La Reina Blanca [Chishiya x fem OC]

16. confianza ciega

Hay que dar para recibir
___________________________

A C T U A L I D A D . . .

Lime no se despertó hasta entrada la mañana del día siguiente. Se incorporó, bostezó con fuerza y se frotó los ojos cuando éstos trataron de adaptarse a la leve luz que entraba por la ventana. Tardó al menos veinte segundos en darse cuenta de que Chishiya estaba sentado en el sillón que se encontraba delante de su cama, mirándola con una ligera sonrisa.

—Buenos días, Kayamura—dijo, sin moverse.

—¿Dónde has dormido?—preguntó la chica. Aquella era su habitación y sólo había una cama.

—Aquí—indicó, rozando el sillón.

—Vaya, perdona—se disculpó Lime—No quería molestar.

—Tranquila—sonrió él con amabilidad, levantándose y metiendo ambas manos en sus bolsillos—Iba a llevarte a tu habitación, pero no estabas segura sola.

La rubia frunció el ceño. Ni siquiera recordaba qué había pasado la noche anterior. Sabía que había bebido. Mucho. Pero no venía nada más a su cabeza por mucho que lo intentara.

—¿Recuerdas algo?—inquirió el platino.

—No—negó—Lo último que sé es que una chica se me acercó y me recomendó una bebida. A partir de ahí todo borroso.

Chishiya casi se sintió aliviado ante sus palabras, aunque a una parte de él le molestaba que Lime no fuera a recordar su momento de la noche anterior. Y entonces supo que había hecho bien al no besarla. No podía pasar nada entre ellos, eso era lo mejor.

—¿Y qué tal te encuentras?

—Me molesta un poco la cabeza, pero estoy bien—respondió ella—¿Qué tal estás tú?

—¿Por? Ah, ya, por la herida—habló—Estoy bien, he pasado por cosas peores.

—Vale, Rambo—se burló la chica—¿Acaso intentas impresionarme?

Chishiya sonrió.
—Eso ya lo he hecho—respondió—¿Quieres algo para desayunar?

—Eh, si por favor—asintió Lime—Tengo algo de hambre.

—Bien, ahora vuelvo.

Dicho esto, el platino salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. La chica esperó un par de segundos y después se levantó de la cama, para pasar la mirada por todo el cuarto. Había un armario, dos mesillas de noche y otro mueble, a parte del sillón en el que había dormido Chishiya.

Optó por la opción más lógica y se acercó al otro mueble, para ir abriendo sus cajones uno por uno. Si el chico no pensaba contarle nada sobre la PLAYA y su extraño comportamiento, tendría que averiguarlo ella misma. Había demasiadas cosas en aquel mueble, cada cajón estaba repleto de libretas, estuches y libros. Debía darse prisa si quería encontrar algo antes de que el platino volviera, cosa que no tardaría mucho en ocurrir.