|Antes del sexo|

955 54 20
                                    

YEOSANG (10 años de edad)

–Si eres niño, ¿por qué no pareces niño?–preguntó en tono de burla uno de mis compañeros de clase, San.

Choi San solía estar rodeado de otros niños, no por ser sus amigos sino para evitar ser sus "víctimas". Era un niño agresivo, siempre estaba a la defensiva. Yo solo lo ignoraba, además estaba acostumbrado a recibir ese tipo de comentarios. ¿Realmente parecía una niña?

–¡Oye San! Yeosang no parece niña.–exclamó el niño que decía ser mi mejor amigo, Jung Wooyoung.

No entendía el porqué pero ese niño siempre estaba pegado a mi, sin importar si yo le hablara o no, él se sentaba junto a mi, comía a mi lado y me acompañaba a donde sea que fuera. Siempre con una hermosa sonrisa en su rostro, siempre me protegía. Con el tiempo sucumbí y abrí mi corazón a Wooyoung.

Resulta que por alguna razón que no conocía, San no era agresivo con Wooyoung. Se quedó callado y se fue, sin decir más.

–Realmente no me importa parecer niña, lo escucho en todos lados. Las amigas de mi mamá bromean respecto a maquillarme y vestirme como niña, porque "soy demasiado lindo y femenino".–dije sin dar importancia.

Realmente no quería darle importancia. No quería tener pensamientos raros en lo que quedaba de clase.

No me gustaba mi rostro, la suavidad de mi cabello, mi piel blanca, mi complexión física, odiaba todo. Parecía que todo en mi gritaba "niña". Sabía que en el fondo si me molestaban los comentarios de los demás, lo sabía cuando me miraba en el espejo y lloraba sin control. Nadie me iba a amar siendo de esta manera. Nadie me aceptaría. Me sentía asqueroso, odiaba ser de esta forma.

WOOYOUNG (10 años de edad)

–...YOUNG ¡WOOYOUNG!–escuché como gritaba mi padre.–¡TRAIME UNAS CERVEZAS!

Corrí hacia la nevera en busca de su pedido. Tomé las cervezas y me dirigí a la sala de estar. Allí estaba mi padre, sentado frente al televisor mirando un partido de soccer, con las líneas de ese polvo blanco preparadas sobre una bandeja.

–¿Qué miras mocoso?–dijo levantándose para luego estampar su puño en mi rostro.–¡Dame eso!–tomó las cervezas de forma tan brusca que hizo que yo cayera al piso.–No seas marica, levántate y prepara la cena antes de que llegue tu madre.–fue lo último que dijo antes de inhalar ese polvo blanco.

Mi mamá trabajaba de día y de noche, dos trabajos para poder mantenernos a mi, a mi padre y a sus vicios. No solo yo recibía golpes de su parte, mi madre se llevaba lo peor si no le daba dinero a mi padre. La observaba mientras lloraba y se preparaba antes de ir a trabajar, maquillando su rostro, como si nada hubiera pasado. No solía estar en casa, se iba temprano en la mañana a su primer trabajo, venía en la tarde a comer y dormir algunas horas para luego prepararse para ir a su otro trabajo.

No tenía amigos hasta que conocí a Kang Yeosang, un chico de apariencia frágil al cual no pude evitar querer proteger.

SAN (10 años de edad)

–Recuerda que tienes que ser fuerte, no eres una niña. Tienes que defenderte no puedes dejar que nadie te pisotee.–decía mi padre mientras me sostenía de ambos brazos, mirándome fijamente para que entendiera bien.

Siempre tenía que ser fuerte, tener carácter duro. No podía mostrar ningún signo de debilidad, llorar estaba prohibido en mi casa. Tenía que ser un líder y no un seguidor, nadie debía oponerse a mi. Nadie pasaba por encima de mi, yo no lo permitía. Antes de que alguien pudiera hacerme algo yo actuaba primero.

El factor común es el sexo (Ateez/BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora