Kevin 14:15pm
Ya estoy listo para ir al museo. Un traje negro a medida, una corbata roja de marca, el pelo arreglado hacia atrás. Aunque tener el pelo ondulado lo complica bastante.
En cinco minutos tengo que irme si quiero llegar puntual. Franco me acompañara en el camino. Hoy temprano le escribí pidiéndole perdón por lo de ayer. Aunque todo lo que dije fuera verdad. Para cuando bajo, Fran terminó de juntar la mesa.
Salimos y yo voy a buscar el Koenigsegg blanco. Arranco el motor y empiezo a conducirlo hasta fuera de la reja. Franco sube y empiezo a manejar camino al museo.
–¿Por qué se van a reunir en un museo?
–Evangeline, amiga de mi madre va a heredar el museo, asique negociaran con los asociados más importantes.
–Todavía te importa.
–¿La empresa?
–No estúpido, tu mamá.
–Claro que no...
Ya estaba dando la vuelta en la esquina del museo. Trato de estacionar lo más cerca de la entrada para que no muchas personas se enteren de mi llegada.
Franco se baja primero y se queda recostado en el auto hasta que yo bajo. Un pequeño grupito ya nos reconoció, y se nos quedaron viendo mientras susurraban cosas. Una del grupo trato de sacarnos una foto discretamente. Fran lo nota, y se quita la gorra que se había puesto, en un intento de pasa por desapercibido.
–Todavía no ha llegado Mónica, y ya nos descubrieron algunas personas –. Dice divertido mientras se pavonea para el grupo de lejos.
Muestra una sonrisa que le marca levemente la mandíbula. Desprendiendo con naturalidad un atractivo encanto. Pero su sonrisita se va junto a mi despreocupación en cuanto veo llegar a mi madre en su vestido blanco y negro. Ajustado a su silueta que recuerda a una guitarra. Su mirada se esconde tras sus lentes de sol. Su pelo corto y ondulado, de un color rojizo y anaranjado está bajo su sombrero blanco. Se acerca a nosotros con pasos firmes sobre sus zapatos de aguja fina.
Le doy las llaves de mi auto a Fran.
–Quédate en mi casa hasta que vuelva.
–No hay problema, Kin.
–Maneja con cuidado –miro mi auto –. No quiero que le hagas ni una ralladura.
–Casi pensé que te preocupabas por mi –. Responde subiendo al asiento del conductor.
Le sonrío mientras veo como se aleja en mi auto. Enciendo un cigarrillo y empiezo a fumar. Hasta que llega mi madre y acto seguido me lanza una mirada desaprobadora.
–No quiero que fumes acá –escupe en cuanto está a mi lado.
Desde que se divorció con mi padre empecé a fumar, y ella empezó a criticar cada cosa que podía de mí. Ya no me importa su opinión, pero por alguna razón sigo en contacto con ella.
Tiro mi cigarrillo y lo apago con la suela del zapato.
–Bien –zanja ella. –Vendrán unos socios de Europa muy importantes, no quiero que hagas ninguna estupidez.
–¿Qué se supone que haga yo?
–Eres el futuro de mi empresa, mínimo, muestra interés.
A los pocos minutos llegan los socios. En un auto lujoso con un chofer que les abre las puertas del auto. Como si no pudiesen hacerlo ellos mismos por miedo a que se les caigan las manos. Ellos son los ricachones mimados de verdad, no yo. No entiendo a los medios de comunicación que me viven comparando con personas así. Dan asco.
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Por ti siempre.
RomanceKevin y Camilo son dos jóvenes con vidas diferentes pero con problemas igual de graves. se conocerán por la casualidad creada por el universo. juntos se ayudaran, apoyaran y recorriendo ese camino de conocerse a si mismos y al otro, un sentimiento f...