"Yo seré tu sueño, tu deseo, tu fantasía, seré tu esperanza, tu amor, seré todo lo que necesites y te amaré más con cada respiro, sinceramente, loca y profundamente. Seré fuerte, seré fiel, porque estoy contando con un nuevo principio, una razón para vivir, un motivo más profundo.
Quiero estar contigo sobre una montaña, quiero bañarme contigo en el mar, quiero permanecer así para siempre, hasta que el cielo caiga sobre mí. Y cuando las estrellas brillen con más fuerza en el cielo aterciopelado, pediré un deseo para enviarlo al cielo; y entonces hacer que quieras llorar de alegría por todo el placer." Truly, madly, deeply-Savage Garden.
-Jovencita, jovencita-
Martina abrió lenta y desganadamente sus ojos al sentir que una persona le movía el hombro delicadamente.
-¿Mñmm?- Abrió con dificultad sus párpados, tratando de acostumbrarlos a la luz sola que envolvía el cuarto.
-Usted no puede estar aquí, la paciente debe descansar- La voz femenina y dulce habló y los restos de sueño de Martina se esfumaron rápidamente. De pronto recordó, aún estaba en el hospital, aún estaba en el cuarto de Lourdes. Sin querer se había quedado dormida allí durante toda la noche.
-¿¡Qué hora es?!- Preguntó alarmada mientras se levantaba tambaleante del frío piso.
-¿La hora?- La mujer la observó algo extrañada y luego llevó su vista hasta el bonito reloj pulsera que llevaba -Las 6 y 45- Espetó y Martina soltó un suspiro aliviado, hoy no perdería un día de clases. Salió con velocidad del cuarto, agradeciéndole a la mujer y echó a correr por los fríos y lustrados pasillos del hospital hasta su casa.
Al llegar su papá la recibió con el ceño fruncido y su cara de recién levantada. Martina sabía que era lo que venía.
-¿Dónde diablos pasaste la noche Martina? ¡Espero que ningún/a muchachito/a venga aquí a decirnos que nuestra hija lo/a dejó embarazado/a!- Y ahí estaba, los mismos discursos de siempre, su padre la recibió con gritos y regaños, pero Martina hizo caso omiso a los alaridos de su padre y subió rápidamente hasta su cuarto.
-¡Martina Benza! ¡Soy tu padre, te ordeno que vengas aquí y me expliques qué diablos hiciste en toda la noche que no viniste a dormir a tu casa!- La rubia oía a su padre seguir vociferando desde la planta baja mientras ella se cambiaba sus ropas y se arreglaba el cabello para asistir al colegio. Tomó su mochila y bajó apresuradamente las escaleras, si no se daba prisa perdería un día de clases, y ella no quería eso; ya no tenía permitido más faltas.
-Escúchame una cosa mocosa, ¿Quién te crees que eres? Me está cansando tu actitud de chica rebelde, no te sorprendas si un día de estos tus pertenencias amanecen en la vereda, te estoy avisando Martina- Habló con firmeza el hombre pero Martina no escuchó, decidió ignorar a su padre y salir velozmente por la puerta rumbo a la escuela. Hoy no estaba de humor para aguantar los alaridos de su insoportable padre.
La mañana estaba tibia, los rayos solares alumbraban con potencia toda la población, haciendo que el frío aire otoñal se entibiara levemente. Ya faltaban sólo unos días para que el invierno arribara a la ciudad, Martina sonrió levemente, también faltaba poco para su cumpleaños número diecinueve.
El día en la escuela pasó bastante rápido para su suerte. Estuvo platicando más junto a Ariana, Brisa y obviamente Angie. Podría decirse que su relación con Ariana había mejorado notablemente, la muchacha ojinegra era bastante simpática, aunque un poco rencorosa, aún la tenía marcada como "la chica que había herido a su amiga", pero Martina no la culpaba.
Al salir de clases se dirigió junto a Angie, a la casa de ésta. Debía retirar las pertenencias de la castaña y las suyas que habían quedado en el baúl del auto de la peliazul desde el día de la excursión.
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Our star | martuli G¡P (adaptación) | [Terminada]
Fanfiction"6 billones de almas en la tierra, y coincidir..."