. Marcando con su mirada hacia su amado para que se ocupe de aquello y entregándose él, de lleno, a velar por su parvulo y demacrado hermano.

Rápido accionar del vampiro en jefe se sucede cuando habilita su palpitante y pálida muñeca con el único fin de dar de embeber a su menor. Mientras ruega a sus ancestros porque le den la fuerza necesaria y así poder detenerlo a tiempo, de ser necesario, quedando ésto como el recuerdo de un vil cuento.

El moribundo, perdido en su limbo de ensueño casi nulo, dilata sus fosas nasales ante las copiosas gotas de sangre que aparecen luego de que su hermano mordiera su propia muñeca en pos de acercarla al alcance de su escaso olfato.

Pero al ser la alimaña, más fuerte que cualquier vestigio de lo que haya sido como humano, se aferra de inmediato a la pálida circunferencia. Chupando con extrema avidez como si de un delicioso manjar se tratase y llamando de inmediato, la atención de aquel hermano que estaba velando por las laceraciones del rubio.

Entonces Jin, dando rápidas indicaciones al personal que se encuentra en el lugar, se dirige hacia aquel que mutó la definición del amor a su lado. Velando porque su menor sea capaz de frenar antes de que esto se torne en un círculo vicioso y del cual no se tenga retorno alguno.

El joven rubio, sumido en un profundo sueño y con heridas expuestas que serán de gran dolor cuando despierte, es trasladado por varios empleados hasta los aposentos del consanguíneo del medio. Cama de la cuál no hubiera tenido que salir según los pensamientos del resto del cotilleo.

Es que ninguno en la casa sospecha de la erótica contienda nocturna, más que lo que pudo observar el hermano del medio a lo lejos. Dejando en éste un gran cargo de conciencia haciéndolo que se cuestione, una y otra vez."¿Y qué hubiera pasado sí..?" Cómo si el pudiera, de algún modo, frenar la faena. Aún así, se machaca en fatídicos pensamientos que lejos están del detenimiento.

El vampiro menor, preso del afrodisíaco aroma y sabor, succiona como si su vida dependiera de ello... Y más allá de ser certero el acto y el accionar de su hermano en estos momentos, marca un legítimo límite entre lo correcto y lo erróneo cuando suceden segundos en donde el menor se aferra profundo provocando que el mayor abra con prontitud sus ocelos. A todo esto, Jin, aterrado y otro poco más preocupado, intenta sacar a su amado del oscuro frenesí que sujeta a que ambos hermanos se sometan.

Y como mayor estrategia, acude a su fuerza extrema logrando sacar al mayor cuando sus ojos indicaban que ya estaba al borde de perder su cordura y razón. Logrando que el menor de los hermanos inspire profundo, tomando conciencia del lugar para luego desplegar su mirar. Dándose cuenta, tardío, de la gravedad del asunto en cuanto observa sangrar sus muñecas a Nam y la cara de horror del semejante a su par.

—Y-yo —cuestiona Jungkook con dubitativa y ronca voz.

—Más te vale que esto valga la maldita pena, hermano —le suelta ofuscado el consanguíneo del medio ayudando a incorporar a su amado y saliendo del rango de visión de su menor.








































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Los amito mucho♥️

"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora