Bakugō jadeaba tan fuerte y de forma tan sexy, que su esposa no podía detenerse. Le excitaba demasiado estar generando ese estado en él, en donde dejaba de contenerse y le regalaba todos esos gemidos graves que a ella tanto le encantaban, temblando preso de una lujuria desatada.
—M-mierda, Asuka... vas a... matarme... —Resopló el platino echando su cabeza atrás, sosteniéndose el rostro para evitar que ella notara su expresión torturada.
Ella no respondió y chupó su miembro con más énfasis, orgullosa de haber conseguido que se corriera dos veces seguidas. Ahora iba a por la tercera.
Normalmente no lo sobrestimulaba de aquella manera, pero al ver que él volvía a ponerse duro entre su boca sólo porque ella continuaba con sus caricias, la tenía en un estado lujurioso en donde quería saber hasta dónde podían llegar. Incluso, ahora estaba tocándose también, deseosa de llegar con él a ese éxtasis que los estaba consumiendo.
—J-jod-er... ¡m-me v-vengo otra vez...! —Gimió Bakugō agarrándose con fuerza de las sábanas temblando como un poseso, por lo que introduciendo por completo su miembro dentro de su garganta y estimulando su clítoris con más ahínco, Asuka recibió la leche de su amado en medio un potente orgasmo propio, que por breves momentos ahogó sus quejidos dejando sólo el depravado sonido del chapoteo de su boca y los lamentos guturales del rubio.
Alejándose con rapidez para poder tragar y volver a respirar, la mujer águila observó maravillada el cuerpo lánguido y extasiado de su esposo, sintiendo dentro de su pecho un orgullo y satisfacción que sabía la tendrían sonriendo durante toda la semana.
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Ufff, que me dio algo escribiendo y dibujando esto 777w777
Nos leemos mañana!!!