"Sólo una gota en el océano y un cambio en el clima, estuve rogando para que tú y yo termináramos juntos, es como desear por la lluvia en el medio del desierto, pero me mantengo unida a ti más que nada, porque tú eres mi cielo..." A drop in the ocean - Ron pope
Un fuerte quejido hizo salir a Martina de su pesado sueño, se sobresaltó un poco al darse cuenta de que no estaba en su cama ni en su cuarto, pero se tranquilizó al instante de recordar que se encontraba en la casa de la castaña.
Otro quejido, ahora un poco más débil, llegó hasta sus oídos. Se incorporó sentándose en las abrigadoras frazadas y miró a Lourdes, quién yacía en la cama en una posición algo incómoda. Su rostro estaba muy sudado, su ceño fruncido y su boca apretada fuertemente formando una línea recta en sus labios secos. Se removía incómodamente bajo las suaves colchas, y Martina dedujo que quizás estaba teniendo un mal sueño.
-Lourdes- La movió lentamente con su mano desde la posición en la que se encontraba y la castaña soltó otro molesto quejido.
-Hey- Siguió intentando pero sus intentos por despertarla eran vanos.
Martina se puso de pie a un lado de la cama observando que no sólo su rostro estaba empapado en sudor, si no todo su cuerpo. Llevó su mano hasta la frente de la castaña tomando su temperatura y notablemente estaba volando en fiebre.
En ese momento Lourdes despertó bruscamente haciendo que la rubia se sobresaltara un poco. Su respiración era dificultosa y sus ojos estaban abiertos de par en par demostrando algo de miedo en ellos. Parecía una pequeña niña que se despierta luego de tener una horrible pesadilla, asustada y abrazando fuertemente a su viejo dinosaurio y Martina se sintió vulnerable ante ella.
-Iré a traerte un paño mojado, no te muevas- Murmuró y los ojos verdes de Lourdes se posaron sobre los cafés de Martina asintiendo débilmente. Martina se dirigió al pequeño baño que la castaña poseía en su cuarto y tomó una playera cualquiera de el cesto de ropa sucia, para mojarla con agua fría. Se dirigió nuevamente y Lourdes no quitaba sus ojos adormilados de encima de ella, observaba minuciosamente cada movimiento que hacía. Martina acercó su mano temblorosa hasta la frente de la ojiverde, haciendo a un lado algunos cabellos que caían sobre su rostro y Lourdes cerró suavemente sus ojos ante la acción. Llevó el húmedo trapo hasta la cabeza de Lourdes y lo acomodó bien para que no callera ante algún movimiento brusco que diera.
-¿Por qué haces esto?- Lourdes inquirió en un murmuro mirando a Martina con ojos extrañados. La rubia la observó por unos momentos sin saber que contestar. ¿Por qué estaba haciendo eso? Es decir, hace apenas unos días se encontraba riendo de el sufrimiento de la castaña y ahora estaba preocupada de que nada malo le sucediera, la estaba cuidando. Por alguna razón, ahora Martina no quería que nada malo le ocurriera.
-No lo sé- Respondió sinceramente sin apartar la vista de los perfectos jades que tenía enfrente -Realmente no lo sé...-
Ambas chicas se quedaron en silencio observándose durante unos segundos, cuando un fuerte trueno las hizo reaccionar. Tanto Lourdes como Martina giraron sus cabezas hacia el gran ventanal, afuera los grandes árboles eran sacudidos violentamente por el fuerte viento, y vagas gotas chocaban contra el cristal. Parecía que tendrían una gran tormenta.
Luego de eso ambas chicas se acostaron en silencio nuevamente. Eran alrededor de las tres de la mañana y aún faltaban algunas horas para la escuela.
La habitación se sumió en un gran silencio, solo el violento mover de los árboles se oía, y a través de la ventana sus terroríficas sombras se proyectaban en la pared.
-Martina- Lourdes habló muy suavemente. Parecía que ni tanto ella como Martina lograrían pegar un ojo esa noche.
-¿Qué sucede?- Martina se incorporó fatigosamente observando a la castaña quién estaba acurrucada en su cama junto a su dinosaurio. Una suave mano empezó a toquetear su rostro.
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Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]
Fanfiction"6 billones de almas en la tierra, y coincidir..."