Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]

Capítulo 25: Mi amanecer empieza cuando tú abres los ojos.

"Acostado al lado tuyo sintiendo tu corazón latir, y me pregunto qué estarás soñando, me pregunto si soy yo a quién estás viendo. Luego beso tus ojos y le agradezco a dios que estemos juntos, y sólo quiero quedarme contigo en este momento, por y para siempre. No quiero cerrar mis ojos, no quiero quedarme dormido, porque me perdería de ti, y yo no quiero perderme de nada." I don't wanna miss a thing- Aerosmith

La tupida capa de pestañas de Lourdes caía bajo sus párpados, cada una de ellas eran sumamente largas y muy arqueadas. Su mano reposaba a un lado de su rostro mientras que la otra yacía debajo del gran almohadón. Sus labios boquiabiertos, de vez en cuando hacían un ligero movimiento mientras pequeños suspiros se escapaban de ellos al respirar pacíficamente. Martina se había despertado hace ya varias horas atrás, y no quería despertar a la joven castaña a su lado, estaba tan calmadamente dormida que pensó que sería un crimen despertarla. Por eso decidió observarla durante todo el rato hasta que decidiera despertar. Sonreía de vez en cuando ante las reacciones que tenía Lourdes en su sueño cada vez que ella acariciaba levemente su nariz provocándole leves cosquillas. Parecía una autentica querubina.

La mañana en la bella ciudad había amanecido con un sol radiante. El astro rey brillaba en todo su esplendor intentando vanamente calentar el ambiente invernal. Los vidrios de la ventana de la habitación de la rubia estaban completamente empañados, no dejando ver las demás construcciones de afuera, sólo una mancha de luz solar pegaba en ellos.

Lourdes se removió en la cama, girándose hacía el lado contrario de Martina y llevándose consigo gran parte de las frazadas que los cubrían. La ojicafé tiritó de frío, Lourdes la había dejado completamente destapada con su desnudez al descubierto. Tomó suavemente uno de los extremos de la frazada que se había llevado la ojiverde y jaló lentamente buscando quitarle un poco. Lourdes se quejó aún dormida y se giró nuevamente hacia la rubia estirando completamente sus brazos y haciendo que uno de estos chocara con brusquedad en el rostro de Martina. Martina reprimió el grito de dolor apretando fuertemente sus labios.

-Calma...está dormida, no tiene noción de haber hecho eso, mantén la calma Mar...- Martina se habló a sí misma por lo bajo mientras sobaba su nariz colorada por el frío y por el golpe que la castaña le había dado. Una leve risita salió de los labios de Lourdes, quién giró su cabeza observando a Martina quién estaba con una mueca de dolor. La castaña estalló en una gran carcajada que llenó por completo la fría habitación.

-Muy gracioso, así que estabas despierta-

-Acabo de hacerlo- Habló Lourdes entre leves risas.

-No le veo lo gracioso por ningún lado mocosita, pudiste haberme roto el tabique- Martina habló con obvia exageración sólo para hacer sonreír más a su aniñada novia.

-¿Tu nariz quedará cómo la que usan los payasos?- Lourdes rió y Martina se contagio de ella.

-Pues si pasa eso me haré muy famosa y podré trabajar cómo un fenómeno en el circo. Seré jodidamente rica- Martina sonrió socarronamente mientras se peinaba sus cabellos con exageración fingiendo tener una importante melena. Lourdes tomó la almohada y le pegó de lleno al rostro de su novia, quién quedó algo atónita mientras observaba a la castaña sonreír anchamente.

-¿Quieres guerra castañita? Ese golpe sí me dolió- Martina se abalanzó hacía la ojiverde poniéndose encima de ella y llenándola de cosquillas y besos por cada centímetro de piel. Lourdes reía cómo desquiciada debajo de ella mientras pronunciaba con dificultad su nombre implorando por que se detuviera.

Martina se detuvo y observó por unos instantes el rostro matutino de Lourdes. La castaña tenía lagañas en ambos ojos, su mirada era cansada y fatigosa y sus cabellos una enredadera de caballos enmarañados, aún así se veía tan hermosa cómo siempre ante la vista de Martina. Beso con ternura los gruesos labios de Lourdes y se levantó de la cama para vestirse.