Capítulo 24: Tocarás el infierno y yo rozaré los cielos.

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"Hazme el amor, así de explícito, así de directo. En la cama, mientras nuestros cuerpos se rozan, se desean; y la lujuria nos invade, nos incitamos a amar. Juguemos entre las colchas, yo soy la espina y tú una bella rosa, envenenaré tus besos con mi cuerpo, nos encenderemos como fuego e incendiaremos nuestros más profundos y anhelados sueños. Sujetaré tu cintura y te pondré de cabeza, tocarás el infierno y yo rozaré los cielos."

Lourdes se había desmayado frente a Martina, quién rápidamente la tomó entre sus brazos. La joven castaña ardía en fiebre a pesar de tener sus prendas completamente empapadas con la fría lluvia, la rubia sabía que algo andaba muy mal. Cargó a Lourdes en brazos con la poca fuerza que quedaba en su débil cuerpo y tomó el primer taxi directo a su casa.

Al llegar al departamento tumbó a Lourdes en el sillón negro e intento hacer que reaccionara dándole leves palmaditas en el rostro frío; ni bien Lourdes abrió sus ojos con debilidad Martina la llevó hasta el cuarto de baño con rapidez en dónde la tina la esperaba repleta de agua tibia.

-Lu, dejé algo de ropa mía dentro, ponte eso cuando salgas- Espetó la ojicafé mientras cerraba con cuidado la puerta blanca de su cuarto de baño. Martina se dirigió a su habitación a cambiarse las ropas mojadas; no tenía ganas de estar en cama por un absurdo resfriado.

Luego de ponerse una blusa celeste y unos pantalones de algodón cómodos, se dirigió a la cocina para preparar algo de café caliente para Lourdes y ella. Cuando la bebida estuvo lista la llevó hacía el living dejándola con cuidado en la mesa a su lado, y se tumbó con pesadez en el gran sillón.

El rechinido de la puerta del baño abrirse tras ella la hizo girarse al instante.
Lourdes salió lentamente del baño con sus cabellos mojados cayéndole por el angelical rostro. Martina la observó extasiada, era la más tierna y excitante imagen que había presenciado; la castaña estaba con su sweater gris de lanilla, el cual le quedaba un poco gigante, casi luciéndose como un vestido, y por debajo sólo llevaba unos bóxers negros.

-Tu pantalón me queda muy grande...- Murmuró suavemente la ojiverde y se movió un poco incómoda ante la mirada fija de Martina puesta sobre ella.

-Te ves bien Lu- Comentó Martina mientras se levantaba de su sillón y se acercaba hacia Lourdes sonriéndole dulcemente.

-Gracias...- Respondió apenada la ojiverde.

Martina la tomó de ambas mejillas haciendo que sus miradas se enfrentaran y dejó un casto beso en la blanquecina frente de la castaña.

-No quiero que vuelvas a hacer una tontería como esa nunca más ¿Me oíste?- Martina plantó un pequeño beso en los rosados labios de Lourdes y ésta asintió sumisamente sin despegar su vista de los grandes y cafés orbes de Martina.

-Hice un poco de café para ambas ¿Quieres tomar?- Inquirió Martina con cariño y la ojiverde asintió nuevamente.

Afuera, el agua-nieve se iba acumulando y haciéndose cada vez más espesa a medida que iba anocheciendo. El invierno pegaba con fuerza en la bella y pequeña Ezeiza. La castaña tomó la taza entre sus manos, sintiendo como sus palmas frías se iban entibiando con la candente bebida.

-Ten cuidado, está muy caliente- Martina advirtió, soplando varias veces la bebida para luego sorber un poco. Lourdes asintió copiando la acción de la ojicafé.

-¿Tienes frío?- Inquirió Martina y Lourdes negó suavemente.

-Aquí está cálido- Sonrió levemente.

-Tuvimos suerte de que sólo haya sido una leve fiebre, podría haberte sucedido algo peor Lourdes, me asustaste mucho...- Habló Martina mientras dejaba la taza en la pequeña mesa. Lourdes hizo lo mismo.

Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora