La disco estaba repleta de personas, las luces en neón te llevaban a otra dimensión, otra galaxia. La música, gente bailando, besándose.
En algún momento de mi vida consideré tener una pareja pero ya pasé por tanto dolor que sufrir por amor no está en mis planes por el momento.
Llegue a la barra y pedí una cerveza, el dueño de este local es amigo del padre de anya y por eso podemos entrar con confianza sin restricciones, y es punto a nuestro favor porque las tres somos menores de edad.
Luego de varios tragos decidí ir a la pista de baile para divertirme un poco, y me dejé llevar, di todo de mi en la pista mientras intentaba que el vestido no se me subiera para no mostrar demás pero era imposible, y sin importar, seguí bailando dejando de lado el problema que tenía con tal.
Un chico de unos 26 años bailaba junto a mi y me sentí incómoda, delicadamente me alejaba de su lado pero el insistía y seguía tras de mi.
—Oye, podrías alejarte— molesta le indique.
Ignorando mi petición se pegó aún más a mi y ahí perdí todos los estribos, con alcohol en mi sistema y enojo, claramente iba a estallar. Con todas mis fuerzas empujé al hombre dio unos pasos atrás algo mareado y su entrecejo se frunció.
Oh no.
Su palma se estrelló contra mí mejilla y sentí el mundo dar vueltas. —Maldita zorra— gritó.
Creí que me volvería a golpear cuando alguien lo tomó por el cuello de su camisa y le estrelló el puño en su cara, el hombre se lo iba a devolver pero estaba muy borracho como para mantenerse en pie. Esquivando varios golpes, el chico de chaqueta negra recibió un rozón en su mejilla que lo enojó.
El chico.
¿Vélez?
El chico que me había salvado ayer volvía hacerlo hoy, definitivamente era mi ángel guardián.
—Vélez— traté de separarlos —cálmate
Lo hale por la chaqueta y en un rápido movimiento recibí un golpe ¡Mierda! Sentía que me iba a desmayar del fuerte golpe.
—Espérame fuera— gritó mientras le seguía dando golpes.
Sin pensarlo dos veces salí de aquel lugar a toda prisa, si mi madre se llegase a enterar sobre esto no me dejaría venir nunca más.
Luego de unos minutos el chico salió bastante agitado, su pecho subía y bajaba con rapidez.Joder.
Tenía unos pequeños rasguños en su ceja y labio que salía un poco de sangre de ellos, Después de unos minutos decidí hablar.
—Lo siento— susure, mordiendo mi labio inferior.
—No importa. Y ya deja de meterte en malditos problemas— me señaló —no te voy a estar salvando todo el tiempo— me dio la espalda.
Puse mi mano derecha sobre su brazo y este se quejó. —esto va a sonar bastante descabellado pero...— dude en lo que iba a decir —vamos a mi casa para sanarte un poco.
Me miró con el entrecejo fruncido. Admito que aquello que dije me dio mucha vergüenza pero era lo poco que yo podía hacer por el. El chico comenzó a caminar y le seguí el paso.
—¿Como te llamas?
—Ya lo sabes— de su chaqueta sacó un encendedor junto a un cigarrillo.
—¿También fumas?— no se para que me extrañaba, el chico tenía toda la pinta.
Me miró irónico. —Para nada, lo llevo de adorno para verme como el típico chico imbécil con cara de malo.
No dije nada mas, se le veía enojado aun pero no entendía si era conmigo o por el hombre a quien golpeó. Luego de caminar un par de minutos llegamos frente al departamento y en la entrada su cuerpo se tensó un poco, estaba dos pasos detrás de él.
—¿Segura quieres que entre?— dio media vuelta para verme.
—Mamá casi nunca llega antes de las 10 y son las 7— dije mirando mi reloj
—No quiero tener mas problemas por el día de hoy, si tu madre nos encuentra los dos solos le diré que me obligaste a ir.
Sin mas abrió la puerta de cristal de la entrada ,y Raúl, el señor de recepción nos miró con una ceja enarcada, apenada continué mi camino con Vélez hacia el elevador. Ya dentro el chico presionó el botón con el numero 5, extrañada le miro.
—¿Cómo sabes a donde vamos?— me ignoro por completo. Ya estaba cansada de que el supiera todo siempre de mi y yo nada de el —contesta ahora mismo— exigí.
Sabía que yo era una loca y que a veces la vida me dejaba de importar un poco, y este preciso instante, me iba a convertir en una completa loca. Toque el botón que hizo detener el elevador en el piso #4.
El desconsuelo que se le notó en la cara al pelinegro luego de que el elevador se detuvo fue para tomarle una foto y reírme toda la vida de eso.
—¿Qué demonios acabas de hacer?— camino un poco hacia atrás hasta llegar a tocar el agarradero del elevador.
Antes tenia la manía de hacer lo mismo con mamá por que no le gustaba para nada subirse en esto.

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✨Vida✨
FanfictionPor ti daría mi vida. {C.V.} -"Dios le da guerras más difíciles a sus mejores guerreros"- Ángeles se repetía con dolor en el pecho. Tan niña y tan fuerte, tan joven y con un corazón tan roto. Siempre llega alguien cuando estamos en el borde del co...