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Ya había anochecido, la luna iluminaba el cielo obscuro y las estrellas parpadeaban como linternas, había pocas nubes está noche y yo estaba contemplando cada una de ellas

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Ya había anochecido, la luna iluminaba el cielo obscuro y las estrellas parpadeaban como linternas, había pocas nubes está noche y yo estaba contemplando cada una de ellas.

Le había enviado un mensaje a Zach, justo antes de marcharme de la azotea, él no respondió, pero vi su reacción cuando lo leyó y estaba segura de que una medio sonrisa se había formado en sus labios.

Había conseguido su número en la agenda de la secretaria Florencia. Ella estaba platicando con una de las maestras en la cafetería, la agenda se encontraba dentro de su bolso ubicado en una de las sillas de madera, no dude en tomarla y busqué el número de Zach en la misma, lo cual no fue difícil, pero sí bastante arriesgado.

No podía dormir, no lograba conciliar el sueño y presentía que Zach tampoco. Era una locura. Me sentí muy unida a él desde el momento que lo vi tan vulnerable, sentía que él pensaba en lo mismo que yo, que me hablaba telepáticamente.

Estaba entusiasmada porque pronto sería la fiesta de disfraces de Halloween, la cual siempre se celebraba a la mitad de curso.

Ya tenía planeadas algunas ideas que utilizaría para acercarme más a Zach, y visto que estábamos atrapados en un internado, él no tendría muchos lugares donde esconderse de mí y yo le encontraría a donde sea que fuese.

Mi interés por él había aumentado el día anterior, ahora no solo se trataba de simple curiosidad, había algo más, quería saber más de su vida, descubrir qué mantenía oculto bajo la oscuridad de sus ojos, bajo la tenue luz de su mirada perdida, quería saber absolutamente todo de él.

Él dijo que éramos incompatibles, dos imanes opuestos que se sentían terriblemente atraídos por una fuerza aún más poderosa que las leyes de la física, y no se equivocó, él era un imán muy atrayente y yo tan solo era un metal positivo que buscaba atraer lo negativo, y quizá, posiblemente... ya lo había encontrado.

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Al siguiente día me levanté a primera hora de la mañana, elegí ropa casual para esta ocasión, un conjunto de falda negra con un suéter rosa, también cepille mi cabello en una coleta, pinte mis labios con un brillo casi transparente y maquille mis mejillas ligeramente, y una vez que estuve lista me miré en el espejo, encantada por mi propio reflejo.

Sonreí y di media vuelta, tomé la mochila del suelo y la coloqué sobre mi brazo. Di un último vistazo a la habitación como si estuviera olvidando algo, pero no olvidaba nada, solamente me sentía diferente, fortalecida y alegre.

Salí de la habitación y cerré la puerta con la llave plateada que traía en mi bolsillo, seguí caminando a través del dormitorio de chicas, el cual estaba repleto de otras jóvenes que se miraban en sus espejos y conversaban del mismo tema que la noche anterior, la fiesta de Halloween.

Abrí la puerta y salí del dormitorio dejando todo atrás, incluido el miedo a lo que pudiera pasar. Quería confiar en mí misma, estaba segura de que hoy sería un estupendo día, nada lo arruinaría, porque este era mi día, lo sentía así.

PerdiéndonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora