Epílogo.

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Los débiles rayos del sol de primavera daban contra cada una de las lápidas, y hacían brillar el césped verde y fresco. Lourdes quitó las rosas secas del florero, y las reemplazo por jazmines. La pequeña niña de tres años se arrodilló frente a ellas y las olió ruidosamente mientras las apreciaba. Lourdes sonrió ante esto.

-¿Te gustan Laura?-

La niña asintió ligeramente mientras sonreía.

-Huelen a ti- Contestó en una sonrisa.

Lourdes soltó un suspiro y le sonrió dulcemente a la niña.

-¡Mami! ¡Mira hay un panal de abejas!-

Lourdes se levantó con premura buscando a su otra hija, pasó su mirada preocupada por todo el lugar hasta que finalmente la hayó un poco más allá oculta entre algunos arbustos. La pequeña niña siempre le traía dolores de cabeza.

-¡No toques eso Lara! ¡Te picarán y te comerán! ¿Me oyes? ¡Vuelve aquí pequeña!-

Lourdes notó cómo Lara bufaba desde lejos y luego regresaba corriendo por entre las lápidas con velocidad. Lourdes le dirigió otra mirada a la lápida de piedra que se erguía a su lado y no pudo evitar recordar otra vez todos los momentos que había pasado junto a Martina. El tiempo había pasado tan rápido...

-¿Mami... Estás bien?- Lara inquirió con inocencia.

-Sí- Sonrió la ojiverde - Vayamos a casa. Cocinaré pastas y de postre habrá helado, ¿Qué les parece?- Comentó animadamente, tratando de hacer pasar desapercibida su mirada cristalizada. Lara y Laura sonrieron emocionadas dando pequeños saltitos de emoción mientras tomaban la mano de su madre.

-¡Si! ¡Helado!- Exclamaron al unísono ambas niñas, sacándole una gratificante y amplia sonrisa a Lourdes.

La castaña tomó el autobús con las dos pequeñas y para su suerte, éste estaba casi vacío; por lo que podrían volver sentadas cómodamente. Tomaron los asientos de detrás de todo, Lourdes en el medio y a sus costados los dos retoños que ella tanto amaba.

-¡Quiero que el helado sea de chocolate!- Espetó Lara quién estaba sentada a la izquierda de Lourdes.

-y yo de frutilla- Añadió más calmadamente Laura, ubicada a la derecha de la ojiverde.

-Bien, habrá de los dos- Lourdes les sonrió con cariño a ambas niños y estas se miraron mutuamente con amplias sonrisas y ojos brillantes cuales pequeñas estrellitas.

"Querida Martina, han pasado seis años desde que ya no estás aquí con nosotros. Déjame contarte que las cosas marchan muy bien por aquí. Lara y Laura son unas niñas muy enérgicas y hermosas. Laura es una pequeña muy tranquila e inteligente, tiene grandes ojos que van de un café a un verde, y el cabello muy lacio y bonito el cual me gusta peinar por horas. Lara por su parte es un polo completamente opuesto a su hermana melliza, es una niña muy inquieta e hiperactiva. Tiene ojos muy grandes y cafes, casi como los tuyos, me recuerda mucho a ti. Su cabello es chocolate y rizado. Es una niña muy traviesa y aventurera. Ambas son adorables, sanas y muy bonitas. Creo que las estoy criando bastante bien, no te preocupes por eso. Aunque a veces mi madre me ayuda un poco, quiero que Laura crezca con un ejemplo femenino, ya sabes. Y yo... Supongo que estoy bien, no voy a ocultar que te extraño, y como no tienes una idea Mar. Te extraño en las frías noches de otoño, cuando tú me abrazabas y me atraías a tu cuerpo acariciando con suavidad mis cabellos. Te extraño en las primeras horas del alba cuando me despertabas entre cosquillas y luego preparabas café y leche para mí, te extraño cuando las flores comienzan a nacer en primavera, cuando íbamos al parque a tomar helados y nos echábamos en la hierba a observar las nubes, te extraño. Recuerdo ese día que dije que deseaba que el tiempo pasara más rápido, y tú me dijiste que no lo hiciera, porque luego me arrepentiría. No tienes idea de cuánto me arrepiento ahora Mar, desearía poder volver a aquellos días en los que tú venías a mi casa a pasar los fines de semana, desearía volver a los días en dónde pasábamos horas junto a Brisa, Angie y Ariana. Quisiera volver a esos días en los que tú me humillabas ¿recuerdas? Sería capaz de aguantar nuevamente todo ese dolor sólo por verte sonreír otra vez. Y desearía que estuvieras aquí conmigo, para poder ver juntos el día a día del crecimiento de Lara y Laura. Sabes, a veces cuando salgo al patio y ellas están jugando allí alegremente, te imagino a ti junto a ellas, comportándote como toda a cria, haciéndoles cosquillas o muecas raras sólo para hacerlas sonreír, sólo para verlas felices, porque recuerdo que tú eras así; no te importaba en nada pasar el ridículo sólo para ver sonreír a alguien. Era una de las tantas cualidades que adoraba de ti. Pero sé que eso nunca pasará, quizás en otra vida tal y cómo dijiste tú. Quizás... En otras circunstancias un poco mejores, tú vuelvas a encontrarme, esta vez no en un puente; quizás en una cafetería, o en un bello parque. Prometo volver a encontrarte Mar.

Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora