◽46◽"Debacle"

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Entre tropezones, el no muerto lo entra a la pieza dando un severo portazo. No sabe cómo es que llegó el medio humano hasta su puerta, pero de inmediato, se imagina que guiado por el fuerte aroma que exhala de la misma manera en que lo guió a él; en cuando el rubio ingresó por el acceso de la sofisticada morada.

Ya sentado en el lecho y con el joven bello sobre su inquieto regazo, las vampíricas manos abarcan tocando todo a su alrededor. Con inmensas ganas de quemarse entre las flamas de una desmedida atracción... Atracción que los consume como fuego a la lava.

Amantes que se poseen nuevamente, entregados a un infinito ardor... Momento en donde hay ausencia de respuestas a preguntas que no se expresan y en donde velar por el bienestar corporal, pareciera ser una cuestión de veta.

Así, es cómo el rubio ataca con genuina desesperación el magullado cuello del no muerto, provocando su instintiva reacción de ladear aún más su receptivo cuello.

Afrodisíaco momento en donde las manos del vampiro recubren la prominente dureza del que se está alimentando de su linfa mientras menea magistralmente su cadera. Masajeando por encima de las telas sin pudor y sin reparo, de que está nuevamente alimentando los incipientes instintos del medio humano. Deseando insano, provocar su degrado hasta el punto de volverse tan uno mientras profana en las profundidades de su cuerpo.

Y mientras el rubio succiona, sin un ápice de culpa, el vampiro imagina lograr tener a su compañero afín por lo que resta de sus días.

En cuanto el medio humano -toxicómano volado- se separa de su cuello con sus ojos bien vidriados y dilatados en completo deseo. El vampiro, sin poder dejar de contemplar al hombre que logra lo inmarcesible, lo besa rudo y sucio mientras desprende velozmente cada una de sus prendas.

Es que probar de su misma linfa desde esa pecaminosa boca, es una nueva faceta que al vampiro lo provoca... Provoca querer alimentar más al dueño de sus húmedos pensamientos sin que todo le importe menos.

Y así es como, despojado de pantalones y jadeante en ardiente deseo, el medio humano se eleva por encima de la bestia. Para luego dejarse caer de un fuerte sentón, sobre el duro falo del hacedor de cada uno de sus deseos.

Habiéndose preparado con escasa saliva mientras le repetía: "Eres mi condenada agonía".

A todo esto, el vampiro con sus ojos inyectado en rojo y preso de su incrementado instinto (a medida que el rubio lo asienta repetitivamente) le clava sus filosos colmillos sobre la magullada muñeca. Alentando al medio humano a que vuelva a probar de su espesa sangre a medida que firme lo eleva con la destreza de su grandiosa cadera. Extrayendo desde las fauces del pecaminoso rubio, sonoros e inentendibles gemidos que son música para los oídos de la bestia.

—Eso es cariño... Muévete como tú solo sabes hacerlo... Me tienes poseso y a tus pies mi humano bello... Desearía, deseo tanto...

Las palabras que quieren salir livianas como una fresca ventisca, mueren en la punta de la lengua del no muerto. Cuando se guarda para sí mismo, su más profundo deseo. Tratando de no cortar lo sexual que se está aconteciendo y dejándose disfrutar sin pensar, en lo que sucederá luego.

Y el rubio, desesperado por tomar todo de lo que el de abajo le entrega, velozmente lo empuja. Logrando que el pálido morocho se reubique sobre las mantas de modo de que estire las piernas y él, tenga completo acceso a cada parte de su soma. 

—Déjame tomarte y disfrutarte, no puedo controlar mi deseo que crece como lava ardiente cuando te toco y te tengo cerca. Permíteme sumergirme en tus profundidades... Necesito... Deseo tanto... hacerte mío.

Las posesivas palabras del rubio, hacen mella en lo profundo del pecho del no muerto. Y sin emitir vocablos, éste solo asienta su cabeza.

Así es que de esta manera, el exquisito medio humano, arranca sin pena las prendas que molestan de la gran bestia bajo su mando. Sintiéndose empoderado de dominar, en la intimidad, al señor de las tinieblas.

Pero antes... lo adora.

Sale de la dureza del no muerto, para luego agacharse y recorrer con su boca, erizando cada pálida porción al alcance de su lengua. Deleitándose al ver a la bestia retorcerse mientras él, lo domina con varias tomas profundas de su boca.

E increíble pero real, lo calienta a sobremanera sentir la toma de sus cabellos entre esas garras filosas a medida que profundo lo succiona.

Y mientras más observa los pronunciados colmillos que sobresalen desde la cavidad bucal de su amante, más lo desea.

Entonces, dejando una generosa cantidad de saliva tiznada sobre la entrada de la bestia, se interna con dos falanges mientras se eleva y lo besa...

Toque sediento de todo lo que son en estos momentos.

Él, un ser casi deshumanizado, profanando deseoso las profundidades de la bestia. Y una bestia que se entrega sin reparo a los eróticos designios del medio humano. 

Uno, menesteroso del otro. Y el otro, acaudalado en demasía de lo que pueda querer ofrecer o tomar como dádiva divina.

En creces, el beso se intensifica. Dejando al no muerto completamente extasiado del trato de su amante entregado. Y cuando menos se lo espera, siente un latigazo de dolor que hace que eleve en gruñidos su cabeza.

Y mientras la gloriosa pelvis del rubio, lo golpea sin un ápice de duda ni culpa, el vampiro se retuerce poseído en sus instintos y con sus filosos colmillos picando por enterrarse en su blanca carne.

Y no como un erótico juego, sino con la clara intención de perpetuidad. De hacerlo definitivamente suyo y a través del vesánico tiempo.

Desespera en sus adentros mientras el rubio succiona su pecho. Y piensa, sin querer ser descubierto, que todo se siente correcto.

—¿Rememores a futuro, erótico vampiro? Puedo sentir cómo me quieres contigo... Puedo percibir el firme deseo que fluye desde lo más interno de cada uno de tus pensamientos.

Susurra el medio humano sobre el cuello del vampiro a medida que se impulsa, aún más fuerte, en lo profundo de su cuerpo.

—Quiero todo contigo... Te quiero abajo o encima mío... Quiero poder quererte, amarte, como solo tú me haces sentirlo —suelta jadeante el no muerto, con sus ojos empañados en continuo anhelo e incrementado deseo.

Y es ahí, en ese efímero momento, en donde los ojos de ambos hablan sin necesidad de palabras...

Diciendo todo, aún sin decir nada.















































Haw... Maldita ansiedadddd. Que lo chupe y lo deguste😏

Gracias por pasarte y regalarme tu estrellita, si así lo crees necesario😍

Los amito mucho♥️

"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora