20-La verdad (1/2)

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Santiago

Había tomado la decisión, le iba a contar toda la verdad a Isabella, sin importar su odio hacia mi o lo que fuera, desde que la encontré a principio de año cada día ha sido maravillosamente bueno, pero también estresante. Cuando me di cuenta de mis sentimientos hacia ella, todo cambió, no me importa si no me ve más, incluso si me desea la muerte, puedo vivir con ello, pero no sabiendo que está sufriendo por algo que tiene solución.

Mientras no tuve contacto con ella todo fue fantástico, pero verla día a día y saber que la tristeza la consume, eso me duele, ella intenta reparar la vida de todos, se hace la fuerte y hasta parece una persona sin corazón, solo es una coraza para que nadie la lastime, solo eso.

Muy en el fondo aún está esa niña de coletas que pedía permiso para peinar mis rulos cuando éramos niños, que miraba películas de terror solo conmigo porque sus hermanos no querían hacerlo, la joven a la que le ahuyente sus pretendientes pero se las ingeniaba para vengarse, cuando veo a Isabella, veo a una mujer increíblemente valiosa, capaz, inteligente, bondadosa, y muy amorosa. Ella es la única mujer que se interesó en Lucian solo por ser él, no por intentar llegar al padre, mi hijo la quiere mucho y eso es difícil, él la quiere y mucho.

Por eso y más, es que ha llegado el día de la verdad, no puedo seguir mintiendo, ya no más.

—¿Qué te hizo cambiar de parecer?— me preguntó Enzo en cuanto ingresé en la sala del apartamento de Isabella.

—Me cansé de mentir, estas tres semanas han sido de lo peor— me senté. —¿Donde está?

—Estaba almorzando con su familia, la llamé y me dijo que en unas horitas llega— se encogió de hombros.

—Creo que hoy es el día primo—susurré.

—¿Estás seguro?— preguntó, él parecía en shock.

—Si, voy a hacer una llamada y va a tener que venir, debo solucionar esto.

—Ella no está preparada primo— Enzo dudaba de mi idea.

—No hay un momento indicado para esto, ella debe venir—respondí.

—¿Que hay de Lucian?—Enzo parecía querer persuadirme de hacer lo correcto.

—Lo superará, el próximo grado escolar lo cambiaré de colegio, es pequeño y la olvidará.

—¡No quieres ni a tu hijo!— exclamó Enzo.

—Es porque lo quiero que esto no puede seguir, cuando antes sea, menos va a sufrir.

—Supongo que tienes razón, pero me cuesta creerlo— bebió de su jugo.

La decisión estaba tomada, tenía que hacer una llamada telefónica, esto era el comienzo de algo más, y estaba seguro que un perdón no iba a bastar, ella no podría perdoname, creo que después de este día, ella cambiaría totalmente, solo esperaba que volviera a sonreír, porque ella se lo merecía mucho.

*llamada telefónica*

—Le voy a decir todo— dije en cuanto atendieron el celular.

—¿Hablaste con ella?— Preguntó con desesperación en su voz.

—Lo voy a hacer, ella merece saberlo— Dije con determinación en mi voz.

—No puedes hacerlo, ella no puede, no me lo va a perdonar—Sentía que le faltaba el aire.

—¿Y qué hay si a mi no me lo perdona?— golpeé la pared, se notaba cuan frustrado estaba.

¿Perdón?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora