—La famosísima venta de pasteles de corazones —lee Lisa con el folleto en la mano mientras caminamos a mi auto—, feria de atracciones y diversión para festejar el desfile de corazones que se experimenta en el mejor mes como febrero, catorce.
Abby habla con la garganta llena de rosquillas —Hay que ir.
Me engancho del brazo de Valen, escuchando atentamente la conversación. Hoy era catorce de febrero, el famoso día de los enamorados. Las chicas y yo habíamos escuchado de la famosa venta de pasteles de corazones, que se trataba básicamente de una venta de pasteles completamente gratis, sumando a distintos juegos y el parque de atracciones a la cual se conoce que irá la mayoría de los habitantes de Oxford. No se suelen realizar muchas cosas a lo grande en un pueblo tan pequeño, pero de todas formas nos gustaba la idea de celebrar algo sin la compañía de los chicos (los cuales no se hartaron de rechistar, por supuesto), así que hoy iríamos a casa de Lisa para prepararnos cada una. Me agradaba la idea de pasar un día de chicas, nada mejor que San Valentín para pasárselo bien.
Al llegar a la casa familiar de mi amiga, dejé mi bolso en la silla de su escritorio, rozando mi hombro por el cansancio. Abby se echa en la cama con las piernas y brazos estirados demostrando lo cansada que estaba.
Lilith se presenta en el marco de la puerta. —Chicas, van a cenar antes de ir a la feria, ¿cierto?
—Es algo bastante tarde como para quedarnos más tiempo; hay que prepararnos —platica Lis—, nos comeremos algo en el camino. La feria está llena de puestos de comida.
—¿Necesitan dinero?
—N...
—¡Sí! —salta extasiada la rubia como si le hubiese tocado la lotería—. Quiero decir... Si no te molesta.
La pelirroja mayor se cruza de brazos con la ceja elevada, oculto mis labios ahogando una risa cuando mi mejor amiga le sonríe inocente. Lilith bufa poniendo los ojos en blanco.
—Solo porque me regalaste los libros de Crepúsculo en mi cumpleaños —Abigail aplaude con emoción y se va detrás de ella dando brinquitos al conseguir lo que quería.
—Abby parece más hermana de Lilith que tú —bromeé a mi amiga. A Lisa no parece importarle mucho la situación y se gira a su armario para empezar a arreglarse.
—Siempre fueron algo unidas ellas dos, lo cual es raro; pero quién soy yo para juzgar.
—Su hermana, ¿tal vez?
Vuelve a elevar los hombros y a bajarlos justo antes de llevar su atención a un vestido rojo de su armario. Nos ponemos manos a la obra o se nos haría más tarde de lo que queremos. Cambio mi ropa de todo el día por una minifalda de cuero, un corset de encaje negro y una cazadora afgano. Decoro mi cuello con la cadena que Archie me regaló y devolvió no hace mucho, junto a un collar de corazón rojo y pocos anillos. Abby se encarga del maquillaje de cada una; pareciera que todas iban de un color particular que nos definía a cada una. Lis de rojo, Abby de azul, Valen de rosa y yo de negro. Calzo los botines altos y arreglo mi pelo con ligeras ondas antes de salir de la casa de Lis. Subimos a mi auto con la emoción por mil, encendimos el estereo comenzando a reproducir las canciones de Lady Gaga, Madonna entre otros artistas mientras llegábamos a la feria.
Frente a nosotras se cierne un hermoso arco de corazones como bienvenida. El lugar estaba repleto de coches, niños, jóvenes y familias, tantos así que se me dificulta encontrar un aparcamiento, pero después de varias vueltas la rebelde de Abby optó por el sitio de discapacitados.
—¿Seguro que no nos ponen una multa? —Metí mis manos en los bolsillos contemplando mi vehículo algo ladeado de las líneas.
Las chicas lo observaban al igual que yo.
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Mucho más de él ©
Teen FictionDeva tiene un peligroso talento llamado curiosidad. Sin importarle los avisos, siempre logra cruzar la valla de lo prohibido. Se enfrentó a vivir en Oxford, arriesgando su perfecta educación para independizarse y vivir a lo extremo junto a las perso...