6

11 3 0
                                        

Efectivamente.

Christopher Vélez, estaba fuera de mi departamento con una franela negra y un pantalón oscuro de mezclilla.

Abrí la puerta con cuidado de que no rugiera y lo dejé pasar, al estar dentro dio una gran pisada que por un segundo creí que mi madre estaría verificando que estaba en mi habitación.

—¡No hagas ruido!— exaltada, susurre.

Comencé a caminar con el detrás de mi hasta el final del pasillo donde estaba la puerta de mi habitación, escuché como una puerta se abrió y de inmediato metí a chris dentro de la habitación para que mi madre no lo viera.

—Que haces despierta a esta hora?— me gire para verla.

—Fui por leche, no podía dormir— sonreí.

Sin esperar a que mi madre dijera algo más entre en mi habitación donde encontré a chris revisando mi cuaderno de apuntes de lengua, cerré la puerta con seguro y camine hasta donde él.

—Donde mi madre se entere de que estoy metiendo a desconocidos aquí y a estas horas— suspiré —me mandará a otro continente— lo mire y este solo me ignoro.

—Te puedo ayudar— susurró. Su voz era muy ronca, parecía recién levantado.

—¿No deberías estar durmiendo a estas horas?— me senté en la cama.

—Lo mismo pienso de ti— se giró para verme —busca un lápiz haré la mayoría y tu terminas la segunda parte

Tomó asiento en mi cama y busqué en los cajones del escritorio algún lápiz, se lo tendí cuando encontré uno y comenzó a desarrollar cada problema.

—Eres muy bueno— mordí mi labio inferior.

—Dar lo mismo por dos años seguido, ya me lo sé hasta con los ojos cerrados— relamio sus labios y continuó con las oraciones.

Me senté frente a mi computador para apagarla y solo observar a mi querido amigo. Me sentía muy incómoda por que él estaba frente a mí en silencio y yo no sabía que más hacer para no verlo.

—Listo— tiró la libreta en la cama junto al lápiz —lo pasas a bolígrafo y verificas si están correctas.

—Gracias.

Nos miramos por unos tres largos minutos hasta que el se puso de pie frente a mí, me sentí intimidada, ya que con el aquí mi habitación se reducía demasiado y con su extremada estatura hacia ver todo aún más pequeño.

—Estarás libre mañana?— su voz cada vez era más ronca y comenzaba a sentirme algo extraña.

—Estoy castigada, ya te lo dije— di media vuelta en mi silla para no verlo. Que intimidante era.

—No te pregunte eso— miró el reloj de su muñeca izquierda y enarcó una ceja —. A la quinta clase pasaré por ti a tu salón— me iba a quejar pero me interrumpió al segundo —, no te estoy pidiendo permiso te estoy avisando.

Su anatomía volvió a mi cama pero esta vez se recostó en ésta. Dios sus tobillos sobresalían ¡Maldito avestruz!

—Termina las oraciones siguientes, hice lo más difícil— murmuró mientras sus ojos se cerraban de a poco.

—Ni pienses que vas a dormir aquí— lo reté.

—Solo me aseguro que hagas tus cosas, deberías darme las gracias— dijo de mala gana.

—Eres un grosero— me quejé

—Y tú una amargada— susurró

—Eso lo escuché.


🌻

Estaba en la quinta clase que era de Lengua Dios como odiaba esta materia, simplemente la profesora Cecilia era irritante cuando entraba en un tema nuevo y nosotros aún comprendiamos.

¡Somos unos putos retrasaos entienda ya!

Por un segundo había olvidado lo que christopher me había dicho en la madrugada pero estaba ya acabando la clase y no aparecía, pero, sinceramente lo agradecía por que no tenia idea absoluta de cuál sería su loco plan.

—Veinte minutos más, veinte minutos más— susurró alex mi querida amiga de pupitre.

—No encuentro el día en que esa señora le dé un puto infarto— escuche anya quejarse a mi lado.

Nosotras éramos el típico grupito de atrás a diferencia que no hacíamos relajos ni participabamos en ellos, sólo éramos las tres mosqueteras como el profesor de física nos había "bautizado".

El sonido de que alguien tocaba a la puerta hizo que mis órbitas chismosas se fijaran a la dirección donde había ido la profesora; ni lograba ver de que o quién trataba así que solo ignore y me fije en mi amiga a mi lado.

—Hoy iremos por un helado antes de llegar a casa, es una mierda que estés castigada y ni podamos ir a verte.— alexandra, se quejó.

—Señorita Collins— la profesora llamó por mi y me giré algo asustada —tome sus cosas puede retirarse.

Estaba muy confundida por lo que la profesora había dicho pero lo entendí todo cuando vi a christopher posar en el marco de la puerta, varias chicas lo miraban y de sus ojos sobresalía el deseo y admiración. Si tan solo supieran lo intenso y demandante que es este ser humano.

Se acercó hasta mi para "ayudarme" a guardar las cosas que estaban en mi pupitre en mi mochila. —Te dije que pasaría por ti— susurro con una sonrisa traviesa —hoy serás de mi propiedad— observó a mis dos amigas —no la esperen yo la llevaré hasta su departamento.— Sin mas se dio la vuelta y salió del aula

—Estás loca si vas con él— anya me señaló.

—Si a las cuatro no estoy en el depa díganle a mi madre lo sucedido y vallan rápido a la policía— tomé mi mochila y salí de ahí tras del chico.

Quizás volvería a cometer otra locura pero aveces el peligro es un poco necesario y más en mi aburrida vida llena de monotonía.

✨Vida✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora