Mucho más de él ©

35 | Martes de silencio

Trueno los zapatos contra el pavimento antes de saltar y chocar contra su torso para luego atraparlo a un beso apasionante, él me sostiene con las manos en el culo en el aire mientras azota la lengua contra la mía y ladea la cabeza para mejor profundidad. No me importa si estamos en pleno estacionamiento ni que Larry nos esté viendo, desde ayer lo estoy extrañando y no veo la hora de que podamos estar a solas por un rato.

—¿Cómo estás, preciosa? —Me baja guiándome a la camioneta.

—Muy bien ahora que te veo.

Adentro vuelvo a atraerlo a mí sin dejar que hable, haciendo puños en su sudadera y mordiéndole los labios en lo que arrancan el auto para llevarnos a la cafetería donde nos pondremos al día antes de irnos a la universidad. Los demás hallarían su propio método para sobrellevar la mañana, incluso nos quisieron hacer partícipes, pero ya estuvo bueno lo de compartir a mi chico. La camioneta se aparca frente el edificio y bajo con la ayuda del buen caballero que no para de buscar mis labios a cada nada, sacándome las risas mientras sus dedos se enredan a los míos y me atrae a él cuando caminamos entre la cafetería en busca de la mesa más aislada. Pasa la camarera a tomar la orden y cuando quedamos a solas frente a frente, empieza con su burladera.

—¿Algún cadáver del que deba transportar desde Holly Springs?

Le propino una patada por debajo de la mesa. —No seas sucio. —Alza una ceja delatando el doble sentido con el que interpretó la frase—. Mejor cuéntame tú de tu día.

—Bueno, —suspira—, mis padres oficialmente no estarán en casa durante esta semana por un importante trato que elaboran en Boston, así que...

Entorno los ojos, comprendiendo demasiado rápido lo que quiere dar a entender.

—Eso es increíble, podrás andar sin pantalones y con una camiseta cantando las canciones de los Jonas Brothers. —Me burlo—. Yo siempre quise hacerlo.

—No seas aguafiestas.

—Aunque lo fuera, de todos modos tengo otras prioridades para esta noche.

—¿Qué otra prioridad tendrías como para no sentarte en mi polla toda la noche?

Ruedo los ojos. Jesús, dame paciencia.

—Tengo exámenes, el fin del trimestre se acerca al igual que los exámenes nacionales. —Recalco lo obvio—. Es algo que los que no pagamos debemos hacer para ser quienes queremos en la vida.

—No me tildes de payaso.

—Un poco de maquillaje no te vendría mal.

Rio por su cara.

—Ok, pero espero que haya una serie de besos como recompensa. —Reclama. Asiento atendiendo a su capricho. —¿Qué tal México?

Aún sabiendo que Larry le contó cada minucioso detalle, es divertido que quiera ver mi punto de vista después del día alocado de ayer en Holly Springs. El cual terminamos regresando a casa a las once de la noche, un par de tragos de tequila encima y muertas de risa mientras buscábamos una película en Netflix. El spoiler de todo es que ni siquiera supimos si escogimos algo porque terminamos tiradas en el suelo de la sala. Una sonrisa se me atasca motivando a su imaginación cuando amarga la cara.

—La familia de Valentina es muy llamativa. Comimos hasta más no poder, presenciamos la inauguración más rosa que he visto jamás y al final de la tarde un tío de Valen nos ofreció tequila mientras ponían buena música de fondo. —Llega el té que pedí y doy un sorbo antes de terminar la historia—. Lo demás ya lo sabrá Larry.

—Mmh...

Ni mira el café que le traen y reparo en la camarera que lo sepulta con los ojos antes de marcharse.