Capítulo 30: Las estrellas se están desvaneciendo.

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"Quiero que nunca se acabe este momento en dónde todo es nada sin ti. Esperaría aquí para siempre solo para ver tu sonrisa, porque es cierto, no soy nada sin ti... después de todo he cometido mis errores, he tropezado y caído, pero quiero decir estas palabras. Quiero que sepas junto a todo lo demás, que no dejaré que esto se vaya, estas palabras son mi alma y corazón, me guardaré este momento, y lo sabes mientras hago sangrar a mi corazón para demostrarlo, no quiero dejarlo ir... " - With yo / suma 41

A la mañana siguiente el estado de Lourdes empeoró. Martina se despertó ante los desgarradores gritos y lloriqueos de esta y aterrada como se aferraba el pecho con fuerza mientras lloraba de dolor. Quedó atónita sin saber qué hacer, cuando dos enfermeras ingresaron rápidamente al cuarto y la sacaron de la escena para poder ocuparse de la ojiverde. Martina estaba aterrada, quedó paralizada afuera de la habitación sólo a unos pasos de distancia de la puerta, mientras seguía oyendo como desde adentro Lourdes continuaba llorando y gritando, haciendo que cada parte de su ser sufriera.

Por primera vez la realidad le cayó con rudeza sobre los hombros, podía perder a la castaña en cualquier momento; a esa chica que se había amoldado a su vida con tanta perfección que era la envidia de cualquier juego de puzzles, estaba a punto de alejarse de ella para siempre, sin que Martina pudiese hacer nada, sin que pudiese detenerlo.

Echó a llorar desconsoladamente mientras se dejaba caer en las frías baldosas del hospital con pesadez.

-¡Lourdes!-

Soltó en un grito quebrado con todas sus fuerzas, mientras observaba aquella puerta blanca que conducía al cuarto de la castaña con sus ojos chorreando en lágrimas y con su corazón completamente destrozado.

Las personas que pasaban la observan con pena, dolor, y extrañeza. Pero a ella ya no le importaba nada de lo que ocurrió a su alrededor, porque la persona que era su mundo se estaba debatiendo entre la vida y la muerte dentro de una de esas habitaciones. Su mundo se estaba terminando.

-Lourdes no me dejes...- Murmuró en un sollozo débil. Las lágrimas saladas corrían una tras otra sobre sus mejillas, sin intención de detenerse. Si Lourdes moría, ella estaba segura que también moriría con ella. ¿De qué serviría un mundo si el amor de su vida ya no está junto a él? ¿De qué serviría seguir viviendo si la persona con la que imaginaba que pasaría el resto de vida se iba para siempre?

El llanto de Lourdes había cesado dentro de la habitación y había quedado en completo silencio. Martina comenzó a pensar lo peor.

Un médico pasó apresuradamente por su lado y la ojicafé lo siguió con la mirada viendo como éste se adentraba en la habitación de la castaña.

Martina también quería poder cuidar de Lourdes, ella también quería entrar para ver a su novia sentada allí, sonriente mientras abrazaba a Raviol, y luego ella se acercaba a acariciarle sus cabellos como siempre lo hacía.

Pero no podía hacer eso, debía esperar. Así que simplemente quedó arrodillada en el suelo con su mirada vidriosa pérdida en la nada, rogándole a dios que no alejase a la razón de su existir de su lado, rogándole porque Lourdes estaba bien. No que sus últimas palabras hacía la castaña era un simple "Cualquier cosa Lu" debido a una pregunta que ésta había formulado. Quería que el tiempo se detuviese en ese momento, o quería que alguien le dijera que todo había sido una absurda y cruel pesadilla, quería saber que las cosas estarían bien para ambas.

El doctor salió de la habitación y Martina se levantó con rapidez del suelo mientras limpiaba las lágrimas en sus ojos y se acercaba al hombre con premura.

-¿Tú eres pariente de Lourdes González?- Inquirió el médico muy seriamente logrando asustar a Martina. Comenzó a repetirse en su cabeza una y otra vez "Lourdes está bien, ella es fuerte, ella estaba bien". No iba a hacer caso a la expresión preocupante del médico. Lourdes estaba bien.

Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora