La Reina Blanca [Chishiya x fem OC]

10. abre los ojos

Todos los juegos son de diamantes
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A C T U A L I D A D . . .

—Creo que lo tengo—murmuró Lime, casi sin creérselo—¡Chicos! Tengo la solución.

No hubo respuesta.

—¿Chicos? ¿Qué pasa?

Arisu, Karube y Chota conocían a la rubia demasiado bien. Sabían que eso es lo que diría si quisiera sacrificarse para salvar a uno de ellos, para darle el rol del lobo. Lo que no sabían era que realmente había dado con la clave. Así que decidieron permaneces callados para que ella pudiera vivir.

Lime no tardó mas de diez segundos en saber lo que estaban haciendo, y eso hizo que rompiera a llorar.

QUEDAN TRES MINUTOS

—No, no podéis hacer esto ahora—dijo, mientras corría por el jardín botánico en su busca—¡Karube! ¡Arisu!—les llamó—¡Chota! ¡Por favor responded! ¡Creo que sé como salvarnos todos!

Arisu fue quien habló. Lo suficientemente bajo como para que solo le escuchara a través de las gafas, sin revelar su paradero.

—Es un juego de corazones—dijo—No es como los demás. Crees que sabes solucionarlo, pero no funcionará. Está hecho para destruir a la gente.

Los chicos realmente se preocupaban. Si se juntaban todos y la idea de Lime no funcionaba—cosa que era abrumadoramente posible—sabían que Shibuki haría lo que fuera por sobrevivir, y ellos querían que la rubia fuera quién se salvase. No podían arriesgarse a que ella muriera si no estaban seguros.

—Escuchad, esto funciona por contacto visual—trató de explicar la chica rápidamente—Si el lobo mira a todas las ovejas a la vez, todas son lobos. Aquí hay agua y cristal, podemos usarlo. El reflejo. El reflejo es la clave.

—No siempre puedes salvar a todo el mundo—escuchó hablar a Karube—No va a funcionar.

—¡Mierda, Daikichi!—gritó la chica con desesperación—Por favor, tenemos que intentarlo. ¡Por favor!

No obtuvo respuesta, lo que hizo que se pusiera muchísimo más nerviosa.

QUEDAN DOS MINUTOS

—¡Venid al pequeño lago!—suplicó la chica—¡Joder, responded! Si no venís... si os morís sin intentarlo juro que no os lo perdonaré nunca.

Mientras trataba de convencerles, Lime avanzaba corriendo hacia el lugar que les había dicho, apartando ramas y plantas con torpeza.

Cuando llegó, vio que Karube y Arisu estaban allí, sonriéndose entre ellos sin un atisbo de felicidad. Como si estuvieran aceptando su destino.

La rubia soltó un suspiro al verles. Al menos estaban allí.

Chota y Shibuki llegaron unos diez segundos más tarde, colocándose a su lado. Lime había permanecido con la vista fija en el suelo para que no hubiera ningún percance.