28-Un cumpleaños diferente

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Isabella

No, este día era extremadamente diferente y especial, una persona estaba cumpliendo un año más de vida y eso no era para menos, además yo era la encargada de que todo estuviera en órden, nada podía salirse del plan.

—¿Dónde dejo los globos? —preguntó Norman.

—Si podés andá infandolos y déjalos en la sala, así puedo darle forma luego— respondí y él asintió.

— Che Isa —me llamó Nico —¿Dónde puedo colocar los regalos? —preguntó, y le señalé el lugar que había dejado para que colocaran los obsequios.

—¡Hija!— llamó mamá, ¿Ya trajeron la torta?— preguntó, hoy todos me hacían preguntas.

—No mamá, tiene que llegar en...— miré mi reloj— dos horas— sonreí.

—Voy a preparar los cupcakes— dijo antes de darse media vuelta e irse a la cocina.

—¿Cómo puedes tener todo tan organizado?— escuché la voz de mi hermano mayor.

—Es mi cualidad hermanito— fingí mi sonrisa— necesito que compres las bebidas ¿si?—lo miŕe con seriedad, sabía perfectamente que él me iba a ayudar.

—Sí señora— dijo haciendo un saludo militar, estaba agradecida por tenerlo nuevamente en casa.

—¿Hablaste con él?— preguntó papá con un conjunto de vasos para la mesa.

—Aún no, es temprano— me encogí de hombros —más tarde le escribo— dije y mi papá asintió.

Me encontraba en la sala colocando guías de colores para la fiesta, tenía que ser muy colorida, no aceptaba menos, todos me estaban ayudando y en verdad apreciaba ello, mi familia era única en su especie.

Todos en mi familia se preguntaban que era lo que ocurría con Santiago, y para ser honesta no tenía una etiqueta para ambos, luego del camping comenzamos a pasar más tiempo juntos, yo iba a su casa o él a la mía, mirábamos películas, otras veces jugábamos a la play, pero también compartimos tiempo con Lucian, en estas semanas él se había unido más a mi.

—¿Estás segura de que todo esto es necesario? —preguntó Nico.

—Claro que sí, no se cumplen tres años dos veces— sonreí.

Le estaba preparando el cumpleaños número tres a Lucian, había hablado con Santiago sobre ello y a él le pareció correcto preparar una fiestita. Me gustaba la idea de organizar todo, los colores, los regalos, bebidas, comidas, todo eso, amaba preparar las fiestas para otros.

—¡Llegamos! —habló Santiago ingresando en la sala, inmediatamente miré a todos lados en busca de su pequeño hijo, pero no lo veía.

—Se encontró con Erika y se quedó jugando con Rocco —se encogió de hombros.

—El lo ama —sonreí, era cierto Lucian amaba a Rocco, en ese momento podría jurar que era mutuo.

—Sigue insistiendo por un perro —negó, yo sabía que Lucian quería un perrito, pero también que demandaría mucha atención y tiempo que Santiago no tenía, bueno Lucian no podía cuidarlo mucho que digamos.

—¿Cuando le vas a dejar tener uno? —pregunté, tal vez lograba convencerlo.

—Tengo dos opciones— se acercó —Primero— levantó su dedo índice —Cuando yo deje de trabajar, en unos treinta años— reí —Dos —levantó un dedo más —Cuando él sea lo suficientemente responsable para cuidar de él —se encogió de hombros.

—Amargado —susurré.

—¿Segura?— se acercó aún más, miré a mi alrededor y todos estaban allí, pero cada uno en su mundo, nadie estaba pendiente de nosotros.

¿Perdón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora