6-¿Podemos hablar?

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Isabella

—No puedo quedarme con Lucian siempre ¿No tenías una niñera?— pregunté en cuanto vi a Santiago bajar del coche. Estaba con Lucian desde hace dos horas, claramente no se lo día su madre, pero tampoco quería llevarlo a casa, las cosas estaban mal con Norm, y no quería que él tratara mal a Lucian.

—Renunció— dijo mientras se encogía de hombros.

—Deberías buscar a otra, no me gusta quedarme más tiempo, no soy una niñera— volteé los ojos.

—Lo lamento, en verdad lo hago, cuando Frida me dijo que llamaste, vine de inmediato— negué—Lo juro Isabella.

—Sara quería llevarse a Lucian— dije y él abrió sus ojos desmesuradamente, claramente con incredulidad.

—No, Sara me dijo que no iba a poder estar con él en estas semanas— aclaró con seguridad.

—Ella estuvo y quería llevarse a Lucian, no se lo entregué porque no me lo habías notificado Santiago— dije con firmeza.

—Te agradezco eso, en verdad, me cuesta entender el accionar de Sara, veré de hablar con ella—se acercó a Lucian.

—¿Hijo?— preguntó y en ese instante Lucian quien hasta ese entonces permanecía a mi lado lo miró.

—Papá, mamá...— escuché como se quebró su voz, claramente había sido un momento difícil para que Lucian viviera, su madre parecía una loca.

—Lo sé hijo, lo sé— dijo mientras lo abrazaba, mi corazón se encogió, no me gustaba ver a Lucian angustiado y además ver a Santiago tan cariñoso con su hijo, me hacia pensar por un momento que él no era malo, pero eso no era posible.

—¿abrazo?— preguntó Lucian y mi corazón se derritió.

—Luego te abrazo Lucian, ahora es tarde y debes ir con tu papá— sonreí y Lucian negó.

—Mae—negué.

—No hoy Lucian, en verdad— suspiré con cansancio—Nos vemos mañana— me di media vuelta pero Lucian tomó mi brazo.

—¿Por qué siempre nos esquivas?— habló Santiago.

—Porqué no te quiero en vida, intento verte lo menos posible, me hace mal verte— susurré.

—Yo..—él negó—Quédate y hablemos, por favor— negué.

—Es tarde, debo volver a casa, y Lucian necesita un baño para poder ir cómo a dormir hoy— sonreí, o eso creo que hice.

—¿Algún día vamos a tener esa conversación?— negué.

—No quiero, cada vez que te veo recuerdo que cuando llego a casa mi hermano mayor ya no está, esa noche yo perdí a mi hermano, y vos estas viviendo muy tranquilo, yo no puedo con esto.

—No sabes lo que ocurrió Isabella, no tienes idea de lo que es vivir día a día sabiendo que mi mejor amigo no está, pero no ocurrió como vos pensas— negué —Deberías dejar de juzgar a todas las personas que se presentan frente a ti—repi.

—¿Te sientes juzgado? Yo perdí a Isaac, él ya no está, soy la maestra de tu hijo, hago mi mejor esfuerzo porque él no tiene nada que ver, pero no me hagas esto difícil.—Santiago Asintió.

—No, no fue lo que quise decir...— lo interrumpí.

—Nunca es lo que uno quiere decir Santiago, vete es tarde— me dí media vuelta nuevamente y comencé a caminar hacía la estación de buses.

—¡Nunca me dejas hablar!— escuché que él hablo, pero seguí mi camino.

Santiago Molina

¿Perdón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora