Al llegar a casa todo estaba semi oscuro y era entendible, faltaba un cuarto para las doce y mi madre no estaba en casa porque tenía doble turno.
—Bueno, que tengas bonita noche— dijo, con cierta diversión en su voz.
—Como tenga pesadillas por tu maldita culpa te llamaré y te quedarás despierto hasta que me duerma— lo señalé con enojo.
—Si quieres que me quede lo haré sin ningún problema— se encogió de hombros.
—¿No tendrás problemas en casa?— murmure, con un poco de preocupación.
—No te preocupes por mi— dijo, entrando al salón.
—Bueno. Te traeré la colcha para que duermas acá, yo dormiré en la habitación de mi madre.
Iba con dirección al cuarto del otro día, cuando recordé lo que había pasado ahí una sonrisa se escapó de mis labios, me detuve en el marco y mire la esquina donde estaba el mueble y las sensaciones de esa noche volvieron a mí.
—Bonitos recuerdos, ¿no?— me sobresalte al escuchar la voz de chris a mis espaldas. Lo sentía muy cerca.
Sin responder, entre en la pequeña habitación y comencé a buscar doble colcha para que estuviera más cómodo, también tomé unas almohadas que habían y mire a chris para que me ayudara quien actuó de inmediato.
Corrimos la mesa de centro para acomodar la colcha con las almohadas, me iba a levantar pero sentí un tirón de mi cintura y quedé sentada sobre él, lo mire con el ceño fruncido y solo soltó una risilla.
—Duerme conmigo— susurró en mi nuca, haciendo que mi cuerpo se erizara.
—No puedo, esta mi tía— susurre igual.
—Prometo levantarme temprano para irme y que no se den cuenta— paso sus fuertes brazos por mi cintura.
—No quiero que te vayas tan temprano— murmure mientras me mordía el labio inferior.
—Entonces, solo me cambio acá a la sala y listo. Espero a que se vaya para volver a subir contigo.— beso mi mejilla.
—¿Y la escuela? ¿Cómo harás con el uniforme?— me gire por completo para verlo mejor.
Dudó por un momento y luego suspiró, cerró los ojos por un momento y volvió a mirarme. —¿Me acompañas a mí departamento?— aunque lo dijo con picardia, pude notar cierta inseguridad en su propuesta.
—¿A ésta hora?
—¿Que tiene? Igual no vamos a demorar— se removió bajo de mí para levantarse, hice lo mismo que él.
—Dejame buscar ropa más cómoda y vamos— volví a intentar salir del salón pero su mano en mi cintura me detuvo.
—Así estás bien, vamos— me tomó de la mano y comenzamos a salir con dirección a su departamento.
Después de unas calles pude ver el edificio donde vivía chris, era bastante parecido al mío pero se veía un poco más lujoso. Decidí por quedarme en los estacionamientos esperando a que bajara, tampoco quería incomodarlo. A la media hora lo vi caminar hacia mí con su bolsa y el uniforme en gancho, metió todo en la parte trasera del SUV y se metió en su asiento para volver a mi edificio.
No podía creer que vivíamos demasiado cerca y nunca me di cuenta de ello. Ya en el estacionamiento de mi edificio le ayudé con la bolsa. En un momento sin querer nuestras manos chocaron y sentí una corriente que me puso nerviosa, lo mire y al parecer ni siquiera lo notó pero yo estaba muerta por dentro.
Finalmente llegamos a mi piso y dejó colgado su uniforme en el armario de mi habitación al igual que sus cosas las dejó allí, me despedí con un abrazo de él y entre en el cuarto de baño para darme una ducha rápida y luego acostarme a descansar en el cuarto de mi madre —aprovechando que no estaba—.
Estaba por quedarme profunda, cuando escuché la puerta abrirse. Por un momento creí que era mi tía para comprobar que ya había llegado pero la puerta se cerró y escuche unos pasos dentro de la habitación, estaba claro quien era.
Sentí que el otro lado de la cama se hundía y el calor de su cuerpo en mi espalda, su brazo rodeó mi cintura y su respiración rozaba mi nuca. Una sensación de paz y mucho amor invadió mi cuerpo, haciendo que saliera una sonrisa de mis labios.
—No te hagas la dormida, sé que estás despierta— su voz grave hizo que mi cuerpo se estremeciera.
Me di vuelta quedando mi rostro muy cerca del suyo. —¿Se puede saber que haces aquí?— susurre.
—Me sentía muy solo allí abajo y que mejor compañía que la tuya— pude verle sonreír.
Su rostro era aún más maravilloso a la luz de la luna, especialmente sus ojos que se veían profundos y brillosos, sus labios se veían rosaditos y mojados, muy apetecible.
—Puedes tocarlos si quieres— su propuesta me sacó de mi trance.
—¿Eh?
Alejo su brazo que estaba en mi cintura y tomó mi mano dirigiendo mi dedo índice hasta sus calientes y hermosos labios, como embobada veía cada movimiento que hacía y el tacto era espectacular, muy lisos. Parecían de porcelana. Alejó mis dedos y vi como su lengua humedecía sus labios provocando algo dentro de mí.
—Detente— susurre casi inaudible.
Su mirada bajó de mis ojos a mis labios y sentí un cosquilleo intensificando mis ganas de besarlo, y para qué quedarme con las ganas, no?
Me impulse sobre él uniendo nuestros labios en un beso apasionado. Era amante de sus labios, me encantaba demasiado su textura y lo suaves que eran, besarlo me hacía sentir en el cielo y perder todos mis estribos.
Su mano se deslizó hacia mí cabello tomando un puñado de él haciéndome soltar un jadeo de dolor y placer, su cuerpo se pegó más al mío y escuchaba como soltaba pequeños gruñidos haciéndome excitarme más. Sus labios se separaron de los mío haciéndome sentir como mis labios palpitaban.
—Debo mantener el control contigo— sentía su respiración muy agitada —tienes que detenerme, ángeles. No caigas en mis encantos.
—¿Porque te detienes tanto conmigo?— susurre, confundida.
—Ya te lo he dicho, no soy lo que ves en la televisión o en esos estúpidos cuentos... No esperes caricias dulces o besos amables. Yo no hago el amor, lo mío es hacerte gemir de dolor y excitación mientras me ruegas por más, para nada soy delicado esas mierdas no me gustan.— su tono era firme.
—¿Me haces una prueba? Solo para saber a qué te refieres...— dije, nerviosa.
—Pero, si prometes no asustarte o alejarme después— sus ojos me miraban con atención.
—¿Me va a doler mucho?— mordí mi labio inferior.
—No pienses cuánto puede doler, solo disfruta. Tienes que hacer todo lo que te diga sin protestar.— asentí inocentemente.
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✨Vida✨
FanfictionPor ti daría mi vida. {C.V.} -"Dios le da guerras más difíciles a sus mejores guerreros"- Ángeles se repetía con dolor en el pecho. Tan niña y tan fuerte, tan joven y con un corazón tan roto. Siempre llega alguien cuando estamos en el borde del co...