Una fuerte caída seguida de un sonoro quejido por parte del joven rubio, se escucha desde la inmensidad de las sombras.
Y los malhechores, luego de encender una pequeña farola para poder ver bien su exagerada y repugnante actuación, le otorgan al rubio una fuerte golpiza a base de palos y certeras patadas. Quedando, momentáneamente, sordo de todo a su alrededor. Solo escuchando a lo lejos la algarabía del disfrute de su aparente humillación.
Se encuentran en la habitación, el hermano mayor de la que era su prometida y otro que debe ser alguna especie de amigo o cómplice en toda esta cuestión. Dos tipos enormes en contextura y sin un ápice de cordura al momento de tomar venganza en nombre del supuesto amor.
Seres humanos listos para hacer daño sin que se les mueva un condenado pelo de ser necesario.
Y así, retumban por varios segundos, las sonoras risotadas y burlas que hacen eco por toda la habitación. Llegando directo hacia el pabellón auditivo del alicaído rubio, que tras varios segundos, muta estremecimiento por innato terror.
Activando su sistema de defensa ante cualquier nueva agresión e incrementando sus ganas de rojo festín durante la cena. Ya que el aroma que lo rodea se incrementa de tal manera, que puede percibir en sus papilas gustativas el deguste del posible sabor de la fresca linfa.
No sabe bien en qué momento pasó de ser un joven caído ante una fuerte golpiza como cualquier otro a querer tragarse a todo aquél que se anime a levantarle la mano siquiera. Pero poseído por una fuerza descomunal, aunque no se reconozca en este momento, se incorpora con una profunda mirada roja y letal.
—¿¡Pero qué carajos!?
Se escucha como el eco de un suplicio de uno de esos, que cobardes, se atrevieron a atacar. Sin imaginarse siquiera el destino sangriento o la mala suerte con la que correrán.
Y poseído por sus exacerbados instintos, y al acecho como un aguerrido animal, el rubio los observa uno a uno sin siquiera respirar. Y la tensión es tal, que no llega a darse cuenta que la puerta de su habitación fue abierta de par en par. Dejando al descubierto a un imponente morocho con sus ojos al rojo fuego que verían aquellos rastreros si pudieran sacar la mirada de sus largas garras y del asome de sus afilados colmillos.
Entonces, el mutado rubio reacciona ante el inconfundible sonido del gruñido del no muerto menor. Y certero en sus memorias, ahonda en el mente del mismo para decirle que por ahora, no se valla a atrever a actuar.
Riendo luego de una malsana manera que pone los cuerpos ajenos a temblar.
Y en cuanto los vuelve a mirar, el golpeado rubio comienza moviendo partes de su cuerpo como descontracturando para luego batallar. Sin esperarse aquellos, que una sombra como un tormento, ataque a uno de ellos sin poder tener la dicha de tratar de escapar.
El conmocionado y desgraciado hermano de aquella que fue su pareja, lo observa sin dar crédito a lo que ven sus asustados ocelos: un ex cuñado endiablado, que se prende del cuello del malandra que lo acompaña mientras no le pierde resguardo con sus diabólicos ojos.
Y cuando éste quiere moverse para huir, preso de un terror extremo, se topa con un sediento morocho que haciendo movimientos negativos con su cabeza le indica: —No, no, no, maldita presa, mira y observa la magnificencia de su esencia.
Y ubicando su gélido cuerpo por detrás del tembleque humano y continuando su temerario relato mientras le acaricia lentamente los cortos cabellos, le suelta: —Si te portas bien, en una de esas, te salvas... Ahora, suplica porque no te toque una incipiente bestia que se despierta sedienta de tu delicioso plasma. Eso, es lo que ves allí, un monstruo capaz de sacarte cada una de tus malditas entrañas.
El humano, llorando y suplicando porque no le hagan nada, se arrodilla pidiendo al de arriba que se acuerde de su alma y larga sin siquiera pensarlo: —L-les j-juro que yo n-no diré n-nada, Jimin... p-por favor... t-te lo suplico... n-no me hagan d-daño.
Y el rubio, ensangrentado por todo su rostro luego de haberse servido a complacencia de su presa mientras recordaba cada una de las patadas y escupitajos, finalmente lo observa.
Lo mira de una manera que el humano quisiera que no lo observara nunca, o ¿tal vez? Haber tenido la dicha de no haber nacido nunca.
—¡Tú! —suelta la sanguinaria bestia rubia haciendo que el humano se estremezca —. ¿Pides piedad? ¿Acaso te crees que no veía de lo que eras capaz, maldita escoria humana? Más de una vez me insultaste por ser inferior para tu hermana y su perfecta sociedad... ¿Pero sabes qué? Yo soy la maldita perfección, solo que no para los vividores de tu clan... Ahora, suplica porque no te mate, él o yo.
El menor de los vampiros, observa a su compañero completamente anonadado y sin poder creer que "solo" haya actuado y casi dar por difunto, al humano que apenas respira tirado en su piso. Pero luego lo saca de sus pensamientos, su bizarro cuestionamiento.
—Alimaña ¿Prefieres alimento fresco o ya saboreado?
Escuchándose de inmediato, los suplicios del agónico humano tirado en el piso.
Sonidos a lo que el no muerto responde de inmediato: —Me alimentaré del pedazo de idiota tirado, a éste, lo dejo en tus manos... Pero piensa bien lo que quieres, y el peso que traerá, la consecuencia de tus actos.
Haciendo recapacitar al instante, al casi extinto humano, sobre su acción a llevar a cabo.
Así que acercándose omnipotente hasta su ex cuñado le dicta: —Saldrás por esa puerta y te olvidarás de cada mierda que viste, excepto del miedo de saberte que puedes ser en cualquier momento una presa. No sabes porqué, o de quién... Solo debes vivir aterrado de que no te suceda nada extraño, experimentando un continuo miedo paralizante que ni tú mismo te puedes explicar... Y te olvidarás de vengarte de mí o de alguna otra mierda que se le ocurra a tí o a tú hermana...
El humano, drogado en las palabras del joven rubio, se retira sin siquiera acomodarse la ropa o secar el sudor o sus lágrimas. Cerrando el acceso que separa el mundo del afuera con el de adentro.
—Desistir de matar... ¿Una cuestión de ética o de moral? De éste no puedo beber más, sino, no contará más el cuento... Demasiado tardará en recuperarse luego —suelta ofuscado el no muerto menor ante la incipiente hambruna que se carga pero sin dejar de hurgar en la mente del letárgico para que cuando recupere conciencia, si es que se salva, luego no se acuerde de nada.
Pero es sorprendido, cuando delante de sus ya negros ocelos, aparece la fina muñeca del ensangrentado rubio.
—Sírvete JungKook, tómalo como una manera de agradecer que volviste por mí, aunque no lo necesitara en lo absoluto...
WoW, este Jimin al acecho, maigotttt 🥴
Gracias por leer, comentar y votar.🥰
Los amito mucho♥️
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"𝑽𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒊𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒎𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒏𝒖𝒏𝒄𝒊𝒂𝒅𝒂" (Jikookmin)
Fanfiction◾⚰️◾ ⚰️◾⚰️◾ 𝑼𝒏 𝒂𝒑𝒆𝒈𝒐 𝒎á𝒔 𝒂𝒍𝒍á 𝒅𝒆 𝒍𝒐 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐, 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐 𝒅𝒆 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒖𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆, 𝒔𝒊𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒆 𝒔𝒆𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒍𝒑𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒅𝒆𝒍 𝒂𝒇𝒆𝒄𝒕𝒐 𝒆𝒏...