"...Parece que me estoy enamorando de ti, pero no quiero verte feliz, quiero verte sufrir."
Miércoles 5:30 a.m.
Como Lourdes había predicho, el día amaneció con débiles lloviznas.
Era un día típico de Argentina, nuboso y que te invitaba a encerrarte, pero Lourdes debía ir a clases hoy.
Se miró al espejo observando su cara adormilada. Esa mañana su cabello lucía estupendo y sólo bastaron unas leves acomodadas con los dedos para que sus ondas quedaran perfectas. Tenía pinta de que hoy sería un gran día.
Bajó con tranquilidad la gran escalera de madera haciendo que rechinaran a cada paso. Estaba bien de tiempo, por lo que hoy desayunaría con tranquilidad.
Sirvió un poco de leche tibia y desayunó en silencio. Al rato, los pasos de Gabriela se oyeron bajar por las escaleras.
-Hey, que sorpresa tan temprano, ya veo la razón por la que el día está lluvioso- Comentó divertidamente Gabriela mientras tomaba asiento junto a Lourdes -Al parecer no le erré tanto acerca de tu posible enamoramiento, estás emocionada por ir a la escuela, eso ya es algo raro- Soltó Gabriela lanzándole una pícara mirada a Lourdes mientras servía un poco de leche tibia en su blanco tazón de porcelana.
-Mamá...- La castaña le arrojó una mirada de advertencia en señal de que se detuviera. No quería que la conversación tomara ese rumbo, no ahora que empezaba a sacar a Martina de su mente por un rato.
-Bien, bien. No hablaremos de eso ahora si no quieres. Termina tu leche rápido cariño-
Lourdes asintió ligeramente mientras tomaba el último trago. El líquido tibio se sentía bien correr por su garganta en aquella fresca mañana.
Cuando Gabriela y Lourdes acabaron con su desayuno, la mujer se levantó cogiendo las dos tazas y acto seguido las colocó en el fregadero. Tomó su llamativa cartera colgándosela en su hombro, junto a un abrigo de lana fina color verde claro.
-Cariño, ponte un abrigo hace algo de frío fuera, no querrás volver a enfermarte-
Lourdes asintió y subió escaleras arriba bajando con su abrigo azul en mano.
Ambas salieron afuera camino al auto y las frías gotas chocaron contra sus rostros. La leve llovizna de esa mañana se intensificaba a medida que amanecía, cambiando rotundamente la temperatura del ambiente.
Al entrar al auto, Gabriela encendió la calefacción. Aunque no hiciera tanto frío, la mujer debía tomar el doble de recaudos con Lourdes para que no enfermase, y eso significaba el doble de consumos y gastos. Razón por la cual tanto ella como el padre de la castaña trabajaban. Pero todo era por la salud de su hija menor.
El tráfico estaba lento debido al clima, el asfalto se volvía resbaloso ante el diluvio, por lo que los autos marchaban a paso lento.
Lourdes bufó. Al parecer no había servido de nada que madrugara, estaba segura de que llegaría tarde ese día.
Gabriela aparcó el auto frente a la institución y luego de un rápido salido Lourdes emprendió a paso presuroso su camino al aula. La escuela estaba en completo silencio, y eso hizo poner más nerviosa a la castaña. Eso sólo anunciaba que ya todos estaban en sus respectivas clases.
Por alguna razón el trayecto le pareció más largo de lo normal, y cuando finalmente llegó, tomó con nerviosismo la perilla del aula, entrando con nerviosismo y cierto temor. Al instante unas cuantas miradas se posaron sobre ella y entre ellas la de la rectora quién estaba parada al frente junto a una profesora.
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Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]
Fanfictie"6 billones de almas en la tierra, y coincidir..."