La Reina Blanca [Chishiya x fem OC]

15. contacto

Resistir la tentación
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A C T U A L I D A D . . .

Chishiya llevaba casi una hora buscando a Lime por todas las instalaciones de La Playa, esperando tal vez poder hablar con ella y tratar de convencerla de que no había hecho nada de esto para lastimarla.

No tenía ni idea de dónde estaba. El hotel era demasiado grande como para que se cruzaran por accidente y ya había ido a los sitios en los que podía estar, sin éxito. Nunca pensó que se la encontraría en el bar, pero ese era el único lugar en el que todavía no había buscado.

Cuando llegó allí, se sorprendió al ver que estaba acompañada por el tío al que posiblemente más odiaba en todo Borderland.

—Lime—dijo, interrumpiendo la conversación que ambos estaban manteniendo—Te estaba buscando.

La chica le miró de arriba a abajo, y Chishiya no tuvo que esforzarse para ver que estaba muy borracha.

—Pues aquí estoy—respondió ella, con indiferencia.

—Tío, ¿te importa?—Niragui se levantó de su asiento, colocándose entre Lime y el platino—Estábamos hablando. Pírate.

Chishiya le dirigió una mueca de autosuficiencia y le apartó para tomar la mano de Lime con rudeza.

—Tenemos que hablar—dictó, haciendo que ella se levantara.

—Ni de coña—negó la rubia—No, no puedes aparecer cuando te dé la gana y esperar que te siga.

—Eso, colega—añadió Niragui—Lo mejor será que te largues y que nos dejes pasarlo bien.

Chishiya ignoró al pelinegro y tiró de Lime para alejarla de allí.

—Nos vamos—fue lo único que dijo, antes de empezar a caminar con ella hacia su habitación.

—¿A qué viene esto?—protestó la chica.

—No estabas segura allí.

—¿Qué coño dices? Niragui es muy gracioso—habló, haciendo aún más obvio lo ebria que estaba.

Nada más dijo esto, un mareo repentino hizo que Lime tambaleara. Se habría caído al suelo si Chishiya no la hubiera agarrado a tiempo.

El platino suspiró, haciendo de apoyo para la chica mientras ella reía.

—¿Cuánto has bebido?—le preguntó, ayudándola a caminar.

—Un poquito—respondió ella, agrandando su sonrisa—Primero he bebido algo rojo, después azul, verde, rojo otra vez, amarillo, rosa... y creo que eso es todo.

—Genial—dijo él, con sarcasmo.

Una vez llegaron a la habitación del platino, la tumbó en la cama y cerró la puerta, para después acercarse a ella y ayudarla a taparse.