Cap. 2 "Momento incomodo"

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Me adentré a la cocina y comencé a buscar en el refrigerador.

--Que me vas a hacer de cenar--

--Quién te dijo que se cocinar-- tome un yogur y me senté sobre la barra

--Aún no entiendo por qué te dejan a cargo-- tomo una manzana y se colocó frente a mí

--Hablemos de madurez... ¿Sabes lo que es eso?--

Pues ni que fuera fruta

-- Creo que una persona madura no se moriría de hambre--

--Creo que a esta persona madura sus padres y los tuyos les dejaron dinero para pizza-- me baje de un brinco de la barra de forma muy torpe aparentemente y de forma automática me recargo de sus hombros para sostenerme y no caer.

Nos hubiéramos dejado caer mejor

Por un segundo sus ojos se encuentran con los míos aprecio ese ligero tono verdoso en sus ojos miel.

--Siempre tan torpe-- dijo haciendo que volviera a mí, me coloque de pie nuevamente y continúe mi camino.

--Entonces pido pizza o tienes otra idea-- volví a la cocina con mi teléfono en mano

--Si pizza-- esta vez él se sentó en la barra y me observaba caminar de un lado a otro hablando por teléfono, cada vez que mis ojos se encontraban con su mirada él hacía una cara graciosa.

Eso es raro

--Bien, llega en 30 minutos y tú la vas a recibir mientras yo me pongo la pijama-- dije dándole el dinero

--¿Tardarás 30 min en cambiarte?-- me miro confundido

--No, solo no quiero ver tu fea cara-- golpeé suavemente su mejilla dos veces y continué mi camino al cuarto extra. En cuestión de 5 min estaba nuevamente en la sala con un gran pantalón morado y una blusa decentemente grande, estaba a una mancha de suciedad de parecer vagabundo la verdad.

--Así que has vuelto-- dijo con pose graciosa y acariciando un gato imaginario

--No recordaba que fueras tan raro--

O que hablaras tanto

--No recordaba que tuvieras tan poco estilo--dijo a la vez que tomaba el control y ponía lo que parecía ser algo aburridamente raro

--No, no, no-- corrí en dirección al sofá donde él se encontraba y tome el control abruptamente y cambiando a algo más decente, una película juvenil claro que si

--Oye quien te da el derecho de poner lo que tú quieres--

--Mi mami y tus padres-- me acomode en el asiento y preste atención a la pobre película vista más de un millón de veces por mí, pasando gratamente unos 2 minutos antes de que el feo moco se abalanzara sobre mí intentando quitar el control de mis manos.

--Oye eso me pertenece-- dije saliendo de su agarre

--Es mi tele--volvió a intentar quitarme el control, pero esta ocasión logro su objetivo. Regreso a su programa, me senté junto a él y cruce los brazos.--¿Te enojaste?--pregunto al verme.
--Eres una nenita--

Desde ahora les comento que las decisiones correctas o pensar antes de actuar no son lo mío.

Se iban a dar cuenta igual

--No soy una nenita-- susurré entre dientes

--Perdón, ¿qué dijo la nenita?-- acerco su oído a mi rostro, tenía mucho que no me hacía enojar tanto, siempre se sintió mejor que yo y eso realmente me daba coraje. Entonces salte sobre él, colocando cada una de mis piernas al lado de las suyas y sosteniendo sus manos sobre su cabeza.

Por que no le dimos una cachetada?

--No soy una nenita--dije tan cerca de su rostro que podía sentir su respiración en mi nariz y observar claramente cada detalle en su cara, sus ojos ligeramente rasgados, sus labios ni muy finos ni muy carnosos, los pequeños bellos en su rostro apenas saliendo como si se hubiese rasurado hace poco...

Esta un poco guapo

--De acuerdo ya no eres una nenita-- lamió sus labios examinando cada parte de la posición en la que nos encontramos --Podriasss-- trago saliva --podrías quitarte d- de mí--

--C-claro-- volví en mí misma y me acomodé en mi lugar nuevamente. Justo ahí comenzó el silencio más eterno de toda la noche, literalmente cada movimiento del exterior, es más, las pequeñas polillas adictas a la luz de afuera se oían. Ese silencio solo desapareció cuando el timbre sonó.

--yo iré por la pizza-- se levantó y camino a la puerta.

--Si yo, iré por platos-- comente para mí misma, me puse de pie y pase detrás de la rara conversación que había surgido entre el repartidor y Carlos, pase a la cocina y regrese a la sala.

--Y listo pizza-- dijo con una rebanada en mano

--¿Conoces los platos, señor?--coloque un plato frente a él en la mesa de centro y me pare por una bebida

--¿A dónde vas?-- pregunto con la boca llena

--Por algo de tomar y cierra la boca mientras comes por favor--

--Perdón mamá-- cenamos normalmente viendo lo primero que nos agradó a los dos en la tele y después de recoger las cosas procedimos a subir a nuestros cuartos. Desde los 8 años no me quedaba en esta casa...

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Unas horas habían transcurrido y al parecer dormir para mi cerebro no era una opción, realmente no estaba pensando en nada, pero Morfeo no me quería en sus brazos esta noche.

Dormir esta sobre valorado

Salí de la recámara y camine al baño, moje mi cara; si no iba a dormir no lo haría de manera definitiva, así que tenía que despertar completamente; al salir del baño camine por el pasillo que llevaba a la recámara del pequeño Rafa, sigo sin entender que un niño pequeño duerma toda la noche y solo, asome mi cabeza y como mis sospechas me lo decían ni un movimiento por parte del pequeño bulto ubicado al centro de la cama.

Quizá era una cobarde de niña

Regrese al pasillo y me asome a la recámara de Carlos, parte de mí se sentía responsable de ambos y tal vez por ello no podía dormir. Al adentrar mi cabeza en el cuarto mis ojos captaron una sombra ubicada en una silla frente a la cama, en la misma un muy borroso Carlos tocando lentamente algunas cuerdas de la guitarra que tiene desde los 9.

--¿Tampoco puedes dormir?--cuestiono levantando la mirada. Como si hubiese sido descubierta, mi cuerpo dio un pequeño brinco.

--¿Q-qué?, amm no, no puedo dormir--

--Pasa-- bajo su guitarra y se puso de pie para abrir la puerta completamente --si quieres claro-- y se quedó parado esperando mi respuesta.

No lo hagas

A. M. I. G. O. S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora