33 | Carmen, las galletas

117 8 31
                                    

El viaje de regreso a Oxford el domingo por la mañana fue bastante tedioso debido a un repentino diluvio, aún así, Archie no se preocupó gracias a los cuarenta y cinco años de experiencia de su piloto. Efectivamente todo salió bien y ahora estábamos saliendo del auto manejado por Larry frente a mi residencia universitaria. Mi novio me devuelve las llaves de mi Audi y le sonrío plasmando un beso sobre su boca. Agarró el asa de la maleta y me acerco a la entrada del edificio junto a él.

—¡Dev! —Lisa agita las puertas justo antes de salir corriendo hacia mí—. ¡Creímos que no vendrían hasta la noche!

Se aleja para saludar a Archie en otro abrazo y deslizo la mirada en las cuatro personas que también se nos acercan.

—¿Iban saliendo? —Inquiero a la rubia.

—El restaurante tailandés que tanto me gusta hizo una promoción en un buffet de ocho personas. —Explica con emoción.

Benedict le cuelga el brazo en los hombros, —Entonces aprovecharemos que el apetito de Abigail cuenta cómo dos boxeadores de lucha libre, para así ahorrarnos un cuarenta y cinco por ciento de descuento.

—Luego Benny invita una película al cine, y después visitar a la abuela Carmen en la mansión Meyer. —culmina Valentina.

—Tengo tiempo sin visitar a la abuela. —Agrega mi novio.

—¿Por qué no vienen? Seguro que pasaron un gran fin de semana pero llevamos mucho que no salimos en grupo.

Ante el comentario de Lisa no pude evitar volver a analizar a mis cuatro amigos y el chico extra que hace mucho que no veía como alguien de mi círculo social. Por desgracia, ese dato tan solo era un conocimiento para Archie y para mí, hasta que se aclaren las cosas con la investigación que tenía organizado Arthur y que hasta ahora seguirá siendo una incógnita. Dándole más razones para no compartir muy a menudo junto al moreno que atrapa a su novia de la cintura.

—No lo sé, venimos cansados del viaje.

Le doy la razón a Archie y Abby bufa atrayendo la atención.

—Un viaje de una hora en el que seguramente estuvieron durmiendo. —Se acerca a mí y junto a la pelirroja, me hacen ojitos de cachorro—. Por favor, Dev..., quiero compartir con todos.

Alineé mis labios en la sonrisa cómplice de sus verdaderas intenciones.

—Lo que quieres es el buffet.

—También.

Me volteé a ver a Archie y lo noté tranquilo atento a lo que yo decida. Mis mejores amigas saltan en cuanto doy el suspiro que le da paso a la rendición a continuación:

—De todos modos me debes un día en el cine, —crucé mis brazos, sondeo los ojos en mi novio, quien se acerca coqueto—, tú pagas las palomitas.

—Ajá —me busca la boca con su mano en mi cuello.

Dejo todo en el apartamento para luego dirigirnos en grupo hasta el restaurante tailandés al que Abby tiene tanto afán. Larry ya se fue y aproximadamente pasamos dos horas sentados con un alboroto sorprendente mientras un partido de fútbol tiene concentrado a todo el establecimiento, girándose a mirarnos mal cuando la loca de Abby estalla en risas a cada nada. Minutos después tenemos la taquilla del cine frente a nosotros y los chicos se encargan de pagar las entradas mientras Abby, Lisa, Valentina y yo compramos las botanas que merendaremos durante la película.

—Oye, Dev —llama Valen—, mañana iremos las chicas a Holly Spring para la inauguración de la peluquería de mi tía, Constanza. ¿Puedes unirte?

—Ya hace falta un día de solo chicas. —Lisa se apresura a insistir. —Los burros de nuestros novios están todo el rato pegados a nosotras.

Mucho más de él ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora