23-¿Por qué no lo cumpliste?

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Isabella

En cuanto abrí la puerta vi al niño más lindo del mundo, Lucian estaba con su abuela en la puerta de mi casa, eso llamó mi atención, hoy era el día de encontrar a todos en mi casa

—¡Ma! —exclamó Lucian al ver que yo estaba frente a sus ojos, él estaba contento por verme.

—¿Cómo estás mi niño?— le pregunté en cuanto se abalanzó a mis brazos.

—Creí que no lo ibas a traer —escuché la voz de Santiago detrás de mí.

—Es que me llamaron del trabajo y debo ir cariño, tu celular me daba apagado— explicó, y Santiago miró su celular y en efecto, estaba apagado.

—Sin bateria— sonrió.

—Por ese motivo traje a Lucian con Isabella, sé que ella podía ayudarme hijo— Donna era una gran mujer, ella se había encargado de Santiago siempre, amaba con locura a su nieto.

—Ah— Santiago rascó su nuca —No sabías que estaba acá entonces— susurró.

—No hijo, bueno lo tengo que dejar— miró a Lucian — Te amo bebé.

—Te amo abu— respondió con su vocecita tan dulce.

—No te quiero asustar, pero todos en la sala escucharon a mi hijo llamarte mamá— habló con tranquilidad Santiago, lo miré sin saber que decir, en cuanto vi a Lucian, todo a mi alrededor dejó de tomar importancia.

—Lo vamos a resolver ¿Verdad cariño?— le pregunté a Lucian quien me abrazaba como si no existiera un mañana, Santiago tomó las dos mochilas de Lucian en sus manos, ambos ingresamos en la sala y todos me veían como si en este momento tuviera un tercer ojo o algo así.

—Hola— dijo Lucian en cuanto vió a todos los que estaban en la sala, Norman fue el primero en acercarse.

—¿Cómo estás pequeño?— preguntó mientras movía el cabello del pequeño.

—Bien— respondió Lucian mientras sonreía.

—Voy a dejar esto en tu habitación— habló Santiago haciendo referencia a los bolsos de su hijo, quien al parecer hoy se iba a quedar en mi hogar.

—¿Qué? —preguntó Nico aún en shock por lo que estaba ocurriendo.

—¿Jugamos? —le preguntó Norm y él negó.

—Con mamá—susurró y mis hermanos me miraron con seriedad.

—Se los voy a contar, solo no sean así— rodeé mis ojos.

—Al parecer Isaac no fue el único que nos ocultó cosas— susurró con amargura mi mellizo y negué.

—¿Qué te parece si vas con Enzo a mirar dibujitos mientras te hago papitas?— intenté convencerlo.

—No, con él no— él pequeño tenía caracter, Santiago rió.

—¿Recuerdas a Rocco?— le pregunté.

—Si, perro ¿acá? —preguntó, y negué.

—No, pero tal vez Norm puede mostrarte algunos videos de él ¿si?— pregunté y él asintió.

—Si má— volvió a hablar y mi corazón se sintió tan lleno, como si nada pudiera hacerme perder este momento tan mágico.

Norman le extendió su mano y el pequeño se fue con él, me daba tanta ternura verlo, sabía que no era su madre, que no tenía ningún tipo de derecho sobre él, pero aún así lo que ambos sentíamos no era algo que se había dado de la noche a la mañana.

¿Perdón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora