La Reina Blanca [Chishiya x fem OC]

26. enhorabuena

Una victoria a costa de sacrificar vidas
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A C T U A L I D A D . . .

Lime, Chishiya y Karube corrieron por los largos pasillos del hotel, buscando a sus amigos mientras evitaban a los paramilitares.

Si querían salir vivos de allí, debían quemar a la bruja en veinte minutos. Y todavía no sabían quién era. No era un escenario demasiado esperanzador.

Se detuvieron de golpe antes de cruzar una esquina al escuchar pasos acercándose a ellos. Ambos chicos se colocaron instintivamente un poco por delante de Lime, cubriéndola.

Sin embargo, no tuvieron que huir.

—Chicos—el rostro de Arisu se iluminó al verlos—Les has encontrado.

Lime asintió con la cabeza, y después se fijó en que Tatta estaba con ellos.
—Tatta—sonrió—Estás bien.

—Gracias a ti—respondió el chico, con una mueca amable.

—Tenemos que ir al hall—habló Ryōhei—Creo que sé quién es la bruja.

El grupo se movió con rapidez hasta que llegaron al recibidor. Una vez allí, vieron que los paramilitares habían acorralado a los miembros de la Playa que quedaban, y estaban a punto de matarles.

—¡Basta ya!—la voz de Arisu se hizo presente en el lugar, haciendo que todos se girasen hacia ellos.

Se hicieron paso entre los presentes, hasta quedar entre los paramilitares y los supervivientes.

—Karube, Usagi y yo hemos estábamos encerrados cuando mataron a Momoka—habló el pelinegro—Sabéis de sobra que no podemos ser la bruja—después miró a Aguni—Si tú tampoco lo eres, te da igual dejarme con vida. Vamos a cooperar.

El líder de los paramilitares se acercó a ellos. Concretamente a Arisu. Se detuvo delante de él por un instante, y después le golpeó con su arma, tirándole al suelo.

—¡Déjalo!—Usagi fue la primera en tratar de parar a Aguni, sin resultado. Al hombre no le costó apartarla de un fuerte empujón—¡Atacas a Arisu a pesar de que él tiene coartada porque tú eres la bruja!

De repente, se hizo el silencio. Todo el mundo miraba a Aguni.

—Si—dijo él, segundos después—Yo soy la bruja.

Los paramilitares vacilaron, pero después levantaron las armas y le apuntaron.

Él se acercó a uno de ellos, pegando su pistola a su pecho.

—Hazlo—dijo, mirándole fijamente—¡Dispara!

—¡Aguni no es la bruja!—la voz de Arisu hizo que todos se giraran hacia él de nuevo—Es un juego de corazones. Esto va de traición y de sentimientos. ¡No ganaremos matando a Aguni! Estos juegos no son así. No mataste a Momoka. Pero ibas a matar... al Sombrerero.