Capítulo 1: Una y otra vez la lluvia dirá cuan frágiles somos.

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~Our star~

"Todo estará bien"

La lluvia caía torrencialmente en la pequeña y melancólica Ezeiza. Sus calles estaban desérticas haciendo de ese el día perfecto para que Lourdes pudiese llevar a cabo lo que hace meses estaba planeando hacer sin que nadie se diese cuenta.

Sus pequeñas y débiles manos forzaron el agarre al resbaladizo barandal oxidado. La pequeña observó hacia abajo con temor y nerviosismo, allí el profundo arroyo estaba casi desbordando debido a los continuos días de lluvia que atravesaba la ciudad.

El caudal de agua corría velozmente debajo del puente. La niña tragó en seco, tenía demasiado miedo en ese momento, no iba a ocultarlo. Su corazón empezó a bombear a un ritmo más acelerado de lo normal. Había llegado la hora, tenía que hacerlo ahora o no lo haría nunca.

Respiro hondo y acerco ambos de sus pies más a la orilla del viejo puente. Uno de estos, resbaló torpemente con una de las tantas piedras que constituían el puente, haciendo que su pequeña zapatilla se le saliera y cayera al arroyo. La pequeña se sobresaltó, aferrándose con más fuerza al barandal y observó cómo su calzado era violentamente arrastrado por la corriente.

Su cuerpo entero comenzó a temblar. Ya no quería hacerlo, ya no quería quitarse la vida; tenía mucho, mucho miedo. Tragó en seco cuando vagos pensamientos comenzaron a llegar a su mente.

"Hey, miren! ¡Ahí viene la rarita enferma!"
La risa cruel de aquellos niños nunca abandonaba sus pensamientos.  Eran todos muy hirientes con sus comentarios ofensivos. 

"¡No te me acerques, quizás me contagies con tus enfermedades!"

"¡Oigan todos, vamos a reírnos de Lourdes!"

Los nudillos de la pequeña empezaban a volverse blancos de tanto que apretaba el antiguo barandal con su agarre.

"Lourdes, ¿Por qué no puedes ser normal como tú hermano? ¡Estoy harta de andar yendo y viniendo de ese maldito hospital contigo!"

Ahora la voz de su madre decidió colarse en sus pensamientos. Un nudo gigante apareció en su garganta, y por más que la chiquilla intentara hacerlo pasar tragando fuerte, parecía a estar dispuesto a no abandonarla, seguía allí, incomodando.

Para ese entonces la lluvia se había vuelto más severa, y las ráfagas de viento hacían bailar a los árboles con gracia, moviendo los de un lado a otro con violencia.

Lourdes se pregunto si ya habrían notado su ausencia en la casa. Ella estaba segura de que no, y en el caso de que lo hicieran, no se molestarían en preocuparse por ella. Siempre era así, ella era solo una carga para su madre, una máquina de derrochar dinero en medicamentos para su padre, un estorbo para su hermano y un genial objeto de burlas para sus compañeros de escuela primaria.

Sin embargo, no era su culpa. Ella nunca había tenido la oportunidad de e decidir nacer con esa tonta enfermedad, pero todos actuaban como si lo fuera.

Desde los tiernos dos años, la madre de la pequeña había notado la recurrencia severa con la que distintas enfermedades atacaban a la niña. Era muy vulnerable a cualquier  cambio brusco de temperatura, así que recurrió a los médicos en dónde le informaron que su hija tenía una enfermedad hereditaria que hacía a sus sistema inmune muy frágil e incapaz de detener con tiempo a las enfermedades.
Así que Lourdes paso la mayor parte de su infancia en un hospital, mientras que los demás niños jugaban en el parque como era común. Ella conocía mejor los solitarios pasillos de aquella fría y triste edificación con olor a yodoformo que a su propia casa, era muy triste pero cierto, y Lourdes había comprendido desde muy pequeña que la vida a veces era muy injusta con algunas personas sin razón aparente.

Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora