23. tréboles

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100 millones de flechas___________________________

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A C T U A L I D A D . . .

Lime se subió a la parte trasera del descapotable entre vítores y aplausos. Todos los miembros de la Playa rodeaban el auto, aclamando al Sombrerero.

Él se posicionó a su lado, sin sentarse, saludando a todos los presentes. Aquella escena infligió en la chica una ridícula sensación de poder.

Sus amigos la miraban entre la muchedumbre, para nada contentos con su decisión de unirse a Takeru en su juego. Habían intentado convencerla de que era una locura, pero ella no les había escuchado. Sabía que tenía que hacerlo.

Su mirada se cruzó con la de Chishiya durante solo un instante. La observaba desde atrás, con la espalda apoyada en una columna y ambas manos en los bolsillo. Su mueca le resultó, como de costumbre, indescifrable.

El Sombrerero tomó su brazo y la hizo levantarse.
—Saluda, Reina Blanca, los aplausos también son por ti.

La chica tardó un segundo en reaccionar. En Borderland ella no era Lime, sino la Reina Blanca. Era alguien importante. Alguien a quien la gente vitoreaba.

Así que hizo caso a Takeru y se giró hacia su público, sonriendo y saludándoles.

Y mentiría si dijera que no lo disfrutó.

El camino hasta el terreno de juego, al contrario que aquella extravagante salida, fue corto y silencioso. El chico que conducía el descapotable les dejó en la entrada del lugar y apagó el coche, antes de decirles que les esperaría allí mismo y les llevaría de vuelta cuando terminasen.

Por petición del propio Sombrerero, ellos dos fueron los únicos miembros de la Playa que participarían en aquel juego. Así no tendrían que preocuparse de que alguien revelara su plan a los paramilitares. No quedaría ningún testigo.

Takeru no parecía nervioso, lo que por algún motivo infligió un sentimiento de calma y confianza en Kayamura. Podía hacerlo. Había sobrevivido y conseguido salvar a todos en un siete de corazones. Algo que, según parecía, nadie había logrado. Era extraordinaria. No debía asustarse.

BIENVENIDOS, JUGADORES—se podía leer en una gran pantalla dentro del pequeño templo descubierto alumbrado por farolillos que formaba el terreno de juego—TIEMPO RESTANTE PARA INSCRIBIRSE: UN MINUTO Y DOCE SEGUNDOS.

Ambos entraron sin mirar atrás.

NÚMERO DE PARTICIPANTES: CUATRO.

La mirada de Lime se cruzó con la de otros dos chicos. Debían tener más o menos su edad, y parecían conocerse. No era su primer juego, estaban demasiado calmados. Sabían lo que estaba pasando.

No intercambiaron ninguna palabra antes de que el juego comenzara. No quería encariñarse lo más mínimo con ellos. Ya era suficiente participar con una persona conocida.

La Reina Blanca [Chishiya x fem OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora