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Estaba de camino a la cafetería, mis dos profesores después de la primera hora no asistieron y tendría exactamente tres horas libres antes del receso así que decidí pasar una hora en la cafetería y las restantes en el patio.

Iba bajando las escaleras al piso de segundo año cuando escuché unos murmullos. Haber. Te explico un poco como va mi escuela.

La escuela se dividía en tres sectores:
Sector #1: Desde Jardín Hasta sexto grado de primaria
Sector #2: Primero de secundaria hasta tercero de secundaria.
Sector #3: Lo más conocido como "La Eso" que va desde cuarto año de bachiller hasta el último año.

El primer sector, es otro edificio un poco alejado del mío dividido por muros para que no se mezclen los estudiantes.
El segundo sector, es un edificio que está justo detrás del que estoy y la verdad es el peor error de que han hecho, la verdad. Desde las ventanas los estudiantes se gritaban cuánta barbaridad y más las chicas interesadas por algún chico que le guste. Es asqueroso escuchar como quieren que les hagan sexo. Sí. Es muy asqueroso.

En mi sector, los pisos se dividían por grados:
×Cuarto año de bachiller, en el primer piso
×Quinto año de bachiller, en el segundo y tercer piso (de vez en cuando son demasiado estudiantes y por eso se utilizan dos pisos)
×El último piso era para los de sexto año de bachiller. Con las mejores vistas de todos los edificios.

En fin, continuemos.

Mi lado chismoso se activó al llegar al final de de las escaleras, todos los estudiantes estaban en sus respectivas clases y el pasillo estaba en total silencio; ahora me encontraba en el pasillo del cuarto año de bachillerato y solo escuchaba risillas de una chica y la gruesa voz de un chico.

Asomé un poco la cabeza por el pasillo para ver quiénes eran y también para escuchar mejor cuando me lleve la sorpresa de reconocer esa espalda ancha. Christopher. Su brazo estaba apoyado sobre un casillero y por un costado se podía ver la silueta de una chica pelinegra bastante baja quien era la dueña de la risilla.

Maldito estúpido.

¡¿Quién se cree para ignorarme por un día y al otro estar de risitas con otra chica?!

Estaba por comenzar a caminar en su dirección cuando de pronto mi profesor de geografía apareció por la esquina del lado contrario.

¡Oh Dios!

Había olvidado por completo que le había dicho que cuando tuviera tiempo iría con él para hablar sobre algunos estudiantes con bajas calificaciones. En ciertas ocasiones solía ayudar al profesor de geografía para así tener puntajes cuando lo necesite, pero, en mi caso no era nada necesario porque iba muy bien en su materia y solo disfrutaba ayudarle y... Bueno, ese profesor es mi crush y debo admitir que me gustaba mucho pasar ratos con él, jeje.

Había llegado hacía tres meses ya que era un practicante y el colegio decidió darle el trabajo, es muy bueno y aplicado en lo que hace, demasiado amable y si necesitas ayuda en algo con gusto está disponible siempre. Tiene unos 27 años recién cumplidos, nosotros somos como dos mejores amigos —aunque aveces me ilusiono mucho— pero estamos claro que jamás pasaría nada entre los dos.

—¡Señorita Collins!— su voz sonó demandante por el pasillo.

Christopher dio un pequeño salto al darse cuenta de que el profesor había aparecido y se alejó un poco de la chica, quien acomodaba su uniforme. Sonreí en dirección del profesor —ignorando por completo la mirada de chris—. Tenía esa manía de parecer molesto al llamarme pero ya me había acostumbrado, lo hacía para molestar. Aprovechándose del fuerte y grave tono de su voz.

—Profesor Reynier— murmure apenada. Los dos teníamos un juego bastante infantil, él hacía el papel de señor mayor enojado y yo de niña regañada. Muy tonto para nuestras edades, lo sé.

Siguió su camino hasta el salón que seguía al que estaba los casilleros donde se encontraba la chica, el cual hasta este momento al detenerse en el marco de la puerta, vio a la chica y a chris de pies a cabeza y negó en desaprobación, luego miró en mi dirección y me regalo una sonrisa amable. Hizo un gesto con su cabeza para que le siguiera y antes de seguirle dentro del salón —el cual estaba vacío, aparentemente—, le di una mirada fugaz a chris quien me veía algo confundido y... ¿Enojado?.

—Buenos días, ángeles— saludó, amablemente el profesor.

—Buenos días, Rey— me había dicho tantas veces que le llamase por su nombre ya que decirle profesor le hacía sentir viejo, al principio fue muy extraño aunque después me fui acostumbrando. Me encantaba decirle "Rey" porque le molestaba y molestarlo era una completa diversión; aunque, ahora ya le da igual.

—Me entere que estabas libre y supongo que me ayudarás con lo pendiente— dijo, soltando sus lentes sobre el pupitre.

—Sí, iba a buscarte para eso— mentí —me habían dicho que estabas por este pasillo y venía para adelantar eso— tomé una banca y la coloqué a un costado del pupitre.

—Bien— abrió su mochila y sacó su cuaderno de notas —empecemos con...— dudó mientras abría y veía las páginas —sexto, bachiller en economía.

Y así pasamos durante dos horas hablando de estudiantes y sus notas —donde encontré el grupo de chris, también—. Tonteamos en ciertos momentos pero cuando terminé me acompañó hasta la cafetería donde compré mi desayuno y el solo compro una Coca-Cola y salió del lugar, no sin antes despedirse con la mano.

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