Capítulo 5: Del cielo caen estrellas sin oír deseos.

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"...y no lo sé y tengo miedo cariño, porque cada vez que me haces sufrir, cada vez que eres cruel conmigo, siento que caigo más en tus redes, y sé que esto no es sano, no. Pero ya no hay nada que pueda hacer..."

Por la mañana siguiente Lourdes amaneció con fiebre. Gabriela le llevó un paño frío junto a un té verde e insistió en que por hoy debería faltar a clases.

-Pero estoy bien, en serio. Ya me siento mejor- Protestó Lourdes dando leves pucheros mientras buscaba aprobación de su madre.

-Por ahora, pero no sabemos qué puede llegar a pasarte mientras estás en la escuela Lourdes, y no podré pasar por ti si empeoras, recuerda que tengo trabajo cariño- Espetó la pelinegra mientras acomodaba las frazadas de la castaña. Lourdes rodó los ojos mientras soltaba un pesado bufido.

-De acuerdo...- Murmuró débilmente en derrota mientras apoyaba la pequeña taza de porcelana en la mesita de luz y se recostaba nuevamente en la mullida cama.

-¿Por qué de repente tanto interés en ir a la escuela? Tan solo ayer casi lloras por no ir y hoy por poco y suplicas por no faltar- Preguntó Gabriela arqueando una ceja -¿Hay algún afortunado que tenga tu corazón?-

-Mamá-

-No hay nada de malo en estar enamorada hija-

Lourdes soltó otro bufido escabulléndose por debajo de las tibias mantas, cuando su madre se ponía a hablarle sobre esas cosas sentía ganas de ponerla en modo "mudo".

Gabriela sonrió maternalmente y acarició la cabeza de su pequeña hija por sobre las telas.

-Te traeré tus medicamentos cariño- Y con una última mirada a su muchachita abandonó la habitación.

Lourdes salió de su escondite de entre las sábanas y tomó su celular por debajo de las almohadas enviándole un texto a Ariana.

-"Hoy no podré ir a la escuela, una de las estúpidas enfermedades me atacó y debo quedarme en casa, no te preocupes por mí, cuídate morocha. L"

A los pocos minutos el tono "Perfect" de la fabulosa banda One Direction la hizo sobresaltar. Un mensaje de Ariana.

-"Empezaba a pensar que Benza te había ahogado en una de las cubetas de agua ayer, ¿No te hizo nada cierto?"- Una leve risa salió de los labios de Lourdes.

-"Nop. Pero me dejo haciendo todo el trabajo a mí, da igual"-

-"Deberías aprender karate o algunas de esas artes marciales de los asiáticos para defenderte Lourdes"-  Otra leve risa inundo la habitación. Ariana tenía un maravilloso sentido del humor y eso a la ojiverde le parecía genial.

Gabriela arribó nuevamente al cuarto con el bolso de medicamentos entre sus manos.

-Aquí tienes cariño, tómate unas dos, y luego trata de dormir ¿Sí?- Lourdes asintió levemente. -Si me necesitas estaré en abajo preparando el almuerzo- Otro leve asentimiento.

La mayor parte de  la semana sólo eran Lourdes y Gabriela en la casa. Su padre trabajaba hasta altas horas de la noche y casi nunca podía verlo. Usualmente la castaña estaba en su quinto sueño cuando su padre arribaba en la casa con su rostro cansado luego de una larga jornada, y nunca podía verlo o pasar algo de tiempo con él. Franco había empezado la universidad hace un año, y estaba hospedándose en un departamento con su amigo para estar más cerca del establecimiento. Lourdes suponía que el cambio abrupto en su madre por tratarla bien se debía a eso. No le quedaba otro remedio que hacer las paces con ella, quizás su madre se sentía muy sola allí en la vivienda por lo que optó por empezar a portarse bien con su muchachita enferma. Revolver los pensamientos la dejó amodorrada. Lanzó un somnoliento bostezo y sin darse cuenta cayó en un plácido sueño.

Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora